(Minghui.org) La personas que trabajan en los departamentos legales están entre las víctimas de la campaña del gobierno contra Falun Dafa, y también son personas que queremos ayudar a salvar.
El Maestro Li dijo:
"La compasión puede disolver Cielo y Tierra y traer la primavera
Los pensamientos rectos pueden salvar a la gente en el mundo"
(El Fa rectifica el cosmos, Hong Yin II)
Cada vez que tuve la oportunidad de conocer gente que trabajaba en departamentos jurídicos, les aclaraba los hechos acerca de Dafa con amabilidad y compasión, y los resultados eran buenos. Me gustaría compartir aquí un caso.
Alrededor de unos veinte oficiales del departamento de policía local, del gobierno municipal y del centro comunitario llegaron a mi casa en febrero de 2017. Me negué a abrirles la puerta ya que no tenían una orden de registro. Con ellos iba un cerrajero que abrió mi puerta y entraron a la fuerza. Le pedí al Maestro que no les dejara ver los más de 100 libros de Dafa que tenia en la biblioteca. Registraron las habitaciones pero no los vieron.
Se llevaron dos ordenadores, dos impresoras y 5.000 billetes en los que había impreso información sobre Dafa. Se negaron a darme una nota con la lista de las cosas que confiscaron y dejaron un gran desastre. Sin embargo, no me asusté y pensé que esto era una oportunidad para aclararles los hechos más tarde.
Los oficiales de la división de seguridad doméstica municipal me llamaron para que me acercara a la comisaría. Allí me presentaron una orden de registro y me pidieron que la firme. Me dijeron que retrasara mi firma hasta el 26 de febrero. Me negué y se enojaron.
Varios meses después, reunieron las llamadas pruebas y las pusieron en un archivo de setenta y ocho páginas. Cuando me llevaron a la ciudad en auto, el coche chocó contra una barandilla y resultó dañado de un lado. Un oficial me preguntó si había recitado "Falun Dafa es bueno y Verdad-Benevolencia y Tolerancia es bueno". Le manifesté que el accidente era una advertencia y que no debía tratarme injustamente. Parecía estar molesto y no dijo nada.
Luego me exigieron que firmara el informe cuando llegamos al departamento de policía. Me negué y me amenazaron. Les dije que no era bueno para ellos si firmaba porque el documento se convertiría en una evidencia de su crimen. El jefe del equipo me llevó a la procuraduría y le aclaré los hechos al personal del lugar.
Escribí una declaración de apelación al regresar a casa y la distribuí por todas partes. Mi caso llegó a la corte, y fui allí para contarles a todos la verdad sobre la persecución. Les di mi declaración y escribí en el expediente: "No cometí ningún delito. Me tendieron una trampa". También agregué una copia de la apelación al expediente.
Mis familiares y amigos se pusieron nerviosos cuando se me notificó la fecha del juicio. Me dijeron que no dijera nada en la corte, de lo contrario mi pensión sería cancelada. Luego me puse ansioso, pero un practicante me recordó que era la misma situación que cuando amigos y parientes me pedían que tomara medicamentos mientras pasaba por una enfermedad. Me di cuenta que debía soltar mi corazón humano y permitir que el Maestro arreglara todo para mí. Mi mente se aclaró.
Otros practicantes me sugirieron que contratara a un abogado. Un conocido, el jefe del tribunal penal intermedio local, me dijo que el veredicto había sido decidido de antemano, y que no importaba si contrataba a un abogado o no. No lo hice y decidí defenderme.
Mientras hablaba en mi defensa, el juez me interrumpió y le pidió al fiscal que hablara primero. Respondí la primera pregunta, luego me di cuenta que no debía cooperar y no contesté más. El juez dijo que si firmaba una declaración, podría irme.
Le respondí: "Señor, será bendecido si trata bien a los practicantes de Dafa. Por su propia felicidad y la de su familia, por favor, trátelos amablemente. Me sentiría culpable si no se lo hubiera dicho, porque la gente sufre retribución por perseguir a los practicantes de la Dafa".
No había recibido ningún veredicto tres meses después del juicio. Luego, un día, el jefe de la división de seguridad nacional vino a verme y me dijo que el presidente y el vicepresidente de la corte me estaban esperando en la escuela. Me pidió que no hablara o que solo dijera poco. Pero era mi responsabilidad aclararles los hechos, así que era imposible no hablar. Cuando llegué, vi al director, al presidente, al vicepresidente y a algunos otros maestros. El presidente del tribunal dijo: "Hemos denunciado su caso a funcionarios superiores. Dijeron que aún no entiendes bien el tema. No nos importa si practicas en casa. Pero no deberías abogar por ello o arrastrar a otros a practicar".
Aproveché esta oportunidad para aclararles los hechos, y sobre el principio celestial de que el bien es recompensado y el mal, castigado.
Dos días después, fui a la corte y le expliqué los hechos al presidente. Le conté que la gente se beneficiaba de la práctica de Falun Dafa. Luego le deseé lo mejor, le estreché la mano y comencé a marcharme, cuando me di cuenta que todo el mundo en la oficina estaba sonriendo. Y añadí: "Los practicantes de Dafa tienen un corazón bondadoso. Les deseo a todos una buena carrera y felicidad".