(Minguio.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
Tengo 28 años y me cultivo en Dafa desde 2014. Me gustaría compartir con ustedes algunas de mis experiencias de los últimos cuatro años.
Mi encuentro con Dafa
Obtuve el Fa en 2014 mientras trabajaba en San Francisco. En ese momento bebía mucho y tenía malos hábitos. Mi salud física y mental era cada vez más delicada. Crecer en esta sociedad moderna es muy peligroso. Estaba muy perdido, y no conocía otra forma de vida.
Sin embargo, puedo ver claramente que a pesar de mi comportamiento rebelde y lamentable, Shifu siempre estuvo a mi lado, cuidándome y poniéndome a salvo hasta que madurara y estuviera listo para obtener Dafa.
Un día, mientras caminaba solo, sin rumbo por el Barrio Chino de San Francisco, una joven china de veintitantos años me sonrío y entregó dos volantes, uno con una explicación sobre una práctica de meditación llamada Falun Dafa y otro sobre las atrocidades de la sustracción de órganos que ocurre en China. Afortunadamente, tomé los volantes y seguí caminando.
Hacía meses había desarrollado interés en las antiguas enseñanzas Daoístas y budistas. De hecho, estaba releyendo el Dao de Jing. Cuando vi los caracteres dorados de Zhen, Shan, Ren y que la práctica incluía principios budistas y daoístas supe que había encontrado lo que tanto había buscado.
De regreso a casa comencé a aprender los ejercicios de Falun Dafa viendo los vídeos de Shifu en Internet. Le pedí a un amigo que me imprimiera “Falun Gong” para leerlo. Ya en casa lo leí tan rápido como pude.
No se entendía de qué hablaba Shifu, pero creí en cada palabra. Me percaté que el autor de este libro no tenía ni ocultas ni malas intenciones. Supe que lo que decía era real y accesible. La emoción inconsciente era inverosímil.
Cuando contacté a los practicantes angloparlantes de Falun Dafa en San Francisco, un compañero practicante y yo comenzamos a reunirnos en un parque local, siete días a la semana, para practicar y compartir experiencias. También estudiamos juntos el Fa y nos ayudamos para elevarnos según el Fa. Dejé todos mis malos hábitos y Shifu comenzó a purificar mi cuerpo.
Durante casi un mes me sentí muy mal, como si todo mi cuerpo se paralizara. Sentí escalofríos, estaba débil y necesitaba dormir regularmente durante el día. Sin embargo, con el estudio de Zhuan Falun y escuchando las conferencia de Shifu supe que corregían mi cuerpo, así que no me preocupó.
Pronto, al terminar la purificación de mi cuerpo, me sentí como una nueva persona. Estaba muy agradecido y emocionado de unirme a las filas de los Dafa dizi del periodo de la rectificación del Fa.
Erradicando la envidia
Debido a mi limitada y superficial comprensión de la envidia, nunca me consideré una persona envidiosa. ‘Tengo todo lo que necesito, ¿qué podría envidiar?’, pensé.
Sin embargo, esta noción se puso a prueba al regresar a Irlanda, ayudé a coordinar una proyección VIP de un documental de aclaración de la verdad. Como el evento se organizó con poco tiempo, los preparativos fueron muy intensos. Trabajé de tiempo completo, tratando de equilibrar ambas responsabilidades. La situación se hizo cada vez más difícil y la lista de pendientes iba creciendo en lugar de disminuir.
La tensión aumentó hasta estar tan cansado que no hacía los ejercicios, empecé a mirar a mi interior para ver por qué salían mal las cosas. Noté que no quería delegar tareas a otros y quería hacerlas yo. A primera vista, mi razonamiento era que no se harían bien si no las hacía yo. Este pensamiento ya era bastante egoísta e irracional -teníamos muchos practicantes capaces en mi equipo, ¿por qué yo haría un mejor trabajo que ellos?
Al mirar más a fondo, me di cuenta que en realidad no quería que mis compañeros practicantes tuvieran el crédito por hacerlo bien. Me había apegado mucho a los elogios y cumplidos de mis compañeros y quería que siguiera así. Sabía que me pondría celoso si otro practicante recibiera el elogio por el trabajo realizado. Me di cuenta que esto era muy impuro y podía causar graves interferencias en lo que estábamos por lograr.
Shifu dijo en Zhuan Falun:
“A los maestros de qigong ortodoxos tampoco los respeta más y sus oídos se llenan de cumplidos de otros sobre cuán capaz es él. Si alguien habla mal de él, se pone infeliz; le surgen todos sus corazones de fama y fortuna y considera que él es más capaz que otros y que es extraordinario. Él piensa que le han dado este gong para que sea un maestro de qigong y haga grandes fortunas cuando, en realidad, es para que él haga el xiulian”.
Corregí este concepto y comencé a delegar responsabilidades en otros practicantes. El resultado fue muy bueno. Pude concentrarme en la coordinación y cada una de las actividades se cumplió a un nivel mucho más alto del que hubiera alcanzado yo solo.
Sin embargo, debido a que seguimos trabajando con una fecha límite muy estricta, no aproveché la oportunidad de arrancar este apego desde la raíz. Solo corregí mi comportamiento a un nivel superficial para no interferir con el proyecto.
Después del evento, pensé en la reunión que tuve recientemente con un compañero practicante para discutir los planes para aclarar la verdad. Durante todo el tiempo que estuvimos juntos, este practicante se quejó de los demás. Menospreciaba a cualquier persona. Pensé que este comportamiento era muy desagradable, pero sabía que no lo veía por casualidad.
Reflexionando sobre este practicante, noté que la envidia era la causa de su comportamiento. Me costaba creer que eso estuviera relacionado conmigo. Después de todo, ni siquiera tenía pensamientos negativos con respecto a otras personas y mucho menos los decía en voz alta. Sin embargo, en el fondo, aunque no tenía pensamientos negativos sobre los demás, tenía un registro mental de sus defectos. Al conocer a alguien, no me sentía a gusto hasta encontrar algo negativo en él y lo registraba en lo profundo de mi inconsciente, para no envidiar su fortaleza en el futuro. Me di cuenta de que la envidia ‘es tan fuerte que ya se ha vuelto natural y uno por sí mismo ni siquiera lo percibe’ (Zhuan Falun).
Iluminarme a ello me ayudó a entender que la envidia es un apego profundo y dominante en lugar de algo limitado. Afecta la comprensión de todo lo que percibimos y tiene efecto en todo lo que hacemos, decimos y pensamos. Puede manifestarse humillando a los demás, al no aceptar críticas, pensar bien de sí mismo, y ser grosero e irrespetuoso con los demás.
La envidia tiene su raíz en la competencia. Hace que nos comparemos y pongamos siempre por encima de los demás, sobre todo mentalmente. Alimentamos nuestros egos, sintiéndonos superiores, o buscamos defectos en los demás para menospreciarlos.
Mirando mi pasado, noté que de esta envidia surgió un resentimiento despiadado e inconsciente hacia cualquiera que me hubiera tratado mal, incluso había dejado terminar solo un proyecto de aclaración de la verdad a un compañero de práctica porque habíamos tenido un conflicto al empezarlo.
Cuando dejé el proyecto, le di a este practicante la excusa de estar demasiado ocupado con mi trabajo y que no podría viajar para ayudar. Así, también racionalicé la situación mentalmente. La verdad es que quería vengarme de ellos, incluso aunque fuera a afectar la salvación de nuestros seres conscientes. Dudo que los demás practicantes notaran estos apegos en mí. De hecho, lo más preocupante era que estaban tan ocultos en mi subconsciente sin que me diera cuenta.
Para contrarrestar la envidia, como practicantes, debemos ser modestos de nuestras habilidades y humildes en nuestros logros. Al mismo tiempo, nos debemos centrar en las fortalezas de los demás en lugar de en sus deficiencias. No debemos permitir que la excusa de ayudar a otros a encontrar sus apegos sea nuestra coartada para esconder opiniones negativas de los demás. Esto esconde nuestros apegos fundamentales.
Participación en La Gran Época en inglés en Nueva York
En enero de 2018, tuve el honor de empezar a trabajar como ejecutivo de ventas de la edición en inglés de LGÉ en Nueva York. Al llegar, sentí que era el lugar ideal para el verdadero xiulian. Después de un mes me trasladaron a un trabajo más exigente. Uno en el que tenía poca experiencia.
Se me pidió que me pusiera en contacto con nuevos socios comerciales para presentar nuestra empresa y negociar algunos contratos. Al principio estuve a costillas del gerente quien organizaba y dirigía las reuniones. Pero pronto, lo enviaron a la Costa Oeste y con él a otro miembro del equipo. Me dejaron solo para lidiar con mi nuevo trabajo.
Las primeras semanas fueron muy difíciles. Era consciente de que se trataba de un trabajo importante y de no hacerlo bien sería un gran inconveniente para los otros equipos, ocupados trabajando intensamente en sus respectivas áreas. Comencé a organizar y dirigir reuniones. Sin embargo, me pareció que el efecto de mi aclaración de la verdad no era el adecuado y que también parecía inexperto y no profesional.
En mis sueños y en otras dimensiones, también comencé a sufrir interferencias y la presión aumentó. Me di cuenta que necesitaba hacer un gran avance en mi xiulian para tener éxito.
Shifu dijo:
“Cuando el xinxing se eleva, todas las otras cosas se elevan juntas” (Zhuan Falun).
Al mirar al interior, me di cuenta que albergaba varias inquietudes humanas a la hora de acercarme a los medios. Me preguntaba si encontraría novia o una esposa, si haría amigos con quienes pasar el tiempo. También esperaba aprender escuchando lo que los demás pensaban de mí. ¿Pensaban que era diligente? ¿Qué habilidades creen que tengo? ¿Pensaban que era capaz?
También tenía un fuerte deseo de validarme. No importaba cuál era la situación, grande o pequeña, siempre pensaba en cómo me afectaría y cómo sería la percepción que los demás tendrían de mí. Cuanto más pensaba así, más generaba este yeli de pensamiento. Esto continuó hasta que incluso los pensamientos menores estaban impregnados de autovalidación.
Por este tiempo, mientras leía Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003, Shifu dijo:
’En realidad, puedo decirte que en el momento final de la rectificación del Fa en el mundo humano, en un cerrar de ojos todo será desintegrado. ¿Qué dinero? Ni siquiera quedará un pedazo de papel’.
Esta frase me iluminó a la seriedad y veracidad de lo que estamos haciendo. Antes consideraba que salvar seres conscientes era una metáfora por hacer las tres cosas bien. Algo como un título resumido de lo que hacemos en el camino de xiulian. Después de leer el Fa, me di cuenta conscientemente que la vida y existencia de las personas están en juego, y si no nos iluminamos ni nos ocupamos de esto con toda la seriedad debida, pueden perderse para siempre.
Decidí rectificar y eliminar mis pensamientos e intereses humanos. Comencé a adoptar un criterio más tradicional y conservador de mi amistad con las mujeres. También establecí estándares más altos para mi xiulian personal, leyendo dos lecciones del Fa y haciendo dos horas de ejercicio todos los días. Ahora noto que cuanto más estudio el Fa, más tiempo tengo para estudiarlo.
También comprendí que muchos de mis pensamientos impuros, como los relacionados con la lujuria, el qing, el vivir una buena vida y validarme, se debían al yeli de pensamiento. Cuando comencé a alargar el tiempo que pasaba limpiando el yeli de pensamiento, en el metro o mientras caminaba, estos pensamientos comenzaron a interferir cada vez menos.
Cultivando una mente vacía
Tengo la suerte de poder estudiar una lección de Zhuan Falun en chino todas las mañanas en la oficina de La Gran Época. Mi conversación en chino ha mejorado rápidamente. Siempre que puedo, uso esta habilidad para hablar con los chinos de la persecución a Falun Gong. A menudo me pongo muy nervioso cuando se presenta la oportunidad. Se perdieron muchas. Sin embargo, aprendí algunas cosas a través de estas fallas.
Antes, cuando estaba a punto de aclarar la verdad a un chino, todo lo que planeaba decir se revolvía angustiosamente en mi cabeza. Ahora, cuando empiezo a estar inquieto, trato de calmarme y no tener pensamientos. Mi único pensamiento es romper el hielo. Creo que es una forma más natural de iniciar una conversación. Digo algo como 'Ni hao, ni shi zhongguo ren ma' (Hola, ¿eres chino?). Luego, dejo que la conversación se desarrolle naturalmente y llego a conocer a la persona. Cuando puedo hacerlo con una mente pura siento que Shifu me ayuda mucho.
Shifu dijo:
“Cuando estás escaso de sabiduría usualmente es por que estás ansioso, tu mente está ansiosa por hacer algo, dándole demasiada importancia, y por eso desarrollas otro tipo de apego. En realidad, con muchas de las cosas, si hablas calmada y coherentemente a la gente y manejas racionalmente esas cosas, encontrarás que tu sabiduría brotará como un manantial, y cada frase tuya será directa y precisa, y cada frase hablará la verdad. Pero tan pronto te vuelves apegado y ansioso, o tienes una fuerte intención, tu sabiduría se va, y eso se debe a que en ese momento has vuelto nuevamente a tu lado humano, ¿verdad?” (Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York).
También he aplicado esta comprensión en mi trabajo. Al llegar a los medios de comunicación, usé todo tipo de pensamientos para alentarme a trabajar más intensamente. Me decía que necesitaba estar más concentrado, ser más diligente, salvar a la gente que se suponía debía salvar. Sin embargo, después de compartir con algunos compañeros practicantes, sugirieron que tal vez no deberíamos pensar en nada cuando estemos trabajando; tal vez es mejor no pensar en nada y simplemente completar el trabajo sin buscar obtener nada y sin ideas humanas. Un practicante compartió que se iluminaron a esto a través del Fa de Shifu –
“No pienses en cosas buenas, tampoco puedes pensar en cosas malas, lo mejor es no pensar en nada” (Zhuan Falun).
Siguiendo este principio, puedo hacer las cosas con un corazón humilde y sin búsqueda. El efecto de mi aclaración de la verdad en las entrevistas también ha mejorado mucho. Me siento vacío cuando hago cosas y noto que los empresarios con los que hablo se sienten más cómodos.
Trabajando para LGE he alcanzado rápidamente niveles en mi xiulian que pensé me tomaría años. Recomendaría la experiencia a cualquier practicante, aunque sea por poco tiempo.
Mirando al pasado, mi camino de cultivación ha sido increíble. Cuatro años parecen cuatro vidas. Me resulta imposible expresar a Shifu mi gratitud con palabras. Todo lo que puedo decir es que estoy muy agradecido. Seguiré quitando mis apegos humanos, cumpliendo el juramento que hice a Shifu en la antigüedad, y salvar a todos los seres conscientes.
Es mi limitado entendimiento. Por favor, tengan a bien indicar cualquier error.
¡Gracias, Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!
(Presentado en el Fahui de Washington D.C. 2018)