(Minghui.org) A principios de enero de 2018, la policía irrumpió en el domicilio de la Sra. Fan Jinping, tras llamar a su puerta y no recibir respuesta. Hallaron su cuerpo sin vida tendido en el suelo de la vivienda. El cadáver se encontraba demacrado y no vestía pantalones.
Llamaron a su hijo, que trabaja en otra ciudad, y lo apremiaron para que incinerara su cuerpo. No se realizó ninguna autopsia que determinara la causa del fallecimiento.
La muerte de la Sra. Fan se produjo al final de largas décadas de suplicio porque se negaba a renunciar a su creencia en Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino.
La Sra. Fan, expresidenta del comité de calle de la estación de ferrocarril de la ciudad de Nanyang, ha sido sentenciada en dos ocasiones a trabajo forzado y otras dos a prisión. Pasó 11 años de su vida entre campos de trabajo forzado y en prisiones. Cuando no estaba encarcelada, la acosaban constantemente o la internaban en un centro de lavado de cerebro.
Su esposo falleció en 2011. Su hijo se marchó de su pueblo natal poco después, para evitar el acoso de las autoridades. Casi perdió el contacto con su madre, en los años posteriores.
La Sra. Fan fue torturada durante sus numerosas detenciones. Tras arrestarla en septiembre de 2012, las autoridades la golpearon salvajemente hasta que se desmayó. Mientras permaneció en prisión en el 2013, la forzaban a ver videos que difamaban a Falun Gong, a diario, desde las 5:00 a. m. a las 10:00 p. m. También mezclaban drogas extrañas en su comida, lo que le producía dolores de cabeza y agotamiento.
Cuando terminó su segunda sentencia en prisión, en septiembre de 2015, le negaron la prestación de la seguridad social. Aunque apeló tal decisión, su esfuerzo resultó en vano.
Oficiales de la comisaría de Meixi la arrestaron, de nuevo, en agosto de 2016. Descubrió , 15 días después de que la liberaran, que habían desaparecido más de 100.000 yuanes que le correspondían del fondo de pensión de su esposo, por su situación de viudedad.
La Sra. Fan, a sus 64 años, a duras penas conseguía llegar a fin de mes. La compañía de suministros local le cortó el agua y la electricidad porque se demoró en pagar las facturas. Se vio obligada a depender de la caridad de los demás.
La policía nunca dejó de presionarla. Cada cierto tiempo se presentaban en su casa para acosarla. La última vez que la visitaron, le volvieron a preguntar, de forma rutinaria, si había renunciado a su creencia en Falun Gong.
Involucrados en la persecución:
Estación de policía de Meixi: +86-377-63131552, +86-377-63168066, +86-377 -63177090.