(Minghui.org) Solía padecer numerosas enfermedades y me interesé por muchas técnicas de curación chinas. Desarrollé especial predilección por la adivinación, el qigong y otros métodos de sanación chinos. Aunque practicaba el budismo, después de encontrarme con Falun Dafa, comprendí de inmediato que este es el verdadero Fa y comencé a cultivarme en Dafa.
Estudiando el Fa y cultivando mi xinxing hice grandes avances, capa tras capa. Aunque no tenía abierto mi ojo celestial, podía sentir que mi gong crecía rápidamente.
La unidad de trabajo no interfirió con mi práctica
Jiang Zemin, el exjefe del partido comunista chino (PCCh), lanzó la persecución a Falun Dafa el 20 de julio de 1999.
Aunque los oficiales de mi unidad de trabajo organizaron reuniones donde difamaron a Dafa, nunca vacilé en mi fe. Me mantuve firme en mi cultivación siguiendo los principios de Dafa de "Verdad-Benevolencia-Tolerancia".
Los funcionarios y colegas de mi unidad de trabajo sabían que yo practicaba Falun Dafa. Me negué a escribir la declaración de garantía para renunciar a mi fe. Aún así mi unidad de trabajo no interfirió con mi decisión.
Dada que los funcionarios tomaron la decisión y la actitud de no intervenir, no encontré ningún problema.
Interferencia familiar
Pero encontré tribulaciones familiares. Mi esposo era ateo y creía profundamente en el PCCh. Su único objetivo en la vida era ganar dinero y buscar fama, no entendía nada sobre cultivación. Me apoyó cuando comencé a practicar Falun Dafa en mis inicios como practicante, especialmente al darse cuenta de que me había convertido en un miembro responsable de la familia, lo cual redundaba en su beneficio.
Después de que el PCCh comenzó a perseguir a los practicantes de Falun Dafa, temió que eso afectara a sus intereses, así que me impidió practicar.
Yo no era firme en mi cultivación y poseía un fuerte apego a contender. Realmente no sabía cómo abordar este tema desde el Fa.
Mi esposo descargaba su ira contra mí, me golpeaba, me insultaba, rompía mis libros de Dafa y no me permitía entrar en contacto con el resto de practicantes. Comencé a temerle, e incluso sentía miedo de hacer los ejercicios cuando se encontraba cerca.
El trato que me daba mi esposo empeoró cuando arrestaron a otro practicante, y me implicaron. Todo aquello incluso incrementó mi resentimiento.
Tras perder mi ambiente de cultivación, así como el apoyo que representa compartir con otros practicantes, gradualmente desarrollé el apego al confort. Me faltaron pensamientos rectos y pronto los apegos a comer, beber alcohol y divertirme ocuparon la mayor parte de mi tiempo libre.
Me apartaron del Fa. ¿Cómo no fui capaz de mantener una mentalidad recta? Estaba recorriendo el camino arreglado por las viejas fuerzas. Pasaron ocho años hasta que volví a practicar.
Volviendo a la cultivación
El Maestro enseñó:
¡La verdad es que, yo les valoro más de lo que ustedes mismos se valoran! (Eliminen sus últimos apegos, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).
El Maestro no me abandonó. Una vez que una persona transita el camino de la cultivación de Dafa, el hilo conductor se ha conectado. ¿Se rompería fácilmente? Aunque hubiera aflojado en la cultivación, en lo más profundo de mi mente, nunca he dudado de Dafa.
Retomé mi estudio del Fa a finales de 2011 y leí las conferencias del Maestro. Me reuní con otra practicante que conocí anteriormente y me presentó a un practicante de edad avanzada. Sabía que esto lo había arreglado el Maestro.
Esta practicante anciana era muy diligente. Me alentó, compartió conmigo y me permitió unirme a su grupo de estudio del Fa. Pronto me fundí nuevamente en el ambiente de cultivación de Dafa.
Las sustancias malas en mi mente fueron eliminadas poco a poco en este campo de pensamientos rectos. Renuncié a mis apegos a comer, beber y divertirme.
Pasé todo mi tiempo libre estudiando el Fa y dejando que la gente supiera sobre Dafa.
Aclarando los hechos sobre Dafa
Me perdí en la sociedad común durante mucho tiempo. ¿Cuántos de mis seres conscientes habrán perdido la oportunidad de ser salvados? Se arriesgaron en gran medida al descender al mundo humano, depositando en mi una esperanza sin límites. Si no pudieran salvarse debido a mi falta de diligencia, ¿no me dolería el corazón? ¿Y no me sentiría culpable?
Decidí salir con otros practicantes para entregar materiales de aclaración de la verdad, hablar con la gente sobre Dafa y ayudarlos a renunciar al PCCh. Pude dejar de lado mi apego al miedo en el proceso.
Una vez estábamos repartiendo materiales cuando le di un folleto a un hombre. Rápidamente me preguntó: "¿Sabes a que me dedico?".
Pensé: "No importa lo que hagas para vivir, necesitas saber la verdad". Le dije que estábamos haciendo algo bueno y aceptó el folleto.
Una vez, le entregué a un hombre algunos materiales y un DVD que contenía "La verdad sobre Jiang Zemin". Después de seguir adelante, nos alcanzó y nos dio las gracias por los materiales, nos contó que había trabajado en la sucursal del condado del PCCh y se dio cuenta de que la sociedad actual era demasiado corrupta. Expresó que lo habíamos salvado.
Después de hablar mal de sus superiores y de Jiang Zemin lo obligaron a renunciar su trabajo. Se sentía atrapado en casa, completamente deprimido. Pensó que nadie lograría entenderlo y encontró que la vida resultaba inútil. Los materiales de Dafa que le dimos le llegaron directamente al corazón. Continuamos hablando sobre Dafa y lo ayudamos a abandonar el partido. Se emocionó hasta las lágrimas mientras continuaba agradeciéndo nuestra labor.
Protegido por el Maestro
Hemos aclarado la verdad sobre Falun Dafa en la ciudad durante dos años. Luego decidimos ir al campo para seguir aclarando los hechos, ya que había muy pocos practicantes allí.
Cubrimos cada pueblo dentro de un radio de 260 km2 (cien millas). Salíamos sin importar si hacía frío en invierno o calor en verano.
La policía nos perseguía, pero nunca nos detuvo porque el Maestro nos protegió. Ya no siento miedo cuando le aclaro la verdad sobre los hechos a las personas, especialmente a los del gobierno. Algunos han renunciado al partido, mientras que otros no quisieron escucharme. No me desanimé y busqué oportunidades para aclarar los hechos aún más.
Me templé en este proceso y poco a poco fui madurando más y más. Solía asustarme al escuchar el ladrido de un perro e incluso me negaba a salir por las noches. Ahora, recorro los caminos de montaña junto a mis compañeros practicantes. Ya no tengo el apego al miedo.
Envío pensamientos rectos para eliminar la interferencia de otras dimensiones antes de salir cada día. También observo mi tono de voz y busco mantener un corazón compasivo al hablar con las personas. Todo ha ido bastante bien en estos últimos años.