(Minghui.org) Soy una practicante de Dafa veterana. Comencé a cultivarme en mayo de 1997. En los últimos diez años, he sufrido persecución en multitud de ocasiones. Me han recluido en un centro de lavado de cerebro siete veces y en un centro de detención tres veces; mi casa ha sido saqueada en ocho ocasiones y he vivido tres períodos de vigilancia domiciliaria, solo en los últimos tres años.
Al no estudiar el Fa diligentemente, lo que he experimentado durante mi cultivación ha sido muy duro. En mi camino, he tropezado en varias ocasiones. Cada vez que era perseguida o me encontraba en dificultades, el Maestro compasivamente me protegía, me daba señales y me guiaba.
Mejorando el xinxing en medio de los conflictos
En abril de 2011, Zhou Yongkang, el exjefe del comité político y jurídico del partido comunista chino (PCCh), vino a nuestra ciudad e instigó una campaña masiva de persecución contra los practicantes. Su gente arrestó a nueve practicantes de Dafa a los que apuntaron como "figuras claves" y los archivaron como parte de un “gran caso". Yo fui una de las acusadas.
En el centro de lavado de cerebro, me administraban drogas extrañas, mezcladas con la comida. Me sentía somnolienta y caminaba inestablemente. Mis pensamientos se volvían confusos cada vez que comía. Fingían ser muy amables, así que llegué a sentirme tan confundida que, en momentos de extrema debilidad, cooperé con la maldad.
Un día, el jefe de división de la seguridad pública intentó difamarme diciendo que yo poseía algunos documentos secretos. Amonestó a la persona encargada de vigilarme. De repente recordé el Fa del Maestro:
"El veneno es simplemente venenoso, si se quiere que deje de ser venenoso, simplemente no es posible" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Filadelfia, Estados Unidos, 2002).
De repente, mi mente se volvió lúcida. Pedí lápiz y papel para escribir una declaración solemne. Se negaron a proporcionármelos. Entonces grité: "Declaro solemnemente que todas mis palabras y conductas inapropiadas, hasta el día de hoy, que no hayan sido acordes a Dafa, quedan anuladas. A partir de ahora, voy a practicar Dafa diligentemente”.
Todos reaccionaron con enojo y miedo, a partes iguales. Aquel mismo día, me trasladaron a otro centro de lavado de cerebro, donde nunca volvería a doblegarme ante sus malvadas órdenes. Antes de ser liberada, me dijeron que debía firmar un documento y pagar una fianza de 5.000 yuanes.
Les contesté: “Nunca debí haber estado aquí".
Tan pronto como regresé a casa, escribí una declaración solemne y un artículo que exponía la cruel persecución en el sitio web de Minghui.
Lo que paso después fue una tribulación aún mayor. La división de seguridad doméstica de la ciudad me ordenó comparecer ante el tribunal. Negué tal persecución y no asistí a la audiencia. Le expliqué los hechos sobre Falun Dafa a los funcionarios de la corte encargados del caso. Finalmente, me borraron de la lista de los nueve practicantes y dejé de formar parte en el "gran caso".
Esto despertó sospechas en algunos practicantes locales. Este rumor pronto se extendió por todas partes y me entristeció. Una practicante anciana que creyó aquellos rumores me criticó en voz alta. Me preguntó por qué visitaba con tanta frecuencia al sitio de producción de material y me prohibió que volviera a su casa.
Me sentí triste y miserable después de oír sus palabras. Además, me reprochaba a mí misma no haber actuado correctamente cuando había sufrido persecución. Estos malentendidos y rumores difundidos por los practicantes agregaron aún más dolor y presión a mi precario estado de ánimo.
Reprimí mi dolor y le respondí a la anciana practicante: "Si alguien sospecha de mí, debería decírmelo en persona. No albergaré ningún odio en mi corazón contra ninguno de ustedes. El Maestro es el único que sabe la verdad".
Compartí entendimientos con los practicantes. Les consulté si veían necesario que escribiera y diera a conocer públicamente porqué me tacharon de la lista del “gran caso”. Respondieron que no era necesario. En ese momento me di cuenta de que había estado mirando hacia afuera y de que había intentado resolver la situación a mi manera. Necesitaba mirar hacia adentro y mejorar mi xinxing en medio de aquel conflicto. Me calmé y estudié el Fa.
El Maestro señaló:
"El Ren, es la clave para mejorar el xinxing de uno. El aguantar con odio, quejas o lágrimas es el Ren de una persona común que está apegada a sus recelos. Sólo el aguantar completamente sin ningún odio ni queja alguna es el Ren de un cultivador” ("Qué es Ren" de Escrituras esenciales para mayor avance).
"Siendo estudiantes, si otros estudiantes no tienen confianza en ti, no insistas en hacer las cosas tercamente, no está nada mal si te alejas un poco. De esta manera, disminuye la presión mental en ambos lados” (Exponiendo el Fa en la conferencia de estudiantes de la región Asia-Pacífico).
Cuando leí los principios de Fa arriba mencionados, lo vi con claridad y dejé de defenderme. Decidí seguir el curso natural y estudiar más el Fa. Fortalecí y amplié mis pensamientos rectos. Empecé a eliminar los elementos malignos que trataban de obstaculizar la cooperación, y de desmembrar el cuerpo de practicantes.
Miré adentro e identifiqué apegos, tales como la mentalidad combativa, las quejas, el odio, la dependencia de los demás, y la falta de amabilidad con el resto de practicantes. Continué saliendo a contar a la gente los verdaderos hechos sobre la persecución a Falun Dafa. He cooperado con los practicantes de una manera armoniosa y me he rectificado constantemente según los principios de Dafa. La brecha entre los practicantes locales disminuyó gradualmente.
Varios practicantes me han pedido disculpas en los últimos años. Dijeron que no deberían haber sospechado de mí. Se dieron cuenta de que me habían hecho daño. Realmente admiré su tolerancia y aprecié la ayuda del Maestro para disolver la brecha entre nosotros. Miles de palabras se condensan en una frase: Sigan las enseñanzas del Maestro.
"En la hora final de la Rectificación del Fa, cultívense a ustedes mismos bien, sólida y concretamente y cumplan con la misión de salvar a la gente" (Al Fahui de Francia).
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a algunos practicantes. A pesar de herirlos, seguían preocupándose por mí. Nunca antepusieron la ganancia o la pérdida personal, ni manifestaron queja u odio alguno. Siempre se mostraron generosos, tolerantes y me ayudaron a solventar los conflictos y los malentendidos que surgieron con el grupo.
Mi familia está por todas partes
Maestro dijo: "…déjenme decirles, cada persona en el mundo entero fue en algún momento parte de mi familia” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).
“…los Dafa dizi cargan la responsabilidad histórica de salvar a las multitudes de seres" (Al Fahui de Japón).
Durante estos años, mientras le contaba a la gente los hechos sobre Falun Dafa, realmente sentí que mi familia se encuentra diseminada por todos los rincones del planeta, esperándome para que los ayudara a salvarse.
Anciano y su familia comprenden la verdad y renuncian al PCCh
Una mañana, en el parque, un anciano de ochenta años, se desmayó repentinamente. Su esposa comenzó a pellizcarle la cara, mientras le pedía que despertara. Particularmente, me parecía que nunca más despertaría.
Muchas personas, que se encontraban cerca observaron la escena, pero desde la distancia. Me acerqué a la pareja inmediatamente. Me arrodillé, acerqué mis labios al oído del anciano y le sugerí que recitara en silencio: "Falun Dafa es bueno “, "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
De inmediato, eructó tres veces consecutivas. Gradualmente, su rostro cambió de un color oscuro a un resplandor rosado. Recobró la consciencia. Todos se quedaron asombrados.
Al día siguiente, en el mismo parque, cuando le contaba a la gente los verdaderos hechos sobre la persecución a Falun Dafa, una anciana se acercó y me dijo con gran entusiasmo: "la familia de aquel anciano que salvaste (en realidad no fui yo sino el Maestro quien le salvo) te estuvo buscando por todas partes".
Le aseguré que acabaría encontrándolos.
Me enteré de que el anciano se encontraba ingresado en un hospital. Compré un poco de fruta y fui a verle. En su habitación conocí a su familia y a otros parientes y amigos. Estaban muy agradecidos. El anciano se conmovió y lloró. Sostuvo mis manos como si fueran las de un pariente que no había visto en mucho tiempo.
Le conté a él y a su familia los hechos sobre Falun Gong y la persecución por parte del partido comunista chino (PCCh). Les expliqué que, si alguno era funcionario, y trataba amablemente a los practicantes de Falun Gong, sería bendecido. La nuera del anciano estaba muy sorprendida y dijo: "¡tus ojos son tan penetrantes! Mi esposo es el director del hospital".
Le describí lo importante que era renunciar el partido comunista. La nuera, tomo mi bolígrafo y papel, y llamó a sus familiares: “¡Hay que renunciar! ¡Hay que renunciar! ¡Todos tienen que renunciar!”.
Mujer anciana siente un cambio milagroso al conocer la verdad
Una vez, mientras caminaba por la acera, una anciana delgada y de pequeña estatura, tropezó delante mía y cayó. Como no era capaz de levantarse, me acerqué a ella y le rogué que se tranquilizara. Le pedí que repitiera conmigo: "Falun Dafa es bueno”, "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
Al principio, no podía pronunciar las palabras claramente. Después de un rato, la agarré de los brazos y la ayudé a levantarse.
En ese momento, dos mujeres se acercaron desde la otra acera. Estaban sorprendidas: "Usted es tan audaz y también es ya mayor. Debe tener cuidado, nadie debe verla hacer una buena acción como esta. Los periódicos han informado que en situaciones similares, la persona después de recibir ayuda difama a la buena persona que le ofreció su ayuda, e incluso le exige una indemnización".
"Sólo pensé que necesitaba ayuda, nada más", contesté.
Les expliqué los verdaderos hechos sobre Falun Gong y les entregué algunos materiales informativos. Ambas renunciaron al partido comunista y a sus organizaciones juveniles. Le pregunté a la anciana a dónde se dirigía.
Me dijo que hace unos días tuvo una caída y se había lastimado los brazos, así que iba al hospital a hacerse un examen médico. Le pregunté si quería que la acompañara al hospital. Inmediatamente respondió: “Creo que ya no es necesario que vayamos. Mis brazos están bien, no siento dolor alguno, de verdad. Siento gratitud hacia Dafa y hacia su Maestro. Esto es realmente milagroso. Sin duda voy a contárselo a toda mi familia, para que reciten: “Falun Dafa es bueno”, “Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.
Trabajadores emigrantes a salvo
Otro practicante y yo hablamos a un grupo de trabajadores emigrantes sobre Falun Gong. Todos accedieron a renunciar el partido comunista. Nos explicaron que estaban trabajando en el sector de la construcción y que estaban expuestos a muchos peligros.
Agradecieron que les contáramos los verdaderos hechos sobre la persecución a Falun Gong. Nos ofrecieron su cobertizo para que tuviéramos un lugar donde almorzar, sobre todo en los días de lluvia.
Un día fuimos a visitarlos a su cobertizo. Se alegraron al vernos llegar. Les contamos más detalles sobre Falun Gong. Tres trabajadores emigrantes compartieron que renunciar el partido les había causado buenas sensaciones. Nos dijeron que después de recitar: "Falun Dafa es bueno", se sentían reconfortados y saludables, y que todo en el trabajo les iba bien.
Nos señalaron a otro trabajador que se negaba a recitar "Falun Dafa es bueno”, y a renunciar al PCCh. Presentaba una herida en la pierna. Ese trabajador dijo avergonzado: “Voy a recitar ‘Falun Dafa es bueno' ahora mismo, y abandonaré las filas del PCCh también”.
Al día siguiente, regresamos para llevarle una sopa muy nutritiva a aquel trabajador lesionado. Para que se recobrara cuanto antes. Todos se conmovieron. Cuando regresó a su ciudad natal, se llevó información de Dafa y DVDs.
Hablando a la gente de Dafa en una peluquería
Un día mientras le contaba al encargado de una peluquería la verdad sobre Falun Dafa, una joven gritó a mis espaldas:"¡Abuela! ¡Abuela!”.
Me volví hacia ella. Al verme la cara, me sonrió y dijo tímidamente: "Me equivoqué de persona".
Le respondí con una sonrisa: "No, no te equivocaste. Tenemos una relación predestinada". Entonces, le conté los hechos sobre Falun Gong. Aceptó alegremente todo lo que dije.
Dejar el sentimentalismo, el resentimiento y el odio
He conocido a muchas clases de personas a lo largo de mi viaje y a todas las he adoptado como parientes míos. Lamentablemente, me avergüenzo de haber guardado rencor y odio hacia mi propio hijo.
Padeció enfermedades desde que nació. Sufrió una obstrucción intestinal a los nueve meses de edad y sobrevivió a una complicada cirugía. Durante ese tiempo, yo trabajaba en las afueras y ni siquiera podía cuidar de mí misma, mucho menos de un niño pequeño, así que le pedí ayuda a mi suegra para cuidarlo. Su abuela y su tía lo malcriaron y le concedieron todo lo que quiso. Poco a poco, se fue volviendo caprichoso y empezó a perder el tiempo con personas de dudosa reputación.
Se fue a vivir conmigo cuando se casó. Cuando tenía trabajo, derrochaba y no ahorraba. Así que cuando lo despidieron, comenzó a depender de mi pensión para sobrevivir. Ahora, a sus cuarenta años, sigue sin trabajo.
Siempre estaba gastándole bromas pesadas a la gente, se comportaba de forma muy terca y era incapaz de escuchar las críticas. En cuanto le criticaba un poco, acabábamos discutiendo. Al principio toleré su comportamiento, a pesar de que siempre me angustiaba verlo así. Poco a poco fui desarrollando resentimiento y lo odié. No le hablaba bien. Siempre quise que cambiara, a mi manera.
Mi hijo me culpaba: “Siempre estas diciendo que el PCCh no es bueno. En realidad, a mí tampoco me gusta pero siento que, a veces, hablas igual que el PCCh".
Me calmé e identifiqué a qué pensamientos se estaba refiriendo. Soy su madre, así que pensé que era natural y correcto tratar de educarlo. Pero dejaba de considerarme una practicante cada vez que entraba en conflicto con él. En lo más profundo de mi corazón, mi hijo no me importaba lo suficiente. Como consecuencia, los conflictos familiares se prolongaron durante mucho tiempo. Esto me hacia sufrir hasta caer agotada.
El Maestro dijo,
"Aquellos que están aferrados al afecto de sus parientes serán indudablemente fatigados, enredados y atormentados por este afecto. Estas personas se aferran al hilo del afecto y dejan que les amarre durante toda la vida. Cuando lleguen al final de sus vidas, les será demasiado tarde para arrepentirse” ("Tabúes para cultivadores” de Escrituras Esenciales para mayor avance).
Cambié mis nociones y dejé el apego al afecto familiar. Ahora, sólo lo considero como otra persona que debe ser salvada. Su actitud cambió en cuanto comencé a tratarle bondadosamente, de corazón.
Un día, olvidó apagar el gas antes de salir de casa. Lo encontré encendido y lo apagué, cuando regresé a casa. Le llamé y se lo dije con calma. Le pedí que tuviera cuidado y que actuara con prudencia.
“Contesté varias llamadas antes de salir de casa ", explicó,"y olvidé apagar el gas. Lo siento".
Me pidió disculpas de nuevo al llegar a casa y me aseguró que tendría más cuidado en el futuro.
Mi hijo cambió porque practico la cultivación genuina. Rectifiqué nuestro ambiente familiar y disolví nuestra enemistad. Sólo abandonando mi afecto por la familia podía cultivarme bien y mostrar compasión hacia todos los seres conscientes.