(Minghui.org) Mientras yo cumplía una sentencia de prisión un practicante detenido me presentó Falun Dafa y comencé a practicar. Ha pasado más de una década y he experimentado el poder de Dafa.
Yo era conocido en mi ciudad natal por meterme en peleas todos los días. Uno de esos encontronazos derivó en una sentencia a prisión. La policía me llevó primero al centro de detención y les dijo a los guardias que me vigilaran de cerca, ya que tenía “sangre en las manos”. Pero nadie se atrevió a provocarme, y fui supervisado mínimamente.
Cuando comenzó la persecución nacional a Falun Dafa, los practicantes eran llevados a los centros de detención. De vez en cuando, los presos tenían que denunciar a Falun Dafa. Incluso si no sabían nada al respecto, tenían que inventar algunas calumnias que decir.
Cuando me tocó a mí, yo también quise presumir y decir algo. Sin embargo, sentía algo atascado en mi garganta y no pude hablar. Diez días después, los guardias nuevamente juntaron a todos para difamar a Dafa. Cuando me tocó a mí, quise decir algo. Pero, al igual que la vez anterior, simplemente no pude decir nada. Me pregunté qué me estaba pasando.
Luego, un practicante fue detenido en mi celda. Le pedí que me mostrara los ejercicios. Lo miré y le dije: "¿Eso es todo? ¿Es eso un crimen? ¡¿Qué le sucede al régimen comunista?!".
Una vez, vi al practicante leyendo algo, le pedí que me mostrara lo que estaba leyendo. Se trataba de varios poemas. No entendí el significado de los poemas. Me contó que habían sido escritos por el Maestro Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa. Me costó creer que lo hubieran apresado por esto. También me dijo que Dafa le había enseñado a ser una buena persona. Empecé a tener un buen presentimiento sobre Dafa.
Había otro anciano que también estaba detenido en la misma prisión. Le pregunté sobre Falun Dafa. Él dijo: "No lo entenderás, ni podrás practicarlo". Esto me hizo sentir aún más curiosidad sobre esta práctica de cultivación.
Me trasladaron a otro centro de detención unos seis meses después. Por alguna extraña razón, tuve una buena impresión de los practicantes de Dafa. Sentí que eran diferentes de la gente común. Ahora creo que esto fue arreglado por el Maestro. Si no, ¿cómo podría alguien como yo enterarse de Dafa?
Un practicante que no había comido en tres días fue puesto en mi celda. Al día siguiente, los guardias ordenaron a dos reclusos que lo alimentaran a la fuerza. Les dije a los reclusos que esto era muy cruel: "¿No saben lo tortuoso que es esto?". Como tenían miedo de ir en mi contra, se presentaron ante los guardias.
El jefe de sección y el subdirector del centro de detención vinieron a verme. Me preguntaron por qué había impedido que los convictos lo alimentaran a la fuerza. Me preguntaron si lo conocía.
"No tengo autoridad para impedir que hagas esto", le dije. "Pero espero que no lo hagas. Esto es por tu propio bien. La tráquea y el esófago están uno al lado del otro. Si insertas la sonda de forma incorrecta, puedes provocarle la muerte. Entonces se convierte en tu responsabilidad". El ayudante del jefe se fue y el jefe de la sección dijo: "Está bien, suéltalo".
Cuando volví a la celda vi que el practicante estaba dolorido. Supuse que había sido golpeado por los presos y que sus costillas estaban rotas. Por la noche, pregunté quién lo había hecho. Resultó que fueron cuatro reclusos, y les pegué, ya que yo era una persona común en ese entonces.
El practicante estuvo agradecido de que yo lo defendiera. Empezamos a hablar. Me contó sobre Dafa. Le pedí que me enseñara los ejercicios. Aunque tenía las piernas esposadas, me obligué a hacer la meditación sentada. Por supuesto que fue extremadamente doloroso. Una vez un guardia me vio meditando. Preguntó: "¿Qué estás haciendo?". Le dije que estaba practicando el ejercicio de Falun Dafa. Agitó la cabeza con incredulidad y se alejó.
El practicante me enseñó algunas de las enseñanzas de Shifu. Él solo podía recordar la mitad de la primera lección de Zhuan Falun, el libro principal de Dafa. Me dijo entonces: "Creo que estás predestinado a aprender Dafa. Esto no va a funcionar. Una vez que sea liberado te enviaré un libro". Basándome en las enseñanzas que él recordaba, supe que Dafa era bueno. Al día siguiente me quitaron las esposas.
Alrededor de un mes después, el practicante fue liberado. Supe que pronto me enviaría el libro de Falun Dafa.
Unos días después, vino al centro de detención y pidió verme. El guardia se negó y lo echó. Al día siguiente, yo estaba en la sala de visitas hablando con alguien. Una persona entró y, aunque no nos conocíamos, tuve la sensación de que había venido para darme el libro. Le pregunté a quién estaba buscando. Dijo: "¿Eres fulano de tal?" Señalé a la mesa frente a mí. "¿Estás aquí para traerme un libro? ¡Déjalo aquí!". Se sorprendió y se fue rápidamente después de dejar Zhuan Falun.
Empecé a leer Zhuan Falun pero de alguna manera, después de leer la mitad del libro, no me atreví a terminarlo.
Otro practicante fue puesto en mi celda. Un día, tomé el libro y traté de leerlo, pero no sentí ganas de leerlo. Le dije al practicante que quería mostrarle un libro. Al darse cuenta de que se trataba de Zhuan Falun, lo tomó prestado y siguió leyéndolo varias horas, e incluso se saltó la cena. Sentí curiosidad por saber qué había en el libro Zhuan Falun que le hacía leerlo tan ávidamente.
Leí todo el libro de un tirón y sentí que estaba bien escrito. Un día un guardia me vio leyendo Zhuan Falun y me preguntó qué estaba haciendo. Le dije que estaba leyendo un libro sobre Falun Dafa. Pensó que estaba bromeando. Le mostré Zhuan Falun y se quedó asombrado. Comentó: "Si alguien como tú lee Zhuan Falun, entonces no habría caos en la sociedad. Adelante, léelo". Leí el libro una y otra vez.
Posteriormente fui transferido a otra celda. Pregunté si había un practicante de Falun Dafa en la celda y un recluso señaló a un practicante: "Sí, él es un practicante". A él también le sorprendió que tuviera Zhuan Falun. Al principio él estuvo a punto de sucumbir a la presión y escribir una declaración de garantía prometiendo no practicar Falun Dafa. Pero después de que hablamos recuperó la fe en Dafa.
Él había sido un asistente en un sitio de práctica y sus movimientos de ejercicios eran muy precisos. Gracias a él aprendí las cinco series de ejercicios.
Luego me pidieron que me encargara de otra celda, porque nadie había podido hacer que los prisioneros allí obedecieran las reglas. Fui a la celda, me senté, empecé a leer Zhuan Falun, y no dije nada, sin embargo todos empezaron a comportarse bien. También había un practicante en la celda. Todas las mañanas hacíamos los ejercicios juntos.
Una vez un pariente mío vino a verme. Cuando supo que me había convertido en un practicante de Dafa, dijo: "Tío, estamos esperando a que vuelvas a casa. ¿Por qué has empezado a practicar?". Le dije: "No me digas que renuncie a esto. Estoy decidido a practicar Dafa".
Me comenzó a salir sangre negra. Aunque ya hacía tiempo que me salía no sentí ninguna incomodidad. Al principio me sorprendió, pero como me sentía bien, lo ignoré. Después del baño, pasé a hacer los ejercicios. Cuando se lo mencioné a un practicante, me dijo: "Eso es muy bueno, el Maestro está purificando tu cuerpo. Te ha tomado como su discípulo".
A partir de ese momento comencé a practicar Dafa y me volví más diligente en la cultivación.
Cuando era llevado a cada prisión, practicaba Falun Dafa en público. Tenía todas las enseñanzas, incluyendo las nuevas conferencias del Maestro. Todos los días estudiaba el Fa y hacía los ejercicios. En mi tiempo libre les contaba a los nuevos reclusos la verdad sobre los hechos de Dafa y los convencía para que abandonaran el PCCh.
Una vez le dije en broma a un practicante que acababa de entrar a la prisión: "Tú practicas la cultivación en tu tiempo libre. Yo he estado detenido por mucho tiempo, practico la cultivación a tiempo completo".
Por lo general, no suelo participar en las actividades organizadas por la prisión. Pero ahora, estoy deseando asistir a esas celebraciones. Cuanta más gente haya, mejor. Me da la oportunidad de gritar "¡Falun Dafa es bueno!".
Un día fui a hacer una llamada telefónica para dar los nombres de los que habían abandonado el PCCh a practicantes fuera de la prisión. Normalmente escondía el teléfono en un agujero en la pared de la pocilga. Ese día el alcaide de la prisión me vio de lejos y vino tras de mí. Le pedí a un hombre de mi pueblo que estaba a cargo que me encubriera. Me dijo que no me moviera y fue a saludar al alcaide.
El alcaide le preguntó cuántos reclusos había en su equipo, y le dijo que 11. El alcaide quiso contar a los prisioneros y encontró que había 11 prisioneros. Luego revisó el área para encontrar a la persona adicional que había visto.
Yo estaba sentado en la última fila del lugar. Empecé a enviar pensamientos rectos. Oí sus pasos acercándose. Le envié un fuerte pensamiento: "No vengas". Se detuvo y murmuró: "¿Adónde fue?". Luego se giró y se fue. Si hubiera dado dos pasos más, me habría visto en la esquina. Si no fuera por la protección de Shifu, me habría atrapado.
El hombre de mi pueblo me preguntó dónde me había escondido y le dije exactamente lo que había pasado, y le dije: "Yo no le permití que me viera, así que ¿cómo pudo haberme visto? Levantó el pulgar y dijo: "Falun Dafa es verdaderamente asombroso".
En la cárcel, a menudo llevaba libros a los practicantes que querían estudiar el Fa. Un invierno, todavía estaba oscuro a las 6 a. m. Fui a darle un libro a un practicante. A mitad de camino, me encontré con el jefe de guardia de la prisión. Corrí y él me persiguió. Me escondí en la celda de un practicante.
El jefe de guardia dejó de perseguirme y decidió esperar en el camino fuera de las celdas. Tal vez no sabía en qué celda me había escondido y pensó que sería mejor detenerme en el único camino de salida.
Le conté al practicante lo que había pasado y le di lo que quería. Sin embargo, él tenía miedo de que el guardia me buscara y se metiera en problemas. Tuve que volver a mi celda, así que caminé en la dirección opuesta. El guardia me vio y rápidamente vino tras mí. Corrí al comedor y le pedí a alguien de mi ciudad natal que buscara un coche para transportar las comidas y me senté en el asiento del conductor. Conduje el auto hasta mi celda y salí. El guardia aún me esperaba pacientemente en el camino de regreso a la celda.
Al regresar a mi celda, saludé a todo el mundo para que no sospechasen de que yo había salido de mi celda. Luego, el jefe de guardia vino a mi celda y quiso saber si todos estaban allí y dónde estaba yo. Yo fingí estar dormido, así que el jefe de guardia dejó de buscar y se fue, murmurando: "Qué extraño. ¿Qué está pasando?".
Mientras tengamos fe, el Maestro siempre velará por nosotros y nos protegerá. Tal como él nos ha dicho: "Si puedes poner firme el corazón, ninguna clase de dificultades te podrá obstaculizar; yo digo que entonces no habrá problemas" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
(Presentación para "Celebrando el Día Mundial de Falun Dafa" 2018 en el sitio web de Minghui)