(Minghui.org) Una señora mayor, de unos 50 años de edad, residente en el condado de Ningcheng, fue condenada a tres años de cárcel acusada de “usar una organización sectaria para socavar el orden público”, una excusa estándar usada por el régimen comunista chino para incriminar falsamente y encarcelar a los practicantes de Falun Gong. El juez asignado al proceso de apelación se burló de sus familiares diciéndoles: “¿Son tan ingenuos que creen que el veredicto se revocará?”.
La Sra. Li Caizhi solía sufrir fuertes migrañas y problemas estomacales. También peleaba, todo el tiempo, con su marido hasta casi divorciarse. Su vida cambió al empezar a practicar Falun Gong en 2002. Se volvió una persona saludable y feliz. Tanto su marido como el resto de su familia se asombraron al constatar que Falun Gong la había convertido en una persona cariñosa y atenta.
Habiendo experimentado el poder que posee Falun Gong para transformar a las personas, la Sra. Li contaba su historia personal, sin pensarlo dos veces. Eso es precisamente lo que hizo en una feria local, al escuchar casualmente una conversación entre madre e hija. Dialogaban sobre las muchas enfermedades que padecían.
La Sra. Li se metió en la conversación, y les contó a las dos que Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, le había hecho recobrar la salud. Les aconsejó que recordaran que: “Falun Dafa es bueno”. Pero, en lugar de eso, madre e hija llamaron por teléfono al 110 (un equivalente al 911). Policías de la comisaría de la aldea de Wuhua se presentaron inmediatamente en el lugar y arrestaron a la Sra. Li.
Funcionarios de la oficina local de la seguridad nacional, del condado de Ningcheng, procedieron a saquear su casa. No encontraron nada más que un llavero con las palabras grabadas: “Falun Dafa es bueno”.
El jefe Hu Xiaoliang, de la comisaría, le explicó a los familiares que no la liberarían, a menos que escribiera una declaración de renuncia a Falun Gong. Como se negaba a cumplir con aquella demanda, la enviaron al centro de detención local. A pesar de que le diagnosticaron que tenía la presión alta y problemas de corazón, tras el reconocimiento médico.
Antes del juicio, su familia consultó al juez Ning Zhaohuim si podían redactar una declaración, ellos mismos, para reafirmar que había dejado de practicar Falun Gong. Ning respondió que sí, y prometió persuadir a la procuraduría local para desestimar los cargos, una vez que la declaración le fuera entregada.
No ha sido aclarado si los familiares llegaron a escribir tal declaración. La Sra. Li fue acusada y juzgada poco después, aunque se desconoce la fecha exacta de su acusación.
El abogado de la Sra. Li presentó la declaración de inocencia, en su defensa, durante el juicio. Alegó que en China no existe ninguna ley que penalice a Falun Gong, o lo etiquete como secta, lo cual significaba que su cliente nunca debería haber sido arrestada o perseguida por ejercitar su derecho constitucional a la libertad de creencia y de expresión.
La única evidencia, del proceso, la constituía la querella criminal que había presentado años atrás, en 2015, contra Jiang Zemin, el exdictador que inició la persecución a Falun Gong. En 2015, le impusieron 15 días de detención administrativa por denunciar a Jiang.
El letrado argumentó que su cliente tenía todo el derecho a denunciar a Jiang por violar sus derechos constitucionales. Indicó que tanto el arresto como la detención de su defendida, llevada a cabo en 2015, carecían de base y fueron un quebrantamiento de los procesos legales.
También cuestionó la forma en que la policía obtuvo la grabación del interrogatorio (que ocupó 6 páginas al transcribirlo) después de arrestarla. La acusación declaró que solo la interrogaron durante 25 minutos. Pero, su abogado, consideró que ese lapso de tiempo no podía ser suficiente para extraer la información necesaria para rellenar 6 páginas de declaración.
El defensor pidió que se exhibiera el vídeo del interrogatorio en la sala. Un auxiliar del juez amenazó con prolongar la sesión varios días si el vídeo llegaba a mostrarse. Entonces, se vio obligado a anular su solicitud para impedir que el tribunal pusiera en marcha tácticas dilatorias.
El fiscal presentó, también, el llavero confiscado como evidencia contra la Sra. Li. Su abogado rebatió que aquello era algo inofensivo y que no podía representar de ninguna forma: “Socavar el orden público”.
Después de que el juez Ning la condenara a prisión, presentó la apelación.
Asignaron el caso al juez Fu Xian del tribunal intermedio de la ciudad de Chifeng. Fu rechazó reunirse, cara a cara, con los familiares de la Sra. Li para discutir el caso, y se burló de ellos por el teléfono: “¿Son tan ingenuos que creen que el veredicto se revocará?”.
Mientras permanece detenida, su hijo, que acaba de entrar en la universidad, confía en que sus familiares y amigos le paguen la matrícula.
Antecedentes
Falun Gong se hizo público en 1992 y pronto se extendió por toda China debido a su efecto beneficioso para la salud y la moralidad. Cerca de 100 millones de personas lo practicaban en 1999. Debido a los celos y al temor de perder el control del pueblo, Jiang Zemin, exjefe del partido comunista chino, inició la persecución a Falun Gong el 20 de julio de 1999.
La persecución ha provocado la muerte de muchos practicantes de Falun Gong desde hace 18 años. Muchos han sido torturados por sus creencias, incluso el (PCCh) lleva a cabo una sustracción forzada de órganos a practicantes vivos, autorizada por el estado y con fines de lucro en el comercio del trasplante de órganos.
Jiang Zemin es directamente responsable por el comienzo y la continuación de la brutal persecución. Bajo su dirección personal, el partido comunista chino estableció un órgano de seguridad ilegal, la “oficina 610”, el 10 de junio de 1999. Esta organización pasa por alto a las fuerzas policiales y al sistema judicial llevando a cabo las instrucciones de Jiang respecto a los practicantes de Falun Gong: arruinar su reputación, cortar sus ingresos financieros y destruirlos físicamente.
La ley china permite a los ciudadanos ser demandantes en casos criminales, y muchos practicantes están ahora ejerciendo su derecho presentando sus demandas criminales contra el exdictador.
Debido a la censura de información del PCCh, todavía no se conoce el número exacto de practicantes asesinados en esta persecución. Aunque Minghui.org ha confirmado muchas de las muertes, se cree que el número real es mucho mayor.