(Minghui.org) Solía servir en las fuerzas armadas y aprendí muchas técnicas de artes marciales para derrotar a los enemigos. Sabía varias maneras de capturar a una persona y técnicas antiguas como la palma de hierro. Era lo suficientemente fuerte como para romper ladrillos con mis propias manos.
Después que la persecución a Falun Gong comenzara en 1999, fui sentenciado por mi creencia en Falun Dafa (también conocido como Falun Gong) tres veces, un total de 7 años. Fui golpeado por otros reclusos durante mis detenciones, pero nunca usé mis habilidades de combatir para devolverles el golpe, porque tengo que seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Tratar a los reclusos con compasión
Una noche, un preso me sacó de la cama y empezó a golpearme y a patearme una vez que estaba en el suelo. Luego usó su zapato para abofetear mi cara y cabeza hasta que empezó a sangrar mi ojo izquierdo.
Yo estaba tan enojado que quería quitarle la vida, pero de repente aparecieron dos figuras delante de mí de otra dimensión. Uno de ellos dijo: "No luches cuando seas golpeado o insultado". El otro a cambio dijo:"Es humillante para un artista marcial ser golpeado por otro. Mátalo".
Las lágrimas rodaron por mi cara, mientras recordaba lo que el Maestro Li, el Fundador de Falun Dafa, nos había enseñado. Comencé a recitar el Fa y a soportar las palizas.
Antes que el preso, que me había golpeado fuera liberado, le dije que lo perdonaba y también le agradecí por toda su ayuda. Él se conmovió y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Escenas de otra dimensión
Cuando fui sentenciado por tercera vez, una noche, un guardia y un preso usaron esposas para golpearme porque no quería renunciar a mi creencia. Más tarde, esposaron mis cuatro extremidades a los lados de una cama. El guardia le dijo al preso que no me quitara las esposas.
Tenía la sensación que me estaba muriendo y pedí ayuda al Maestro. De repente, me sentí como si me hubiera encogido al tamaño de un bebé y estaba siendo sostenido por el Maestro.
Cuando el guardia regresó para quitarme las esposas, él esperaba que colapsara en el suelo. Pero en cambio, yo estaba lleno de energía.
Algunos milagros
A finales de 1999, fui a la Plaza de Tiananmen en Beijing, para apelar por el derecho de practicar a Falun Gong. Justo antes de irme, soñé que un sinnúmero de guardias celestiales se arrodillaban ante mí, mostrando su respeto.
Otra vez, fui retenido en mi compañía y no se me permitió volver a casa durante 21 días. Aproveché esta oportunidad para contarles a las personas que fueron asignadas para monitorearme, acerca de Falun Gong y la persecución. Después de escucharme, esa noche, todos se fueron a casa y no se quedaron para vigilarme, a pesar que los directores de la compañía les dieron instrucciones de hacerlo todo el tiempo.
Como ya nadie me controlaba, usé el tiempo para leer 21 veces el libro Zhuan Falun. Sentí como las palabras volaban una por una en mis ojos; me sentí muy tranquilo y en paz. Desde entonces mi miopía y astigmatismo se recuperaron completamente.
He experimentado muchos más milagros desde que empecé a cultivarme. Sólo espero que la gente pueda entender los hechos de Falun Gong y renuncie al partido comunista chino para que tenga un futuro brillante.