(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1996 y ahora tengo ochenta y un años. Me gustaría compartir con ustedes una experiencia inolvidable que tuve cuando estaba siendo torturada.
Con la intención de aclarar la verdad, varios practicantes y yo fuimos a Beijing el 26 de diciembre de 1999. La policía nos arrestó en la plaza de Tiananmen y nos llevaron a una comisaría, donde nos golpearon severamente. Cuando un oficial me golpeó y abofeteó en el rostro, no sentí el dolor. En cambio, a través de mi tercer ojo vi una luz brillante. Sabía que el Maestro había soportado el dolor por mí y me estaba alentando.
Dos días después, la policía nos llevó de vuelta a la provincia de Shandong. En la madrugada del 28 de diciembre, después de llegar a la estación de tren de Yantai, la policía nos puso en la parte trasera de una camioneta descubierta. A otro practicante y a mí, nos esposaron a ambos lados de la plataforma de carga del camión, riéndose de que nos congelaríamos con el frío.
A esta hora de la madrugada la temperatura estaba bajo cero y el camión circulaba muy rápido. Tardamos unas dos horas en llegar a nuestro destino. Cuando el oficial nos preguntó sarcásticamente cómo nos sentíamos, no respondimos. A pesar de estar esposados, no sentimos ningún dolor en nuestras manos. De hecho, estaban calientes. Sabíamos que el Maestro nos estaba cuidando.
Durante dos días no me dieron nada de comer ni de beber, pero no sentí hambre ni sed.
Al tercer día, un oficial nos interrogó pero yo no cedí. Dos oficiales muy fuertes me golpearon severamente, desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde. También me insultaron y me humillaron, como escupiéndome en la cara o cubriéndome la cabeza con ropa interior, sin permitir que pudiera quitármela.
Alrededor de las dos o las tres de la tarde, repentinamente me sentí abrumada por la tristeza y las lágrimas rodaron por mi rostro. La policía dejó de golpearme cuando vio esto. Les dije que no estaba llorando por los golpes recibidos. "¿Entonces por qué lloras?", preguntó uno de ellos.
“Lo siento mucho por ti”, le contesté. “¿Cómo pudiste hacer algo tan malo? ¿No sabes que, tarde o temprano, tenemos que pagar por todas las cosas malas que hemos hecho?”.
Recordé lo que el Maestro dijo en Zhuan Falun: “La materia negra es precisamente yeli, y padecer sufrimientos puede disminuir el ye y transformarlo en de”.
A través de mi tercer ojo, vi cómo la sustancia negra salía de mi cuerpo, mientras una sustancia blanca caía sobre mi cuerpo como copos de nieve.
El Maestro también dijo:
“¿Por qué te encuentras con estos problemas? Todos son causados por tus deudas de yeli, y nosotros ya hemos eliminado incontables e innumerables porciones para ti. Queda solo ese poquito dividido en cada nivel y, a fin de elevar tu xinxing, se establecen algunas tribulaciones para forjar y refinar el corazón humano y quitar todo tipo de corazones de apegos. Estas tribulaciones son todas tuyas, las utilizamos para elevar tu xinxing y hacemos que las puedas atravesar todas” (Cuarta Lección c, Zhuan Falun).
Han pasado más de dieciocho años, pero todavía recuerdo claramente esta experiencia. Me ha ayudado a darme cuenta de que todo lo que dijo el Maestro es verdad y me ha inspirado para ser cada vez más diligente como practicante.