(Minghui.org) Fui perseguido por mis creencias y sentenciado a prisión por un año y medio en 2014. Rápidamente me uní a compañeros practicantes para hacer saber a la gente la verdad sobre Falun Dafa después de que fui liberado. Tenía problemas para caminar porque me habían torturado severamente, pero muchos practicantes me ayudaron para que pudiera participar.
El coordinador de nuestro grupo me sugirió que escribiera cartas detallando los hechos de la persecución. De esa manera podía participar plenamente incluso en mi condición en ese momento. Acepté intentarlo.
Me sentí como si se me hubiera abierto una puerta cuando Bei me trajo una carta de muestra. Leí: "Espero sinceramente que sepan por qué Falun Dafa está siendo perseguido, porque...". Me conmovió la compasión del autor. Creo firmemente que muchas personas despertarán después de leer la carta.
Le dije a Bei que me encantaría trabajar con ella. Se conmovió y me dijo que había estado haciendo esto durante más de diez años. No hay muchos practicantes que lo sigan haciendo, y se preguntaba si debería continuar. Lo discutimos y decidimos que trabajaríamos en ello y lo mejoraríamos.
Poco después de eso, muchos se unieron a nosotros, y los que habían dejado el proyecto regresaron, Bei estaba tan animada que empezó a escribir más cartas.
Escribir una carta a mano me llevó mucho tiempo y mucho esfuerzo. Solo podía terminar unas pocas cartas al día. Mis articulaciones estaban rígidas y me dolían, pero continué. Para facilitarme las cosas, el coordinador me sugirió que las imprimiera. Se veían bien y ordenadas, y todos estábamos encantados. Le agregó más energía a lo que estábamos haciendo.
Después de que las cartas estaban listas, la siguiente pregunta fue: "¿Quién las distribuirá?".
Oí a alguien llamar a mi puerta. Fueron Chen, que tiene 86 años, y su hija. Ambas son practicantes. Chen me miró pero no podía hablar. Su hija me dijo que su madre no podía hablar desde hacía unos días y se negó a ir a un hospital. Solo quería venir a verme.
Miré a Chen. Parecía cansada. Le pedí a su hija que volviera por la tarde ya que tenía que ir a trabajar. Chen apuntó con el dedo a su boca pero no podía hablar y luego se señaló a si misma y me mostró que se sentía miserable.
Me di cuenta de que teníamos que negar la persecución. Empezamos a estudiar Zhuan Falun juntos. Al principio, su voz era muy débil y temblorosa, le dije que no tuviera miedo y que siguiera leyendo. Poco a poco, su voz se hizo más fuerte y más fuerte. Estaba tan contenta que unió sus manos y agradeció al Maestro por haberla salvado.
Más tarde le pregunté por qué quería venir a verme. Dijo que no sabía por qué. Solo sintió que estaría bien si venía. Después se sintió mejor y quiso volver a casa sola. Estaba un poco preocupado. Después de todo, se había sentido mejor, y era un viaje largo con un cambio de autobuses. Me dijo que no me preocupara y se fue, prometiendo que volvería al día siguiente.
Volvió a la mañana siguiente en autobús. Volvimos a estudiar a Zhuan Falun. Se veía más saludable que el día anterior. Ella vio las cartas y preguntó si podía ayudar a distribuirlas. No respondí de inmediato. Ella sabía que estaba preocupado. Me dijo que no me preocupara, que tiene al Maestro. Recordé lo que dijo el Maestro:
“Cuando tienes fuertes pensamientos rectos, verdaderamente igual a un dios, puedes partir una montaña, con un solo pensamiento es suficiente para partir la montaña...”. (Enseñando el Fa en el Fahui de Nueva York 2010)
Me conmoví hasta las lágrimas: el Compasivo Maestro pavimentó el camino para nosotros de antemano.
Trabajé con Chen durante cuatro temporadas, y enviamos cerca de 4.000 cartas. Ella era un ejemplo andante de las maravillas de Dafa. Cargaba una enorme bolsa de cartas en el calor del verano, subiendo fácilmente muchos tramos de escaleras en edificios de apartamentos. La mayor parte del tiempo su ropa estaba empapada de sudor.
Cuando estaba nevado y helado, era peligroso incluso para los jóvenes. Sin embargo, siempre venía a la hora prevista. Estaba tan encantada de verla! Me dijo que le había pedido al Maestro que la fortaleciera antes de salir de casa. "¡Lo estoy haciendo muy bien con la protección del Maestro! Me siento caliente y llena de energía. Aunque esté resbaladizo, ¡estoy bien!".
¡Gracias, Maestro!
Gracias, compañeros practicantes, que trabajaron y me apoyaron!