(Minghui.org) Cuando mi hijo cumplió los cinco meses, le diagnosticaron problemas cardíacos, asma bronquial, neumonía y eczema. Lo ingresaron en la sala de emergencias del hospital docenas de veces en un período de cinco años.
Aunque agotamos hasta el último centavo de nuestros ahorros en sus cuidados no mejoraba. A los cinco años, mi hijo empezó a escuchar el Fa y a practicar Falun Dafa. sus dolencias desaparecieron milagrosamente en tres meses. El Maestro salvó a mi hijo y desde entonces ha sido un firme y joven practicante.
En mayo le salieron algunas ampollas en la cara, los brazos, las manos y el cuello. Empezaron a agrietarse y a infectarse. Le escocían increíblemente; el líquido que salía de las ampollas olía terriblemente mal. Su condición empeoraba día a día. Mi hijo se rascaba hasta que la sangre emanaba de la herida.
El verano en nuestra región suelen ser caluroso y húmedo. Como no teníamos aire acondicionado por la noche no lograba dormir. Aunque no me quedó más remedio que atarle las manos durante la noche, cuando me levantaba a la mañana siguiente descubría que se las había ingeniado para liberarse y rascarse.
Como sus tareas escolares se habían ido retrasando debido a su estado, parecía no tener tiempo para estudiar el Fa y hacer los ejercicios. En vez de buscar hacia dentro, me preocupé mucho y busqué practicantes que enviaran pensamientos rectos para ayudarle. Aún así, la piel de sus brazos siguió deteriorándose más y más, hasta ser incapaz de extenderlos.
Aconsejé a mi hijo que priorizara la cultivación. El Maestro nos enseñó:
"Obtener el estado de fo después de alcanzar la perfección,
tomar las penalidades sufridas como gozo.
Los sufrimientos físicos no pueden ser contados como sufrimientos,
cultivar el corazón de uno es lo más tormentoso.
Cada paso debe atravesarse,
los demonios están en todas partes.
Cientos de penalidades caen a la vez,
para ver cómo uno sobrevive.
Soportados los sufrimientos en el mundo,
del mundo como un fo uno se marchará"
(Templando la mente y el corazón de uno, Hong Yin).
Los exámenes finales de su escuela se acercaban, así que decidimos estudiar el Fa todos los días antes de que hiciera su tarea. Aunque solía quedarse despierto hasta medianoche, se levantaba a las 4 a. m. a hacer los ejercicios. Pero su estado seguía sin mejorar.
Me encontraba confuso y perdido. Otros practicantes me sugirieron que memorizara el Fa e incluso me proporcionaron artículos de intercambio, tratando de ayudarme a encontrar mis apegos. Eventualmente me di cuenta de que estábamos tratando de resolver los problemas de mi hijo, centrándonos tan solo en ellos, en lugar de cultivar y eliminar las nociones humanas. Por eso nuestros esfuerzos no podían ayudarlo. También aprendí que la cultivación es un asunto mucho más serio de lo que pensaba.
Durante sus vacaciones de verano me llevaba a mi hijo al trabajo durante el día, y le pedía que estudiara intensamente el Fa y enviara pensamientos rectos. Instalé un aire acondicionado en casa a pesar de que apenas podíamos permitírnoslo, para que pudiera evitar el calor y estudiar el Fa con tranquilidad.
A través del estudio constante del Fa, cada uno de nosotros podemos encontrar muchos apegos: Odio, lucha, búsqueda de consuelo e impaciencia. Eliminamos estos apegos enviando pensamientos rectos, y también gracias a la ayuda de otros practicantes.
Como esta vez lo hicimos correctamente, el Maestro nos ayudó a sobrepasar la tribulación. Las úlceras supurantes de su cara y sus brazos empezaron a mejorar día a día y, rápidamente, comenzaron a cicatrizar hasta sanar completamente.
En 20 días, mi hijo, se encontraba como nuevo y su piel era lisa y limpia. Una vez más fuimos testigos del extraordinario poder de Falun Dafa. Agradecemos al Maestro su salvación compasiva y también la ayuda desinteresada de los compañeros practicantes.