(Minghui.org) Nací en una familia rural pobre. Decidida a tener una vida mejor estudié mucho y logré entrar a la universidad de enfermería. Después de graduarme encontré un trabajo en el mejor hospital de la ciudad, me casé con un oficial del ejército y di a luz a mi bebé. Para aquel entonces mi vida había comenzado a desmoronarse, empecé a padecer síntomas de depresión posparto y mi estado de salud comenzó a declinar. Tomé grandes cantidades de medicamentos para la artritis, insomnio y arritmia cardiaca. Debido a mi precaria salud fui incapaz de hacer frente a las tareas de mi puesto de trabajo y pedí que me transfirieran a otra sala donde hubiera menos pacientes.
En 1999 obtuve una copia de Zhuan Falun y empecé a practicar Falun Dafa. Mi vida y mi salud cambiaron inmediatamente a mejor, y felizmente continué practicando la cultivación hasta que comenzó la persecución a Falun Dafa unos meses después. En ese momento, sin embargo, decidí continuar practicando y demostrarle a aquellos de mi entorno que Falun Dafa es bueno.
Hablándole a los pacientes del hospital sobre Falun Dafa
La mayoría de los pacientes a mi cargo eran ancianos jubilados. Después de practicar Falun Dafa empecé a llevar conmigo un monitor de presión arterial cuando tenía que hacer las rondas de la sala. Mientras le tomaba la presión a los pacientes les hablaba, a veces, incluso le medía la presión arterial a los familiares que iban de visita. Como las otras enfermeras eran bruscas e impacientes, me gané la simpatía de muchos pacientes debido a mi actitud amable y servicial. Empezaron a esperar que entrara a trabajar y algunos incluso se aventuraban a preguntar: "¿Porqué es tan amable con nosotros?". Y respondía: "Porque soy una practicante de Falun Dafa. Nos esforzamos en seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, para ser mejores personas".
Al escuchar mi respuesta, estos pacientes se emocionaban, tomaban mi mano y gentilmente me aconsejaban: "Hija, no lo hagas. Puedes ver cuán peligrosa es la situación para los practicantes de Falun Dafa ahora. Tienes un buen trabajo, un hijo pequeño y una familia maravillosa. ¿Para qué arriesgarse?". Pacientemente respondía: "¡Gracias a Falun Dafa sé como tratar a los demás con bondad. Falun Dafa enseña a las personas a ser buenos ciudadanos, exactamente lo opuesto de la propaganda que ves en la televisión!". De esta manera, muchos de mis pacientes aprendieron la verdad oculta tras la persecución a Falun Dafa.
Siguiendo los principios de la práctica de cultivación
Una noche, repentinamente un paciente ingresó a nuestro hospital. Como la sala de los pacientes se designan en base a las cuotas, para saber dónde ubicarlo le pregunté a su hijo cuánto pagaba. El hijo del paciente inmediatamente perdió los estribos: "¡No me hable de dinero! ¡Rápido, búsquele a mi padre una cama!". Me apresuré a instalar al anciano en una buena sala. Como era practicante de Dafa, permanecí tranquila a pesar del agravio verbal. Justifiqué que el hombre probablemente afrontaba problemas financieros y que se veía acuciado por el estrés y la frustración. Seguí las recomendaciones del doctor y rápidamente le administre un fármaco al anciano. La condición del paciente mejoró enseguida y el enojo de su hijo se transformó en gratitud.
Días después, me enteré de que mi suposición había sido acertada. El hijo del paciente había perdido una gran suma de dinero haciendo negocios. Su ansiedad se agravó aún más cuando su padre se enfermó y tuvo que ingresarlo en el hospital. Antes de practicar Falun Dafa, yo habría tomado represalias como respuesta a sus demandas irracionales. Dado que pude seguir las enseñanzas de Dafa, logré mantener la calma y proporcionar al anciano un tratamiento adecuado. Al hijo se le aseguró que la vida de su padre ya no corría peligro.
Hoy en día, las relaciones entre el personal médico y los pacientes están llenas de complicaciones. Siempre tiendo a proporcionar el mejor cuidado posible a todos los pacientes a mi cargo. Voy un paso más allá, hasta entender la condición médica de cada paciente, aviso a los doctores cada vez que noto algún cambio y trabajo rápido para administrar medicamentos y tratamientos cuando es necesario. Con mi dedicación me he ganado el respeto de muchos doctores y pacientes en el hospital.
Convenciendo a otros de la bondad de Falun Dafa
Uno de nuestros departamentos del hospital tuvo un recorte de personal. Al jefe de mi departamento se le pidió que proporcionará, a modo de préstamo temporal, a una de las enfermeras de su plantilla. Debido a que la sala de ese departamento había admitido a más pacientes, las enfermeras tenían que trabajar más duro. Ninguna de mis colegas estaba dispuesta a ir. Al quedarse sin opciones, mi jefe se acercó y me lo propuso. Acepté sin dudarlo.
Mi nuevo departamento tenía un total de 50 pacientes bajo su cuidado. Al comienzo de mi turno, visitaba a cada paciente, le preguntaba por los detalles de su condición médica y le tomaba la presión arterial. Muchos pacientes se sorprendieron gratamente y me preguntaron si era nueva. Les expliqué que había sido transferida por un tiempo para ayudar en la sala. Anoté la condición de cada uno de los pacientes en mi libreta para entregar un informe detallado a la mañana siguiente.
Debido a la persecución a Falun Dafa, muchos miembros del personal del hospital albergaban ideas erróneas sobre la práctica. Como quería convencerlos de la bondad de Falun Dafa, hice lo mejor que pude para aplicar los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia en mis acciones y palabras. Mis esfuerzos no fueron en vano. En este caso, mi meticulosidad impresionó tanto a la doctora a cargo de ese departamento que, discretamente, le confió a mi colega algunos años después: "La razón por la que trata tan bien a sus pacientes es porque practica Falun Dafa".
Después de unos días, la enfermera jefe del departamento se me acercó. Expresó su comprensión y su apoyo a mi creencia en Falun Dafa, y me preguntó si estaba dispuesta a quedarme en su departamento. Sonreí y le dije que dejaría esa decisión en manos de la dirección del hospital. Regresé a mi puesto original diez días después, pero durante una cena con mis colegas, mi jefe dijo orgullosamente a todos que muchos pacientes de aquella sala le habían dicho al director del hospital: "Nunca hemos visto a una enfermera tan buena".