(Minghui.org) Mi camino de cultivación es similar al de muchos jóvenes practicantes que crecieron en Occidente. Cuando tenía siete años, uno de los amigos de mis padres, les presentó Falun Dafa. Cuando estudiaban los libros y hacían los ejercicios, yo los acompañaba. Me identifiqué con los principios de Zhuan Falun y pensé que era lo más natural del mundo. No hubo ninguna revelación repentina, ni lágrimas de alegría, ni experiencia que cambiaran mi vida. Al principio no tenía ninguna enfermedad, así que no hubo ningún cambio milagroso en mi salud después de aprender Dafa, algo que tantos otros practicantes han experimentado.
El Maestro escribió en la Sexta Lección de Zhuan Falun: "Por eso les digo a todos, no lo pierdan fácilmente solo por haberlo obtenido fácilmente".
Quizás fue esta vida de consuelo la que me llevó a la complacencia y a la falta de aprecio por lo que obtuve. Durante la mayor parte de mi vida, me separé de mis padres y de otros practicantes, no me cultivé activamente ni asumí la responsabilidad de mi cultivación. A los catorce años, me fui a un internado al otro lado del país. Sin la presencia de mis padres, que me recordaban el estudio del Fa o de un ambiente de cultivación en grupo, me alejé poco a poco de Dafa y viví como una persona común y corriente. Pasaba mucho de mi tiempo libre jugando videojuegos con mis amigos y disfrutando de la vida. Lo único que me conectaba con Dafa era que de vez en cuando redactaba artículos para Minghui en inglés.
Aunque no era diligente la mayor parte del tiempo, siempre tenía la idea en el fondo de mi mente de que era un cultivador. Después de cada conferencia del Maestro, tenía un corto período de claridad, seguido de un declive predecible a medida que volvía a la vida diaria.
Al final de mi primer año en la universidad, sentí la necesidad de aclarar los hechos a algunos de mis amigos más cercanos. Les hablé de los principios de Dafa y de cómo enseña a los practicantes a ser mejores personas. Pero para mi sorpresa, uno de ellos me dijo: "No pareces tan compasivo".
No sabía qué decir en ese momento, pero sabía que tenía razón. Jugaba regularmente a videojuegos violentos en los que mataba gente por diversión. No trabajé mucho en la escuela. En muchos sentidos, mi comportamiento y norma moral estaban por debajo de la de la gente común a la que había tratado de aclarar los hechos. ¿Cómo podría salvarlo? ¿No estaba manchando la imagen de Dafa al llamarme practicante?
Esta experiencia me hizo verme bien como cultivador por primera vez. Mirando hacia atrás, simplemente estaba siendo arrastrado por factores externos: mis padres, otros practicantes o el Maestro cuando tuve la suerte de verlo dar una conferencia en persona. Pero nunca había asumido la responsabilidad de mi propia cultivación.
Ese verano, me mudé a otra ciudad para trabajar. Un día, se cortó la luz en mi barrio. Lo único en lo que podía ocupar mi tiempo era en mi copia de Zhuan Falun, lo único que no requería electricidad para funcionar. Me iluminé a que esta era una oportunidad para deshacerme de mi apego a la tecnología y la necesidad de entretenimiento constante. Tomé el libro de nuevo y empecé a leer con la mente tranquila.
Esta vez las cosas eran diferentes: yo estudiaba el Fa por iniciativa propia. Fue entonces cuando me di cuenta de que cambiaba día a día. Poco a poco perdí el deseo de jugar a los videojuegos y el apego a la lujuria. Cuando mis compañeros de trabajo usaban un estacionamiento pero no pagaban porque sabían que no era obligatorio, yo seguí y pagué de todos modos. Cuando llegué al trabajo, ya no competía por el mejor estacionamiento como antes, sino que estaba contento de dejarlo para otras personas.
Aunque no vale la pena presumir de ninguno de estos cambios, lo notable fue que no cambié conscientemente mi comportamiento. No fue una amabilidad superficial como una actuación, sino un cambio desde dentro. Aunque todavía no había experimentado ningún fenómeno sobrenatural, sabía claramente que Dafa era la única cosa que tenía el poder de elevar verdaderamente mi reino de la mente. Ese pensamiento formó la base de mi fe en el Maestro y en Dafa.
Habiendo aprendido Dafa a una edad temprana, siempre pensé que había tomado la fama y ganancia a la ligera. Después de todo, fui un estudiante la mayor parte de mi vida y no tenía ninguna habilidad especial para presumir. Sin embargo, esto comenzó a cambiar una vez que me gradué de la universidad y entré al mundo laboral.
Shifu dijo:
“…cuando no tiene muchas capacidades en la sociedad común, su corazón de fama y beneficio es muy liviano. Pero una vez que él sobresale entre sus semejantes, se suele dejar interferir fácilmente por la fama y el beneficio” (Tercera Lección, Zhuan Falun).
En menos de tres años, me ascendieron rápidamente de rango y me ofrecieron un puesto directivo. Eso me convirtió en la persona más joven del equipo y que debía liderar. Aunque sabía que mis capacidades fueron dadas por el Maestro para ser usadas en la validación de Dafa, no podía evitar sentir orgullo por haber avanzado más allá de mis compañeros.
Como este ascenso estaba fuera del horario regular de la compañía, me dijeron que mi cambio de nombramiento y el aumento de sueldo podrían retrasarse debido al papeleo adicional requerido. Pasó una semana, seguida de otra, y luego otra. Cuando pregunté sobre la situación, me dijeron que no había nueva información disponible.
Shifu dijo:
“Por eso hablamos de seguir el curso natural; a veces piensas que esa cosa es tuya e incluso los demás te dicen que esta cosa es tuya, pero en realidad no es tuya. Probablemente consideres que es tuya, pero en última instancia no es tuya y, en medio de esto, se te pone a prueba para ver si puedes dejarlo o no; si no puedes dejarlo, entonces es un corazón de apego y se tiene que emplear este medio para quitarte este corazón de búsqueda de beneficios” (Séptima Lección, Zhuan Falun).
Me di cuenta de que no necesitaba preocuparme por estas cosas en absoluto y que el Maestro está cuidando de todo. Decidí dejar de pensar en ello y seguir con mi trabajo como siempre.
Al día siguiente, me informaron que el papeleo para mi ascenso había sido completado. Incluso la diferencia salarial que habría recibido durante el retraso me fue pagada en su totalidad. Me iluminé a que el Maestro estaba esperando todo el tiempo que me quitara este apego.
Aunque no podía decir que era un buen cultivador, tenía algunas habilidades que pude aplicar cuando trabajaba en proyectos de validación del Fa. Con el tiempo, poco a poco desarrollé un apego a la autovalidación y a la mentalidad de presumir.
Como hablante nativo de inglés que también sabe leer chino, a menudo me contrataron para trabajar en varios proyectos basados en la escritura, incluyendo Minghui inglés. Como corrector y, más tarde, como editor, me vi cada vez más crítico con la calidad de nuestras traducciones. Comencé a escribir comentarios largos a otros miembros del equipo para señalar los errores que habían cometido.
Aunque no hay nada malo en compartir información y conocimientos, mis esfuerzos no fueron del todo altruistas. El punto de partida en muchos casos fue validarme y no a Dafa. Aunque hablé en nombre de la defensa de las normas y la credibilidad, mis palabras estaban impregnadas de elementos negativos, como la arrogancia, el narcisismo y la impaciencia.
Cuando dejé de mirar los artículos a través de una perspectiva crítica, empecé a ver la belleza y el poder detrás de cada pieza que publicamos, incluyendo el corazón que el autor puso en escribirla, las dificultades por las que pasó el traductor y el esfuerzo que cada corrector puso en refinarla. Todos han hecho lo mejor que han podido.
Ahora, en lugar de tratar de conformar cada artículo a mis propias nociones, busco la mejor manera de transmitir lo que el autor pretendía. En lugar de sermonear a otros en las reuniones de revisión de contenido, me esfuerzo por facilitar la discusión desde diferentes puntos de vista para que el equipo pueda mejorar como un conjunto. En lugar de criticar las deficiencias de algunos artículos, trato de utilizar ejemplos positivos como fuentes de inspiración.
El apego a validarme también se manifestó en mi miedo a hablar en público. Era introvertido y tímido desde muy joven. La primera vez que hablé frente a un público numeroso, apenas podía encadenar una frase sin tropezarme con mis palabras. Así que, cuando me pidieron que participara en una presentación oral en una conferencia académica, sentí bastante vergüenza.
Sin embargo, me di cuenta de que este miedo también está arraigado en el apego al egoísmo, específicamente en la preocupación por mi propia reputación. Antes de esa reunión, nunca hablé en mi nombre. Más bien, yo era un discípulo de Dafa entregando la información que habían estado esperando, un mensaje que en última instancia viene del Fa. Después de haber cambiado mi forma de pensar de la autovalidación a la validación de Dafa, ya no tenía de qué preocuparme y pude hacer la presentación con confianza.
Al aclarar los hechos a las personas con las que me encuentro en la vida diaria, a veces dudo y me pregunto cómo plantear el tema, si la persona lo aceptará, si es relevante para la interacción actual y otras nociones.
Después de completar una operación de alquiler de coches, debatí sobre aclarar los hechos a los empleados detrás del mostrador. En ese momento, solo tenía conmigo materiales enfocados en la sustracción de órganos. No era un tema que yo trataría casualmente en una conversación.
Decidí volver y mostrarles un folleto que tenía. Tan pronto como presenté el tema, los tres escucharon con entusiasmo y comenzaron a hacer preguntas. En medio de la interacción, la gerente salió y le dijo cortante a uno de los empleados que estaba retrasado para reunirse con ella.
El empleado respondió: "No, quiero oír esto. Esto es más importante".
Me conmovió su deseo de escuchar la verdad. Cuando terminé, le ofrecí mis disculpas a la gerente por quitarles su tiempo. Su enojo de antes se había disipado completamente, y dijo: "No hay problema", con una sonrisa.
Shifu dijo:
“Cada persona en la sociedad con la que entren en contacto es alguien a quien esclarecerle la verdad...” (A todos los estudiantes en el Fahui nórdico, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).
Esta experiencia me mostró que la gente realmente está esperando que les aclaremos la verdad. No debo permitir que las nociones humanas formen obstáculos en mi propia mente.
En los últimos años he pasado de ir a la deriva en las actividades de Dafa a responsabilizarme de mi propia cultivación. Mi trabajo con Minghui me ha mantenido conectado con Dafa durante los puntos bajos de mi cultivación y me ha ayudado a identificar y quitar un gran número de apegos. Seguiré mirando hacia dentro y purificando mi mente para que el punto de partida de todo lo que hago esté basado en el Fa.
(Experiencia presentada en el Fahui de Minghui 2018)