(Minghui.org) Nací en la década de los sesenta en una zona rural de China. Fui adoctrinado con la ideología comunista, me convertí en un firme creyente y defensor del ateísmo, pensando que podía lograrlo todo yo solo.
Cuando me ascendieron a un puesto de responsabilidad a una edad temprana, me sentí muy orgulloso, por lo que mi creencia en el ateísmo y en la capacidad personal para la obtención de logros se fortaleció.
Mi suegro me preguntó una vez: "¿Crees en el destino?".
"No lo sé", dije. "Si hay destino, ¿entonces qué me dices del trabajo constante de una persona? ¿Las personas que triunfan no logran su éxito a través de trabajar duro?".
"No hables precipitadamente. Lo creerás a medida que envejezcas. No importa lo que pase, creo que el destino es muy real y preciso".
Mi suegro había estudiado el Libro de los Cambios. Por respeto, no discutí más con él. En ese momento yo tenía 36 años.
La vida transcurrió sin problemas para mí. Seguí trabajando duro y disfrutando de mis logros personales y de mi estatus social.
Pero más tarde, hace cuatro años aproximadamente, uno tras otro, los contratiempos comenzaron a golpearme. Sin embargo, por muy serias que fueran las situaciones, todos mis problemas se resolvieron misteriosamente uno por uno, como una obra de teatro que seguía el guión preestablecido.
Después que empecé a practicar Falun Gong en 2015, finalmente comprendí muchas cosas y tuve una nueva percepción de lo que significaba el destino.
El turbulento camino del destino
Todo comenzó en 2014 cuando jugaba al baloncesto con mis amigos. De repente perdí precisión al pasar el balón. Por lo que fui al hospital para un chequeo físico. El médico descubrió que había tenido un pequeño derrame cerebral. Me recuperé en el hospital y en una semana regresé a casa.
Muchos de mis amigos comentaron que tuve mucha suerte debido a que se detectó el problema y recibí tratamiento a tiempo, por lo que no sufrí ningún efecto secundario.
A pesar de sobrevivir a la apoplejía, me sentía desconcertado. Había estado muy saludable hasta entonces. Mis niveles de presión arterial, azúcar y colesterol habían sido normales; solo mi nivel de homocisteína estaba un poco alto. ¿Cómo pude haber sufrido un derrame cerebral? El médico me advirtió que corría el riesgo de una recaída y que debía tener cuidado con mi dieta.
Un año después, durante un examen físico, mi médico descubrió que tenía cáncer de hígado. Esto fue un golpe duro. Al mirar la tomografía computarizada, sudaba por todo mi cuerpo y mi mente estaba en blanco. Mi instinto me decía que mi vida estaba llegando a su fin. Me sentía desesperado.
Mi esposa, que es practicante de Falun Gong, me sugirió: "¿Por qué no comienzas a practicar Falun Gong? Mi Maestro puede salvarte".
"¡Cállate! Siempre dijiste que me beneficiaría de tu práctica, pero ¿dónde están mis beneficios?". Perdí el control y dejé que mi ira y mi enojo cayeran sobre ella.
Me sometí a una cirugía para extirpar el tumor. El médico me pidió que volviera al hospital cada dos meses para hacerme chequeos físicos de rutina.
Al regresar a casa, mi vida ya no era la misma. Perdí la esperanza. No quería hablar con nadie. La soledad y el miedo llenaron mi corazón.
Recuperando la esperanza
Cuando me encontraba en el peor momento de mi vida, varios practicantes de Falun Gong que conocían a mi esposa vinieron a visitarme. Me contaron muchas historias de personas que se recuperaron de cáncer u otras enfermedades fatales después de practicar Falun Gong.
Estas historias milagrosas me inspiraron y reavivaron mi esperanza. Sin otra opción, decidí intentarlo. Aprendí Falun Gong de mi esposa, pero no tenía idea que mi camino cambiaría para siempre.
Mientras hacía los ejercicios, sentí una tremenda energía; mi cuerpo se estaba purificando completamente. Los libros de Falun Gong me impresionaron profundamente al explicar con sabiduría los misterios de la vida y el universo. Después de terminar de leer Zhuan Falun, el libro principal de la disciplina, obtuve una nueva visión de mi vida y de mi fe. Mi firme creencia en el ateísmo fue completamente removida.
Tres meses después, la alegría y la risa volvieron a mi familia. Me convertí en una persona diferente. Abandoné muchos malos hábitos como la bebida, el juego y el tabaco, tampoco me atrae ver televisión o navegar por Internet; me volví más sincero, gentil y tolerante. Mi vida ha sido completamente renovada.
Mirando ahora hacia atrás y viendo todos los acontecimientos de vida y muerte que ocurrieron en mi vida durante los dos últimos años, de repente me di cuenta: "¿No era este el destino del que hablaba mi suegro?".
El Maestro dijo:
“Siendo un cultivador, el curso de tu vida va a cambiar desde hoy en adelante, mis Fashen te lo arreglan nuevamente”. (Tercera Lección, Zhuan Falun).
“Si tu vida originalmente no incluía el xiulian pero ahora quieres el xiulian, entonces hay que arreglarte nuevamente el camino posterior, por eso se puede ajustar el cuerpo para ti”. (Tercera Lección, Zhuan Falun).
Una vez le pregunté a mi esposa dónde estaban mis beneficios por practicar ella Falun Gong. Ahora me doy cuenta: ¿No estaba siendo beneficiado todo el tiempo?