(Minghui.org) Más de 200.000 personas en China han presentado denuncias penales contra Jiang Zemin, el exjefe del partido comunista chino (PCCh), por iniciar la persecución a Falun Gong. Estas denuncias se han remitido a la corte suprema popular.
Desde entonces, los practicantes de Falun Gong han sido acosados, arrestados y sentenciados después de haber presentado sus querellas.
Oficiales de policía fueron a la casa de una practicante, el día en el que había presentado una denuncia penal contra Jiang Zemin. Le pidieron que firmara una declaración de garantía para renunciar a su creencia en Falun Gong, pero se negó. Luego le pidieron a su esposo que firmara, pero él también se negó.
Una de las mujeres policía dijo que si no firmaban, más gente de la oficina 610 y de la división de seguridad nacional vendrían a su casa.
Unos minutos después, llegaron más oficiales. Una de ellas sacó una carta y preguntó a la practicante si había intentado demandar a Jiang Zemin.
Respondió que sí. "Mi carta también detalla mi experiencia antes y después de empezar a cultivarme".
Una mujer de la oficina 610 tomó la carta y comenzó a leerla.
Y un oficial preguntó: "¿Por qué quieres demandar a Jiang Zemin?".
La practicante le contó acerca de los cambios positivos que había experimentado en la mente y el cuerpo después de practicar, y cómo mejoró sus estándares morales. También le habló sobre el incidente de La farsa de la autoinmolación de la plaza Tiananmen, y cómo los practicantes habían sido severamente perseguidos por persistir en sus creencias.
Les manifestó a los oficiales que la razón por la que presentó la demanda fue para detener la persecución a Falun Gong.
Un oficial dijo: "Es ilegal demandar a Jiang Zemin, ya que era el presidente del país. Si insistes en intentar demandarlo, terminarás en prisión".
"Hay un antiguo dicho", contestó la practicante. "Si un príncipe viola la ley, debe ser castigado como una persona común. Jiang Zemin lanzó una brutal persecución que afectó a millones de practicantes. Es mi derecho llevarlo ante la justicia".
En ese momento, la mujer de la oficina 610 terminó de leer la carta. Ella dijo: "Esto está bien escrito". Después le pidió a la practicante nuevamente que firmara la declaración de renunciar a Falun Dafa, a lo que se negó.
De repente, todos los oficiales se pusieron de pie y contestaron el teléfono. Parecía que algo había pasado y tenían que irse.
Después que los otros oficiales se fueron, una oficial mujer regresó, tomó las manos de la practicante y le dijo: "No importa si firmas o no. Arreglaré todo para ti cuando vuelva a la comisaría. ¡De verdad te admiro desde el fondo de mi corazón!".