(Minghui.org) Mi madre ha practicado Falun Dafa por más de veinte años. Recuerdo que antes de hacerlo estaba enferma todo el tiempo. Tenía una afección renal, otra en la tráquea y ataque de nervios.
A menudo la vi cubriéndose el estómago con las manos, por lo que supongo que también tenía problemas estomacales. Durante años tomó medicinas.
Mis padres tuvieron cinco hijos y vivimos en la pobreza. Envidiaba a mis compañeros de la infancia que tenían meriendas. Siempre esperaba con ansiedad el Año Nuevo Chino, ya que disfrutaba de buena comida como bollitos y cerdo, dulces, un par de manzanas y una muda de ropa nueva.
Cada año durante el Festival del Barco del Dragón, cada uno de los hijos tenía la oportunidad de comer dos huevos: mi madre preguntaba a uno por uno cómo los querían: hervido, revuelto, al vapor o poché. Cada uno tenía el que prefería. En esa época del año, aún si estaba enferma o con mucho dolor, los cocinaba como deseábamos, .
Aunque débil y con pobre salud, nos quería mucho y nunca nos golpeaba o gritaba. Éramos pobres, pero también una familia muy cariñosa.
Tribulaciones en la mitad de su vida
Mi hermana menor nació cuando yo tenía diez años. Al mismo tiempo mi madre padeció glaucoma y no tuvo leche para alimentarla, solo tomó leche de vaca. Los ganaderos deshonestos mezclaban la leche con una doble cantidad de agua, por lo que mi hermana a menudo estaba hambrienta y se retorcía mucho. Ya con dificultades financieras, mi madre no pudo tratar su enfermedad ocular; sin tratamiento, podía quedar ciega.
Estaba al borde de la desesperación cuando un amigo le aconsejó comer la vesícula biliar de un animal y eso evitaría que el glaucoma empeorara. Mi padre fue a todas partes a buscar vesículas y se las trajo.
Contó que el sabor de cada vesícula quedaba en su boca durante todo el día y la noche. Era horriblemente amarga. El azúcar era limitado, a cada familia le asignaban solo un kilo por mes. Debíamos usarla con la leche para alimentar a mi hermana menor. Tampoco había dinero para dulces, por lo que mi madre tenía que soportar el sabor amargo y el dolor.
Las vesículas detuvieron el progreso de la enfermedad, pero le daban demasiado dolor de estómago. Todos los jugos estomacales se secaron, por lo que sufría casi todo el tiempo. Comiera o no, eructaba muchas veces al día, sonaba como si el ganso de nuestro vecino graznara.
Cuando caminábamos juntos en la calle, sus eructos tomaban por sorpresa a la gente. Yo aun era joven y no entendía, por lo que cuando eructaba, le rogaba que se detenga. "Mamá, por favor, no eructes más. Es muy vergonzoso".
Mi madre a menudo vomitaba ácido estomacal, lo que hacía que sus zapatos de terciopelo negro se tornaban morados.
Un día, cuando tenía unos 50 años, se cayó y se fracturó una de las muñecas. En otra oportunidad estaba cocinando en casa cuando se sentó en el suelo y se quebró el hueso del muslo.
Le diagnosticaron osteoporosis severa, con huesos tan porosos como un panal de abejas. El médico dijo que podría fácilmente terminar paralizada.
Ante la grave situación, toda nuestra familia se sintió envuelta en nubes oscuras. No tuvimos más remedio que cuidarla todo el tiempo, como cuando iba de compras o se bañaba, e hicimos todo lo posible para ayudarla a evitar cualquier accidente.
Durante este tiempo mi madre rara vez sonrió. Yo ni siquiera podía recordar cómo era su sonrisa. Me parecía que vivía en el hospital; los hijos nos turnábamos para quedarnos con ella cuando estaba internaba.
Por su falta de visión, mi padre se hizo cargo de la cocina en casa. Mi hermana y yo teníamos 12 y 10 años respectivamente. Él hacía las tareas domésticas, abrigos y pantalones de algodón para todos.
Fácilmente renuncia a una adicción de 50 años a los cigarrillos
En 1998 mi madre comenzó a practicar Falun Dafa, y muchas cosas milagrosas sucedieron desde entonces.
Fumó desde los 11 años. Cuando le diagnosticaron osteoporosis a la edad de 65, el médico le advirtió repetidamente que deje de fumar, ya que podía devenir en parálisis.
Intentó dejar el cigarrillo. Al regreso del hospital, estuvo bien durante los primeros siete días, pero por la noche no podía dormir sin fumar. Dijo que hasta los huesos le picaban. Como no quería despertarnos, no encendía las luces. Caminaba sola en la casa y permanecía despierta casi la mitad de la noche.
Perseveró y se negó a fumar durante siete días y siete noches. Estaba muy delgada. Mis padres tuvieron una buena relación y nunca discutieron. Mi padre no podía soportar verla sufrir y dijo: "Realmente lo estás pasando mal. Al verte así, me duele demasiado el corazón. ¿Qué tal si fumas un cigarrillo esta noche y luego intentas dejarlo mañana?".
Mi padre nunca fumó, por lo que no tenía idea de lo difícil que era dejar el cigarrillo. Escuchando sus palabras, parecía haber recibido una orden, y de inmediato volvió a fumar.
Desafortunadamente, su adicción a los cigarrillos empeoró, y fumaba el doble que antes. Mi madre me dijo: "No tengo valor para dejar de fumar. Aceptaré estar paralítica, no importa lo que pase".
Vivía con miedo y cautela. Nadie podría haber esperado que mi madre dejara de fumar completamente después de practicar Falun Gong por sólo cinco días.
Un día, mucho después de haber empezado a practicar, mi madre -que entonces tenía 75 años- estaba sola en casa cuando vio una bolsa de arroz de veinticinco kilos sobre el suelo. Estaba en su camino, por lo que pensó: "Llevaré la bolsa a la silla".
Dijo: “¡Maestro, por favor ayúdame!”. La levantó con facilidad y la colocó sobre la silla.
A salvo después de un accidente de auto
En una mañana lluviosa del verano de 2010, mi madre de 77 años y mi hermana mayor fueron al mercado. Mientras cruzaban la calle, una chica en motocicleta se dirigió hacia ellas y lanzó a mi madre a unos cuatro metros de distancia.
Mi madre, la joven y la motocicleta se estrellaron. La joven salió arrastrándose de debajo de la moto y se acercó a mi madre sin levantarse. Con lágrimas sobre su rostro, la levantó.
La abrazó, la sacudió, lloró una y otra vez, y dijo: "Tía, es mi culpa. Por favor, despierta. Tía ¿qué debo hacer?".
Al rato, mi madre se acercó y preguntó: “¿Qué sucedió?”.
La joven se alegró tanto de verla con vida que dijo ansiosamente: "Tía, te choqué. ¿Cómo te sientes?. Vamos al hospital”.
Mi madre estaba muy clara en ese momento y le manifestó: "No tengas miedo. Tu tía no te extorsionará. Soy practicante de Falun Gong. Vete”.
La joven quedó atónita y no podía creer lo que oía. "Tía, ¿qué dijiste?".
Mi madre repitió lo que había dicho.
“¿En serio?”, expresó la conductora.
Cuando se dio cuenta que mi madre lo decía en serio, se puso de pie, levantó la moto doblada y continuó su camino sin dar marcha atrás.
La joven regresó al dormitorio, llamó a su madre y le contó lo que había sucedido. La mujer la reprendió: "¿Eres un ser humano? Golpeaste a una anciana, ¿y ni siquiera la ayudaste a pararse antes de irte? ¿Cómo puedes dormir esta noche? ¿Olvidaste lo sucedido hace años?”.
Entonces le recordó que ocho años antes a su abuela la había chocado un automóvil. El conductor abandonó la escena del accidente dejando a la anciana paralizada.
La joven le explicó a su madre: "Me quedé atónita en ese momento y pensé que podría estar un poco confundida. Dijo que no me extorsionaría, pero temí que lo hiciera cuando recuperara la cordura, así que me fui".
La madre fue muy amable y le dijo: "Debes ser responsable. Puedes huir del accidente, pero ¿puedes huir de tu conciencia?".
Esto impresionó a la chica. Al día siguiente, se paró cerca de donde mi madre fue golpeada y esperó por nosotros.
El día del accidente había escuchado a una mujer -mi hermana- gritar una y otra vez: "¡Mamá! ¡Mamá!". Solo miraba a mi madre y la sacudía para despertarla, así que no vio cómo era mi hermana.
La joven preguntó a todas las mujeres de 40 y 50 años que pasaron por aquí: "¿Eres la mujer a cuya madre golpeé el otro día?".
Durante cinco mañanas seguidas, hizo la misma pregunta hasta que mi hermana mayor apareció en el quinto día. "Señorita, mi madre dijo que no me dejaría volver a casa si no podía dar con la anciana que golpeé", le manifestó.
La chica le contó a mi hermana lo que había sucedido después de golpear a mi madre. Le compró regalos y fue a visitarla a su casa. Cuando descubrió que estaba a salvo e ilesa, se alegró mucho y se disculpó una y otra vez. "Lo siento, tía. Gracias por perdonarme".
Mi madre le contó: "Si no practicara Falun Dafa, estaría muerta o paralizada después de tal accidente. Tuve osteoporosis antes de practicar. El médico me dijo que quedaría paralizada aunque me cayera, sin mencionar si me atropellaba una motocicleta. Si no hubieran practicado Falun Dafa, mis hijos no te habrían dejado salir del aprieto. Por favor expresa tu agradecimiento a mi Maestro que me ayudó a pasar la tribulación".
Le contó a la joven sobre Falun Dafa y la persuadió a renunciar a la liga juvenil y a los jóvenes pioneros.
La firme creencia en el Maestro y el Fa ayuda a mi padre a superar una tribulación
En el verano de 2003, mi padre se cayó y lo llevaron al hospital. El médico dijo que todo el lado derecho de su cerebro estaba seriamente afectado por un derrame cerebral y le ordenó que no se moviera y se quedara en la cama.
Mi padre tenía temor a la muerte, por lo que siguió las instrucciones y se quedó inmóvil en cama. Estuvo acostado toda la noche, pero al día siguiente sus ojos se llenaron de lágrimas. Nos notificaron que lo trasladarían a la unidad de cuidados intensivos.
Mi madre se iluminó en un punto: él era practicante. Aunque no era diligente en la cultivación, tenía a Shifu para protegerlo, entonces ¿cómo podíamos dejarlo bajo el cuidado del hospital? ¿Por qué no creer en el Maestro?
Mi madre creía que él debía regresar a casa y practicar la cultivación. Como resultado, se negó a estar de acuerdo con los médicos y enfermeras que habían decidido trasladar a mi padre a una unidad de cuidados intensivos.
Habló con nosotros sobre la posibilidad de sacarlo del nosocomio y esto hizo que mis familiares se opongan. Argumentaron que estaba en condición crítica y que podía estar en peligro en cualquier momento. Un médico tenía una carta de responsabilidad en la mano. "¿Quién asumirá la responsabilidad", preguntó, "si su vida está en peligro y no se lo traslada a una unidad de cuidados intensivos?”.
Mi madre respondió: “Yo la asumiré”.
Nuestros parientes estaban muy enojados, y mi madre muy tranquila. Ella sabía que los médicos no podían curar a mi padre porque los practicantes de Dafa solo son cuidados por el Maestro. Sabía que moriría si confiábamos en el hospital.
Nuestros familiares no eran practicantes, así que no querían que lo sacáramos. De todos modos decidimos llevarlo a casa y esperamos una oportunidad.
Aproximadamente a las 4:00 a. m. de la tercera mañana, mi padre, mi madre, mi hermana menor y yo hablamos de irnos cuando nuestros parientes se fueron a tomar un descanso. Debido a que él no creía firmemente en Dafa y estudió poco el Fa al principio mi padre insistió en no irse. Sin embargo, mi madre comprendió que solo el Maestro podía salvarlo después de compartir con nosotros desde la perspectiva del Fa. Finalmente accedió a dejar el hospital.
Cuando llegamos a casa, estudiamos juntos el Fa y compartimos nuestros entendimientos. Mi padre parecía una nueva persona y recuperó su energía. Llamamos a todos nuestros parientes y les dijimos que había regresado a casa y se había recuperado. Todos estaban sorprendidos.
La firme creencia de mi madre en Dafa anuló los pensamientos e ideas de todos los que habían presenciado la experiencia de mi padre en el hospital. También sorprendió a mucha gente.
En los últimos años, mi madre también experimentó tribulaciones de enfermedad varias veces, pero en cada oportunidad finalmente siempre estuvo bien. Al principio, los familiares trataron de persuadirla para que consulte a un médico, pero ella insistió en no ir al hospital y explicó por qué.
Más tarde, cuando mi madre padeció nuevamente tribulaciones de enfermedad, nadie sugirió que viera a un médico, sino dijeron: "¡Date prisa! Ve a estudiar el Fa y envía pensamientos rectos".
Protestando contra la persecución y rescatando practicantes
Originalmente había dieciséis practicantes en mi familia y parientes directos, pero la mayoría abandonaron la práctica después que el partido comunista chino comenzó la persecución a Falun Gong en julio de 1999.
Como no estábamos claros sobre los principios del Fa, mis hermanas y yo fuimos arrestados una y otra vez mientras trabajábamos en proyectos de Dafa para validar el Fa.
Nuestros padres trabajaron duro para rescatarnos. En diciembre de 2005, nuestra hermana menor fue arrestada por la oficina de seguridad de la ciudad, fuimos a los departamentos de gobierno para apelar por justicia, pero nadie escuchó. Nos dirigimos allí todos los días y pedimos que sea liberada.
Esa oficina nos impidió ingresar al edificio, por lo que tuvimos que permanecer en el exterior. A menudo fuimos ignorados durante toda una mañana. Diciembre es la estación más fría del año en el norte de China.
El organismo estaba situado a orillas del río, por lo que hacía viento y frío. Aunque llevábamos zapatos de algodón muy gruesos y estábamos helados, nos quedábamos. Nuestros pies se congelaban y dolían. Mi madre, en sus 70 años, se nos unía todo el tiempo. Realmente no fue fácil. Fuimos allí todos los días durante un mes hasta que cuatro practicantes fueron liberados.
En 2012, mi hermana menor fue arrestada y llevada a un centro de lavado de cerebro. Mi madre fue a la oficina 610 local para explicar los hechos sobre Falun Gong y les pidió que liberaran a su hija. Habló con el director. “Usted luce casi de la misma edad que mi hijo y son muy guapos. No se ven como personas que harían cosas malas”.
El director le preguntó: “¿Qué cosas malas hice?”.
Entonces le explicó: “Usted hace cosas malas cuando arresta a practicantes de Falun Gong. Mucha gente sabe que los puestos en la oficina 610 son puestos mortales, por favor renuncie. Si continúa haciendo esto, será muy triste para su madre, la que le dio la vida y una buena apariencia”.
Mi madre trabajó para conseguir la libertad de mi hermana día y noche mientras estaba detenida en el centro de lavado de cerebro. Más tarde la trasladaron a otro en la ciudad capital de la provincia de Jilin. Mi madre siguió y pidió a las autoridades que la liberen.
El tráfico entre mi hogar y el centro de lavado de cerebro era muy intenso, pero mi madre iba allí un par de días a la semana. Finalmente el director del lugar dejó que la vea a través de una ventana a una distancia de diez metros. La autoridad dijo que era lo máximo que podía permitirle. Dos semanas después la transfirieron a un centro en otro condado, mi madre la siguió hasta que finalmente fue liberada y regresó a casa.
Relación armoniosa entre mi madre y la nuera
Antes que mi madre practicara Falun Gong, tenía conflictos con mi cuñada. Luego, sus pensamientos cambiaron. “No debo tomar tan seriamente y quejarme sobre mi nuera, no importa cuántos problemas tenga”, comentó. “Yo también soy responsable por nuestra mala relación”.
Mi madre trató de hacer lo mejor para satisfacer cada requerimiento de mi cuñada y compensarla por sus pérdidas previas. Se disculpó sinceramente, lo que antes hubiera sido imposible.
Ella manifestó: “Ahora practico Falun Dafa, tengo que tratar bien a todos. El Maestro dijo: ` los cultivadores no tienen enemigos´ (Girando la Rueda hacia el mundo humano, Escrituras esenciales para mayor avance (III)), debo dejar que mi nuera sea testigo de las maravillas de Falun Dafa”.
Su sinceridad gradualmente conmovió a mi cuñada, por lo que ella también cambió. Después de la muerte de mi padre, invitó a mi madre a su casa durante una semana y la cuidó con ternura. Le cocinó sopas, platos de vegetales y carne en cada comida durante su estadía. En solo una semana, engordó y resplandeció. Por primera vez en su vida, disfrutó del respeto y de la deferencia de mi cuñada.
Mi madre a menudo compartía con sus familiares y amigos: "Mi vida no sería lo que es hoy sin Falun Dafa. Es Falun Dafa el que nos cambió a mi nuera y a mí. Falun Dafa me cambió de ser una suegra malvada que se quejaba de su nuera, en una buena suegra a la que ahora estiman y honran".
Desde entonces, cada vez que nos juntamos para las fiestas, mi cuñada siempre cocina. Ella dijo: "He estado casada por más de 30 años, pero nunca he disfrutado de la calidez de una familia como lo disfruto hoy. Ahora estoy muy feliz. Todo se debe a Falun Dafa, es Falun Dafa el que nos trajo todas estas bendiciones".
Mi cuñada compartió sus sentimientos con nuestros cuatro cuñados más de una vez. "Tenemos una familia muy feliz, y todo es gracias a Falun Dafa. Todos debemos tener en mente que Falun Dafa es bueno".
Mi madre solía decir con gran aprecio: "Sin practicar Falun Dafa, siempre hubiera habido algo malo entre mi nuera y yo". Los agravios que duraron treinta y dos años entre mi madre y mi cuñada se disolvieron a través de la cultivación en Dafa.
En este maravilloso 19.° Día Mundial de Falun Dafa y el Cumpleaños del Maestro, me gustaría expresar mis sinceros saludos a Shifu: ¡Feliz Cumpleaños!
¡Los seres conscientes tanto en este mundo terrenal como en los cielos pueden juntos celebrar el 26.° Aniversario de la difusión de Falun Dafa al mundo!
(Presentado para "Celebrar el Día Mundial de Falun Dafa" 2018 en el sitio web Minghui)