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Practicante de Heilongjiang en libertad condicional por motivos de salud muere por dolencias desarrolladas mientras permaneció encarcelada por su fe

Dic. 21, 2018 |   Por un corresponsal de Minghui en la provincia de Heilongjiang, China

(Minghui.org) Una mujer en la ciudad de Shuangyashan, provincia de Heilongjiang, perdió su batalla contra el cáncer quince meses después de salir de la cárcel en libertad condicional por motivos médicos.

La Sra. Guo Hongxia, arrestada en octubre de 2014 y sentenciada a 3 años  y medio de cárcel en noviembre de 2016 por practicar Falun Dafa, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.

La salud de la Sra. Guo ya había comenzado a deteriorarse cuando la ingresaron en prisión en junio de 2017 y durante su arresto, debido al trato vejatorio, su condición empeoraba a medida que pasaba el tiempo. Le diagnosticaron cáncer en menos de dos meses, y salió en libertad condicional por motivos de salud en agosto de 2017. Falleció el 27 de noviembre de 2018, cuando tenía 57 años.


Sra. Guo Hongxia.

El juez violó los procedimientos legales durante el proceso

La Sra. Guo fue arrestada junto con otros 14 practicantes locales de Falun Dafa en octubre de 2014. Mientras diez de los practicantes fueron liberados bajo fianza o puestos bajo arresto domiciliario, cinco de ellos, incluida la Sra. Guo, permanecieron recluidos en el centro de detención de la ciudad de Shuangyashan.

La fiscalía del distrito de Jianshan presentó el caso de los practicantes al tribunal del distrito de Jianshan en mayo de 2015. El juez presidente Gao Zhixin devolvió el caso a la policía tres veces, en los siguientes 17 meses por falta de pruebas.

De acuerdo a la ley china, los jueces deben tomar decisiones sobre los casos penales que se les presentan en un plazo de dos meses, y solo la fiscalía puede devolver el caso a la policía, como máximo dos veces, para obtener evidencias adicionales.

Mientras tanto, el juez Gao impidió que los abogados de los practicantes revisaran los documentos del caso. También evitó hablar con los abogados cuando se le pidió que explicara tal decisión.

Después de que el juez Gao permitió que los abogados revisaran los documentos, programó la audiencia de los practicantes a siete días vista, aunque la ley requiere un intervalo de diez días entre la revisión de los expedientes por los abogados y la audiencia en la corte.

Después de una prolongada detención de dos años, el 18 de octubre de 2016, el tribunal de Jianshan procesó a la Sra. Guo y a otros cinco practicantes (incluido uno que fue liberado anteriormente en libertad condicional médica). Sus abogados defendieron su inocencia y argumentaron la falta de base legal para la persecución, así como la violación del juez de los procedimientos legales en el proceso de enjuiciamiento.

El juez Gao condenó a los practicantes a prisión el 28 de noviembre de 2016. La Sra. Guo recibió 3 años y medio, la Sra. Zhang Liyan obtuvo 7 años y medio, el Sr. Wang Dongsheng, 7 años, la Sra. Wang Yuzhi, 4 años, la Sra. Shan Jinli, 3 años y el Sr. Zu Wanhai, 3 años.

El juez visitó a los practicantes en el centro de detención el 7 de diciembre de 2016 e intentó persuadirlos de que no apelaran sus veredictos.

Cuando la Sra. Guo fue trasladada a la prisión de mujeres de Harbin en junio de 2017, ya tenía problemas de salud, incluida tos frecuente. Le diagnosticaron cáncer dos meses después y fue puesta en libertad condicional médica en agosto de 2017.

El doloroso periodo del campo de trabajo forzado

La Sra. Guo fue arrestada por primera vez en octubre de 1999 por apelar por Falun Dafa en Beijing. Fue despedida de su trabajo y recibió dos años de trabajos forzados en el campo de trabajos forzados de Xigemu en la ciudad de Jiamusi.

En el campo de trabajo, solo le dieron de comer maíz mohoso mezclado con alimento para pollos y se vio obligada a trabajar más de 10 horas al día, principalmente pelando y recogiendo frijoles. Ella sufrió un dolor enorme en la espalda y los dedos.

Más tarde realizó una huelga de hambre para protestar por la persecución y fue alimentada por la fuerza por los guardias. La comida que su familia le envió fue confiscada por los guardias.

Una vez contó algunas de sus experiencias a un corresponsal de Minghui antes de morir. Mencionó: “Cuando fui liberada del campo de trabajo y regresé a casa, las dolorosas experiencias de tortura habían dejado mi mente en blanco. Me sentí hueca por dentro. La policía me acosaba con frecuencia. Me asustaba mucho salir a la calle. Temía que la policía viniera a por mí en cualquier momento ".

Dijo que recordar las torturas era como volver a abrir viejas heridas.