(Minghui.org) La Sra. Liu Shuying de 64 años de edad y residente de Jilin, regresó a su hogar el 27 de abril de 2018, después de pasar los últimos siete años y medio en la prisión de mujeres de Changchun.
Antes de su arresto, al igual que muchos chinos jubilados, la Sra. Liu ayudaba a la familia de su hija a preparar las comidas y cuidaba de su nieto.
Sin embargo, como practicante de Falun Dafa, una práctica espiritual de cultivación prohibida y perseguida por el régimen comunista chino, la Sra. Liu siempre ha corrido el riesgo de ser arrestada o enviada a prisión sin ninguna advertencia o procedimiento legal. Esto es exactamente lo que le sucedió hace siete años y medio.
Oficiales de la comisaría de Minghua de la ciudad de Huadian golpearon su puerta en la noche del 26 de noviembre de 2010, la llevaron a la comisaría y al día siguiente la enviaron a un centro de detención. Allí estuvo retenida ilegalmente durante dos años y medio. Solo después de ser transferida a la prisión de mujeres de Changchun se enteró de que había sido condenada a nueve años de prisión.
Cuando la Sra. Liu llegó a la prisión, le asignaron dos reclusas para que la vigilaran y torturaran. Su trabajo era forzarla a renunciar a su creencia en Falun Dafa de cualquier manera posible.
Al principio, la arrastraron a la sala de televisión para ver videos que difamaban a Falun Dafa. Cuando se negó a mirar, la empujaron al suelo y le esposaron la mano a la pata de una mesa escritorio. Después de un rato, ya que todavía no había visto el video, la arrastraron de vuelta a su celda y la obligaron a sentarse en un pequeño taburete de 20 centímetros de alto por 20 centímetros de ancho. Cada una de sus manos estaba esposada al final de la barandilla de la cama.
Todos los días durante un mes, la llevaron a la sala de televisión y obligaron a ver vídeos. Cuando se negó a mirar, las reclusas subieron el volumen. Viendo que todavía no se daba por vencida, la llevaron al baño, donde la golpearon y patearon salvajemente, maldiciendo a medida que cada golpe caía sobre su cuerpo. Cuando se cansaron, la sujetaron retorciéndole los brazos hacia atrás de la espalda y empujaron su cabeza introduciéndola en un barril de agua hasta el punto de casi ahogarla.
Reconstrucción de tortura: Ahogamiento en un barril de agua.
Tortura al estilo PCCh
Al no poder conseguir que la Sra. Liu cediera, las reclusas idearon otra forma de tortura. Fue forzada a sentarse en un pequeño taburete de plástico redondeado, de 15 centímetros de diámetro. Tenía relieves en la superficie que lo hacía muy incómodo para sentarse. Pero incluso así no se le permitió sentarse en todo el taburete: solo podía hacerlo en una pequeña parte de la superficie.
Este es un método de tortura frecuentemente utilizado en prisión. Uno es forzado a permanecer sentado hasta 18 horas al día, manteniendo la misma posición. Las manos deben colocarse sobre las rodillas, con los ojos enfocados en un solo punto.
Cuando una persona se sienta así por un período prolongado de tiempo, el abdomen y las piernas se hinchan, y las nalgas se llagan y sangran. La visión se deteriora y la persona ve doble y pierde el enfoque.
Eventualmente, no puede ponerse de pie debido a la falta de circulación sanguínea. Si lo intenta, tiembla e incluso puede desmayarse.
Reconstrucción de tortura: Sentarse en un taburete por un prolongado período de tiempo.
Tampoco se le permitió ducharse ni cepillarse los dientes, y tenía restringido el uso del inodoro. Muchas veces no podía contenerse y orinaba en sus pantalones.
Las internas la obligaban a limpiar la orina del piso, pero no su ropa mojada. Con los pies empapados en la orina, la piel primero se tornaba blanca y después marrón oscuro. Le pegaban en la cara cada vez que se movía mientras estaba sentada en el taburete.
Pasó más de un mes y la Sra. Liu aún no se rindió.
Esto enfureció a las internas que le fueron asignadas. Por lo que hicieron que se sentara en el suelo. Sus piernas fueron abiertas forzadas al máximo, con una persona sujetando cada pierna, sus manos eran agarradas detrás de su espalda, y la parte superior de su cuerpo fue forzada a bajar hacia delante. El dolor era insoportable, y luchó por liberarse. Después de una hora, la soltaron cuando ya no podía respirar.
Reconstrucción de tortura: Las piernas de la víctima son forzadas a abrirse hasta una posición extrema.
Dos días después, mientras la Sra. Liu permanecía sentada en el taburete alguien se aproximó por detrás y le tiro del pelo con ambas manos. La persona siguió tirando mientras Liu se sostenía el pelo con las manos. La persona escupió insultos furiosos y maldiciones.
Cuando la Sra. Liu describió el ataque después de su liberación, inconscientemente tocó su cuero cabelludo. Mientras movía los dedos a lo largo de la cabeza, vi pequeñas protuberancias en el cuero cabelludo.
Apenas unos días después, le ordenaron que permaneciera de pie en el pasillo durante 18 horas al día. Siempre que parecía cansada, le echaban agua sobre la cabeza. Después de 20 días, sus piernas y pies estaban muy hinchados. Cuando un profesional de la salud de la prisión la vio y exclamó que no viviría mucho más tiempo, finalmente se detuvo la posición forzada de pie.
Sin embargo, la tortura continuó. La ataron a una cama con las cuatro extremidades extendidas, lo que se conoce como tortura en la cama de la muerte. Sus piernas y brazos fueron atados a la barandilla de la cama con toallas.
Sus tobillos se infectaron debido a la falta de flujo de aire. Cuando finalmente fue liberada de la cama de la muerte, sus hombros estaban muy doloridos, y le tomó mucho tiempo bajar los brazos. No podía moverlos libremente.
Reconstrucción de tortura: La cama de la muerte.
Las reclusas se turnaron para privarla de sueño. Cada vez que parpadeaba, usaban un matamoscas para golpear su cara. Cuando sus ojos estaban cerrados, le pulverizaban agua con un aerosol en el rostro.
Después de dos meses y medio de tortura, la Sra. Liu ya no pudo soportarlo más y cedió contra su voluntad. Ella escribió la declaración de garantía aceptando dejar de practicar Falun Dafa. Aun así, el lavado de cerebro continuó. La Sra. Liu y otros practicantes de Falun Dafa en la prisión fueron forzados a ver videos que difamaban a Falun Dafa y recibieron libros sobre el budismo, el taoísmo y la cultura tradicional para leer.
Conmoción personal y familiar
Cuando la Sra. Liu recordó su experiencia en la cárcel, se rascó inconscientemente el cuerpo, como si todavía estuviera sufriendo la tortura de la prisión. Si otros mostraban preocupación o incomodidad, ella se detenía y parecía avergonzada. Pero no tardaba en volver a rascarse de nuevo.
El hogar que compartía con la familia de su hija es ahora tan familiar como extraño. Su nieto tenía solo dos años cuando la policía se la llevó. Ahora el niño de diez años la mira con recelo. El silencio de su yerno no hace más que aumentar la tristeza.
Cuando fue sentenciada a prisión, la familia se vio sumida en la confusión. Su hija, también practicante, enfrentó una intensa presión por parte de los famliares. Su marido no quiso hablar con ella. Sus suegros la amenazaron diciendo: "Si sigues practicando [Falun Dafa], saltaremos del sexto piso de nuestro apartamento". Sin embargo, la hija de la Sra. Liu mantuvo una sonrisa brillante durante todo el proceso.
El exesposo de la Sra. Liu, al enterarse de su sentencia, se mostró muy afectado. Al poco tiempo falleció de un derrame cerebral.
La Sra. Liu Shuying comenzó a practicar Falun Dafa en 1998 debido a enfermedades, que incluyen anemia y mareos. Estaba muy débil, y con frecuencia sufría de severos dolores de cabeza. Después de que comenzara a practicar se volvió más saludable, se convirtió en una persona más amable y se llevó bien con la familia de su exmarido.