(Minghui.org) Mis excompañeros de clase se reunió en septiembre de 2015. Era un almuerzo en el que daríamos la bienvenida a Mei (alias), que justo regresaba del sur de China. Se celebraba un estudio del Fa al mismo tiempo, así que no estaba seguro de a qué evento debía asistir. Si fuera a la reunión, me perdería el estudio del Fa. Y si no iba a la reunión, perdería la oportunidad de hablarles sobre Dafa.
Mis excompañeros de clase de la ciudad seguían reuniéndose, pero los que vivían en otros lugares nunca iban a nuestra ciudad. Pensé que me arrepentiría si perdiera esta ocasión. Por lo tanto, decidí ir al almuerzo.
Durante el almuerzo, no aclaré la verdad sobre Falun Dafa, porque no estaba seguro de cómo hacerlo. Aunque sabía que ese tipo de sentimiento no era más que un apego humano, tenía miedo de que mis excompañeros de clase no entendieran o no aceptaran lo que tenía que decirles.
Cuando el almuerzo terminó dos horas más tarde, todavía dudaba. Me pregunté: "¿Qué debo hacer? ¿Por qué estoy aquí?".
Al final, justo en el momento que me decidí hablar con Mei, otra compañera de clase me llamó, gritando mi nombre, para que me subiera a su auto. Algunas otras compañeras también se subieron a su vehículo. Cuando miré al asiento de atrás, vi que Mei también se encontraba en el auto.
Durante el camino les hablé de la bondad de Dafa y de la perversa persecución de Jiang Zemin. Mencioné que la gente en el mundo está despertando y renunciando al partido comunista chino (PCCh).
Les expliqué: "El PCCh es corrupto y el Cielo lo castigará. En la escuela, nos unimos a los jóvenes pioneros, a la liga juvenil y más tarde al PCCh. Todos levantamos los puños, juramos luchar y dar la vida por eso. Puede que hayamos dedicado nuestras vidas a ello, pero cuando se ciernan sobre nosotros los desastres naturales causados por el PCCh, tú también te verás afectado ya que eres un miembro del partido. Sin embargo, si puedes renunciar al PCCh, no tienes de qué preocuparte”.
Escucharon atentamente mis palabras, comprendieron la verdad y renunciaron al partido y a sus organizaciones juveniles. Les di a cada uno de ellos un seudónimo y les prometí que enviaría sus renuncias.