(Minghui.org) Hace muchos años, al término de la época estival, Marita encontró un momento para sentarse tranquilamente a disfrutar, desde su jardín, de la hermosa vista que ofrecía la pequeña aldea al pie de la colina.
Su marido había estado remodelando el jardín y había dejado un gran desorden.
“El anterior ‘yo’ habría empezado una pelea", recordó Marita, “antes él me repetía que yo era obstinada y que siempre me quería salir con la mía".
"Pero Falun Dafa me ha cambiado. Comprendo que estoy apegada a este jardín y a esta vista. Por eso, no he discutido con él. Incluso he elogiado su trabajo".
"Mi marido es una persona tranquila y un poco desordenada, lo cual solía molestarme mucho. A menudo me hacía enojar", dijo Marita, "pero practicar Falun Gong me ha hecho relajarme. Puedo abandonar los apegos. Cuando dejo ir los apegos, todo se vuelve más sencillo".
"Me he dado cuenta que si trato de controlarlo todo, nadie de mi entorno podría sobrevivir a eso. Cuanto menos trate de controlar, más tranquilos viviremos todos".
"Mi marido es más feliz ahora. He aprendido a escucharlo. Nuestras conversaciones se han vuelto más constructivas".
"La anterior ‘yo’ quería que todo, cualquier objeto o adorno, estuviera en orden y colocado justo en el sitio que le corresponde, en todo momento. Ahora, he cambiado", sonrió Marita.
Marita ha encontrado paz interior al practicar Falun Gong.
Una médico con reservas
Desde pequeña, a Marita le asustaba la gente. Era una niña muy insegura. Cuando tenía 11 años, tomó conciencia que muchos de los comportamientos de la sociedad eran negativos y destructivos.
En la universidad, estudió historia del arte y etnología. Más tarde, se decidió por la medicina, porque siempre le interesó el equilibrio entre el cuerpo humano y la naturaleza.
En la actualidad, ejerce la medicina en Frankfurt, Alemania.
Siempre se mostró reacia a entrar en contacto con otras personas porque consideraba que habitualmente se comportaban de forma dañina e irracional.
"La gente siempre está buscando pelea. Yo deseaba preservar el equilibrio natural, pero las personas lo destruían. Tratar con las personas me extenuaba".
“Ahora, como médica, puedo trabajar con mis pacientes y hacer que encuentren el equilibrio necesario para su cuerpo y su espíritu".
Marita, frecuentemente, trabaja más de diez horas al día. Si le sumamos el tiempo que invierte en los desplazamientos, pasa más de doce horas fuera de casa.
Su mayor afición consistía en leer libros que se enfocaran en temas positivos que la ayudaran a encontrar el equilibrio interno.
Marita a menudo reflexionaba sobre el significado de la vida.
"Pensaba que los llamados ‘momentos felices’ podría borrarlos de mi vida, porque no me aportaron nada útil. Los que realmente me brindaron profundos significados fueron esos valles. El sufrimiento me hizo pensar y buscar la espiritualidad ", destacó Marita.
"Un libro que puedo releer, una y otra vez, eternamente"
"Tras leer gran cantidad de libros, me di cuenta que lo que necesitaba era una práctica de cultivación realmente genuina. No buscaba la tranquilidad superficial, porque de nada servía cuando surgían las contrariedades. Estaba buscando una práctica genuina".
En febrero de 1999, Marita vio un libro en una librería local, Falun Dafa, un camino hacia uno mismo. Estaba buscando un regalo para su amiga, pero acabó descubriendo que el libro encajaba mejor con su personalidad.
Después de leer las palabras "enseñanza gratuita" en el libro, me conmoví: “¡Oh, esta debe ser una práctica recta y pura”. Brotaban lágrimas de mis ojos. ¡Existe tal pureza!”.
A través de este libro, aprendió que el libro principal de Falun Gong era Zhuan Falun, y consiguió un ejemplar.
"Nunca leo los libros una segunda vez. Aunque en alguna ocasión he querido releer algún libro, tampoco encontré el tiempo necesario”, observó. "Pero la primera vez que terminé de leer Zhuan Falun, quedé tan sorprendida, ¿por qué lo he terminado tan rápido? Me dije que necesitaba leerlo de nuevo, ahora mismo. Lo hice, y desde aquel entonces no he dejado de releerlo".
Después de leer Zhuan Falun por tercera vez, Marita entendió que Falun Gong es lo que había estado buscando. Encontró el sitio de práctica en Frankfurt y aprendió a hacer los ejercicios con los practicantes locales.
Cuerpo renovado
El ciclo menstrual de Marita había sido muy irregular desde muy joven. Tuvo que tomar medicamentos para tratar esa disfunción, incluso después de tener a su hija. Debido a anomalías hormonales, le salieron espinillas en la cara.
Tres meses después de comenzar a practicar Falun Gong, tuvo una menstruación, y dos semanas más tarde, tuvo otra. Le resultó extraño. Pero desde entonces, su ciclo se ha normalizado. No importa cuán ocupada o presionada se encuentre, su ciclo no cambia, se ha vuelto regular.
"Parece que mi cuerpo poseyera un mecanismo renovado", expresó, “no se puede encontrar explicación en la medicina moderna". Mi cuerpo tiene una nueva forma de funcionar, que es muy precisa. Las espinillas en mi cara también desaparecieron. Solía sentirme un poco avergonzada cuando trataba a pacientes que acudían a mí por problemas cutáneos. Ahora mi cara es suave como la piel de un bebé".
"Déjate llevar y relájate"
"Mis compañeros de trabajo presenciaron los cambios en mi cara y me pidieron que les revelara mi secreto. Antes no me gustaba hablar de mis cosas. Pero ahora, he dejado de sentirme rara. Mi estrés también desapareció".
Su marido solía burlarse de ella, porque había muchas cosas que la asustaban y la ponían nerviosa. Se sorprendió al observar que todo eso había cambiado.
"Teníamos planes estrictos para casi todo en nuestra vida cotidiana, desde la decoración hasta los viajes. No podía relajarme hasta que no dejaba perfilado cada pequeño detalle".
"Pero ahora, puedo dejar ir muchas cosas. Le concedo más espacio a mi marido mientras voy abandonando mi apego a tenerlo todo controlado”.
"El jardín es un buen ejemplo. Él está orgulloso de lo que ha estado haciendo. Desde mi punto de vista, su trabajo desordenó el jardín, y he perdido algunas plantas que me gustaban. Pero obtuve un marido feliz y orgulloso de sí mismo. ¿No debería alegrarme por su éxito?”.
"Además, descubrí que tenía muchos apegos en relación al jardín; esta flor debería estar aquí, esa planta debería ser así, etc. Todo era de vital importancia para mí. Son míos. Tales apegos me angustiaban todos los días".
"Pero me he dicho: ahora soy una cultivadora de Falun Gong, así que debería dejar de lado estos apegos”.