(Minghui.org) En sus esfuerzos para "transformar" a los practicantes de Falun Dafa (también conocido como Falun Gong), las oficiales de la prisión para mujeres de Chongqing instigan a las presas criminales para que torturen a las practicantes encarceladas ilegalmente por su fe. La guardia Tang Anzhi es el peor ejemplo. Ella incluso les dijo a las reclusas criminales que simplemente "envolvieran el cuerpo" si una practicante moría como resultado de las torturas.
Varias practicantes de edad avanzada han documentado las torturas que sufrieron en esta prisión, que exponen en los siguientes relatos.
Sra. Tan Changrong
Tengo 69 años. Fui encarcelada en la prisión para mujeres de Chongqing en septiembre de 2015. La guardia Tang Anzhi planeó "transformarme" en un mes. Me maldijo, me golpeó y me abofeteó, y también ordenó a cuatro presas criminales que me torturaran.
Traté de razonar con ella, mencionándole que ya que era alguien que había recibido una educación elevada, ¿por qué desearía abusar verbalmente de mí y golpearme?
Ella dijo: “Esto es una prisión. Es mi territorio. No tienes libertad ni derechos aquí. Te golpearé hasta que te transformes”.
Y agregó: "Así que te golpearé y maldeciré. ¿Qué puedes hacer? ¿Demandarme? No tengo miedo. Nadie me ha hablado como tú lo hiciste". Luego siguió golpeándome.
Además me amenazó con llevar a mis dos hijos a un apartamento cerca de la prisión para obligarlos a regañarme todos los días hasta que me "transformaran".
En la prisión me golpearon con descargas eléctricas porque me negué a copiar las "tres declaraciones" para renunciar a mi fe. Sin embargo, bajo una presión insoportable, finalmente cedí, en contra de mi voluntad.
Escenificación de la tortura: oficiales golpean con picanas eléctricas a un practicante de Falun Dafa.
Una tarde, Tang Anzhi me llevó a un salón de clases y me obligó a ponerme en cuclillas hasta pasada la medianoche. Ahí me abofeteó y no me dejó comer a la hora de la comida. Me dijo que no saldría de la habitación hasta que escribiera un "informe de pensamiento" que le pareciera suficiente. Después de más de ocho horas, estaba agotada y hambrienta. No pude soportar el calor del verano y me desmayé.
En otra ocasión, entre varias presas criminales y guardias me abrieron la boca para suministrarme por la fuerza una medicina desconocida. Durante esta tortura desprendieron varios de mis dientes.
Sra. Cao Xuejun
Tengo 64 años. Fui sentenciada ilegalmente a pasar un año y medio en prisión el 19 de agosto de 2015.
Me trasladaron a la prisión para mujeres de Chongqing el 6 de marzo de 2016, y ese día varias reclusas me desvistieron, me golpearon y me patearon en el baño; luego me encerraron en el sótano.
Trataron de transformarme a través de torturas, pero como me opuse a ser “transformada”, Tang Anzhi y varias presas criminales me maltrataban a diario.
Las reclusas me obligaban a permanecer inmóvil durante muchas horas cada día, y me golpeaban sin piedad. No me permitían hablar ni dormir. Me arrojaban agua helada y me amordazaban con una toalla sucia con la que habían limpiado el piso del baño.
Un día le patearon la espalda tan fuertemente que me caí. Luego me tomaron fotos acusándome de no querer “cooperar”. Entonces la guardia Tang Anzhi ordenó a las reclusas que me arrastraran y me dieran “una lección” en el patio de ejercicios.
En otra ocasión me llevaron a un almacén donde me golpearon severamente y me desmayé.
Lamentablemente, y en contra de mi voluntad, cedí para ser “transformada” como resultado de las insoportables torturas que sufrí. Pero en el fondo de mi corazón jamás abandoné mi creencia en Dafa ni los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Sra. Li Zhengying
Tengo 69 años. Fui brutalmente torturada en el segundo piso de un edificio en el pabellón uno y me desmayé varias veces. En una ocasión cuando estaba desmayada, dos reclusas criminales me bajaron al primer piso diciendo que estaba fingiendo; ahí me patearon y golpearon hasta que recobré el sentido.
Cuando recobré el sentido, una de las reclusas me amenazó diciendo: “Si vuelves a engañarnos, Tang Anzhi nos ha ordenado sacarte al sol en el patio de ejercicios para que mueras, y entonces te envolveremos en una jerga”.
Tang Anzhi y otras guardias se turnaban cada día para interrogarme. Las presas criminales me ordenaron escribir un informe que difamara al Maestro Li Hongzhi (fundador de Falun Dafa) y a Dafa. Pero en cambio escribí: "Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Entonces me obligaron a estar de pie y a escribir informes durante toda la noche.
Para tratar de “transformarme”,las reclusas me obligaban a mirar videos que difaman a Dafa, así como a maldecir a Shifu y a Dafa. Querían que copiara las “tres declaraciones” y cuando me negué, no me dejaron dormir ni usar el baño, cepillarme los dientes ni usar cuchara para comer, y metieron una toalla sucia en mi boca.
También me golpearon y abofetearon todos los días. Me obligaron a estar agachada y a sentarme en un pequeño taburete durante muchas horas. Después de un tiempo perdí la audición del oído izquierdo y tampoco podía ver claramente, y comencé a tener problemas para sentarme y para caminar.
Sra. Ding Hongmei
Tengo 64 años. Ilegalmente fui sentenciada a prisión en dos ocasiones por un total de 10 años. Fui sentenciada a 3 años de prisión el 15 de julio de 2015 después de mi segundo arresto, y me trasladaron a la prisión para mujeres de Chongqin el 21 de enero de 2016.
Ahí una presa criminal me amenazó diciendo que era implacable con las practicantes de Falun Dafa y que me torturaría de muchas formas. Otra reclusa dijo que conocía una nueva técnica de tortura.
Me obligaron a cargar un balde de lleno de agua sin que tocara mi cuerpo y, cuando tiraba el agua, tenía que limpiar el piso con mi ropa.
Con frecuencia me daban dos baldes de agua medio llenos para que los cargara desde las 7 de la mañana de un día y hasta las 5 y media de la mañana del día siguiente. Si se me caían los baldes con agua, los llenaban hasta el borde. Solo dejaban que durmiera 20 minutos antes de regresarme a esa tortura.
Se me dormían los pies y mis piernas se hincharon tanto que parecían las de un elefante.
Las presas criminales me obligaban a levantarme y a sentarme en un pequeño taburete contando hasta 1.600 veces sin parar. Si me detenía, me obligaban a comenzar la tortura desde el principio. Luego tenía que ponerme en cuclillas sin moverme al cargar un balde de agua. Quedaba exhausta y sudando al terminar la tortura, pero no me dejaban ducharme. También me golpearon, abofetearon y me clavaron bolígrafos en la cabeza.
Me obligaron a leer libros y a mirar videos que difaman a Dafa todos los días. Tenía que estar de pie y escribir informes que las presas criminales revisaban y corregían, para que después copiara sus versiones modificadas. Cuando me dormía, salpicaban mi rostro o aplicaban en mis ojos una loción dañina. Me dejaban usar el baño y dormir solo cuando terminaba de copiar los informes editados a su completa satisfacción. Quedaba cubierta de moretones.
Durante los calurosos días del verano no me dejaban bañarme y, por el contrario, me obligaban a cubrirme con un grueso cobertor que pesaba más de 4 kg.
Durante el frio mes de marzo, me arrojaban agua helada y me obligaban a quedarme con la ropa y zapatos mojados, y mis pies se llenaron de ampollas.
Cuando pedí un pequeño panecillo al vapor para el desayuno, las reclusas me dieron 2 panes grandes que me obligaron a comer sin agua durante 6 meses.
Recibí una paliza en el suelo del baño que dejó mi vientre hinchado por más de dos semanas, como castigo por escribir mis experiencias de aclaración de la verdad.
Una presa criminal me empujó contra la pared el 2 de agosto de 2016 y, cuando me caí, mi muñeca izquierda se dislocó severamente, y así permanece a 2 años de haber sido liberada.