(Minghui.org) Todos los días cuando quemo incienso frente al retrato del Maestro, puedo observar que me muestra una sonrisa compasiva.
Pero, hace algunos días, tras quemar incienso y hacer heshi frente a su retrato, observé que las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Resbalaron por sus mejillas hasta llegar a las comisuras de sus labios. No sonreía, en absoluto. Me miraba con semblante serio y apesadumbrado.
Me quedé consternado y lloré amargamente. Me arrodillé y le prometí: “Maestro, a pesar que ha soportado tanto por nosotros seguimos ocasionándole problemas. Sé que está triste porque debo estar haciendo algo mal. Creo haberle decepcionado. A partir de ahora lo haré mejor. Me cultivaré más diligentemente. Por favor, no se preocupe”.
Permanecí largo tiempo arrodillado y llorando frente a la foto del Maestro.
Al día siguiente, tenía la esperanza que el Maestro volviera a sonreír. Pero al encender el incienso observé, de nuevo, lágrimas en su rostro. Todavía se mostraba serio y preocupado.
Me arrodillé y lloré de nuevo. Me sentía abatido. Le rogué: “Maestro, no se preocupe, por favor. No importa cuánto dure este viaje, mejoraré. Me convertiré en alguien digno de su salvación”.
Lloré durante todo el día, me mortificaba la idea de haber entristecido al Maestro, a causa de mis apegos.
Durante dos semanas, el rostro del Maestro permaneció cubierto de lágrimas. Me sentía culpable y me resultaba imposible contener el llanto. Jamás olvidaré aquel período de tiempo.
Transcurrido un tiempo, la expresión del retrato del Maestro, cambió completamente. Todo volvió a ser como antes. Las lágrimas desaparecieron de su rostro. Su expresión de pesar, se había tornado en una sonrisa compasiva.
Sin embargo, lo acontecido dejó un recuerdo imborrable en mi mente. No podía ni comer ni dormir bien. Otros practicantes también habían observado lágrimas en los retratos del Maestro, así que intercambiamos nuestros entendimientos. Escribí este artículo porque me gustaría compartirlos con todos ustedes.
Como discípulo de Dafa, deberíamos preguntarnos: “¿Por qué llora nuestro Maestro? ¿Quién lo ha hecho llorar?”.
Todos conocemos la respuesta.
El Maestro derrama sus lágrimas por los seres conscientes que van a ser destruidos, en la Rectificación del Fa, si no se posicionan correctamente.
También llora por los practicantes que han aflojado en su cultivación. El final de la Rectificación del Fa se acerca. Cuando llegue ese día, toda la perversidad, junto con los seres conscientes que no han sido salvados y los seres de niveles altos que descendieron, de incontables cuerpos celestiales a la tierra, para obtener el Fa, desaparecerán para siempre.
El Maestro ha abordado estos asuntos en muchas ocasiones, en los últimos 20 años. Como Dafa dizi del período de la Rectificación del Fa deberíamos hacernos algunas preguntas: ¿De dónde procedemos? ¿A dónde nos dirigimos? ¿Cuál es nuestra misión? Si hubiéramos salvado a nuestros seres conscientes y nos hubiéramos cultivado a nosotros mismos bien, no existiría ninguna razón para que el Maestro se entristeciera.
Desde que el Maestro empezó a difundir Dafa en público, en 1992, ha cambiado el devenir de muchos acontecimientos cósmicos, como por ejemplo, el destino final de la humanidad, en el año 1999. Shifu ha soportado el yeli (karma) de toda la raza humana. Ningún otro ser iluminado de nivel alto sería capaz de soportar un yeli (karma) tan enorme y posponer el final de la Rectificación del Fa, una y otra vez. Esta prolongación de tiempo es para que todos sus discípulos salven a la gente y se cultiven a sí mismos.
El Maestro ha explicado muchas veces que todos los Dafa dizi del período de la Rectificación del Fa son reyes y señores de cuerpos celestiales de niveles altos. Para obtener el Fa en el mundo humano y salvar seres conscientes, entramos a los tres reinos y soportamos todo tipo de dificultades y pruebas. Después de un número incontable de reencarnaciones obtuvimos, definitivamente, el Fa.
A la hora de salvarnos, Shifu, no tiene en cuenta los errores que, los seres conscientes o los Dafa dizi, hayamos podido cometer a lo largo de la historia. Una y otra vez, el Maestro nos ha concedido oportunidades, tiempo y ambientes para que nos corrijamos y nos cultivemos hasta la perfección.
Tras encontrar a un Maestro tan misericordioso y un Fa tan inmensamente grande, ¿por qué no podemos hacerlo bien? ¿Cuánto tiempo podrá seguir esperándonos? La Rectificación del Fa tiene una fecha límite. Cuando llegue ese día, lo que cosechemos, bueno o malo, depende de nosotros, de lo que hagamos ahora.
No importa el tiempo que quede, debemos empezar a hacer las cosas bien, atesorar esta oportunidad tan extremadamente preciosa, salvar más gente y cultivarnos a nosotros mismos. Solo haciéndolo así, conseguiremos que el Maestro esté feliz y no se preocupe por nosotros.