(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa (también llamado Falun Gong) en el verano de 1999. Tenía 33 años, estaba casada y tenía un hijo de cinco años. Mi marido me comentó sobre Falun Dafa.
Mi esposo compró un ejemplar del libro Falun Gong en febrero de 1999 en una librería. Estaba emocionado por leerlo. En poco tiempo, cambió, no solo en su apariencia exterior, sino también en su comportamiento. Se paraba erguido y parecía más seguro de sí mismo, estaba lleno de energía y motivación, y estaba interesado en todo lo que pasaba en la vida cotidiana. Se puso de buen humor y contento. No solo eso, su presión arterial alta, que acababa de ser descubierta por el médico de su compañía, desapareció antes de su cita con un cardiólogo. Ese médico dijo que casi nunca se ve a una persona con un corazón tan sano y preguntó por qué mi esposo había hecho una cita.
Me sorprendió e impresionó que el libro lo hubiera sanado en todos los aspectos. Sin embargo, aún no estaba lista para leerlo. Pero me interesaban los ejercicios. Después de que mi esposo estableció un pequeño grupo de ejercicios en nuestro pueblo, decidí participar. Mientras hacía los ejercicios, las plantas de mis pies se me calentaban mucho y algo comenzó a girar en la parte inferior de mi abdomen. Aprendí fácilmente los ejercicios, pero el segundo y el quinto requirieron cierto esfuerzo. Tuve que perseverar porque me dolían los hombros y las piernas. Pero me sentía descansada después de hacerlos, llena de energía y lista para la acción.
Luego, en julio de 1999, Jiang Zemin el exjefe del partido comunista chino inició la persecución a Falun Dafa. Se desató una campaña de propaganda difamatoria de todo tipo, que llegó incluso a mi ciudad. En el periódico diario, los primeros artículos siempre eran acerca de Falun Dafa y la represión en China, artículos que fueron redactados por la oficina de propaganda del estado chino y calumniaron a Falun Dafa.
Estaba desconcertada, especialmente porque recordaba los cambios positivos en mi esposo y también encontraba que los ejercicios eran placenteros y agradables. En ese momento, mi esposo invitó a los practicantes de Falun Dafa el fin de semana. Esto me ayudó a tener una mejor impresión de la práctica, especialmente porque la gente que conocí era muy amable.
En ese momento sufría de dolores de cabeza y me quejaba regularmente de una rigidez en el cuello. Mi esposo me sugirió que practicara Falun Dafa y me dijo que obtendría un cuerpo saludable. Sin embargo, me tomó otros dos meses leer el libro introductorio, Falun Gong. Había decidido averiguar sobre la práctica yo misma. Eso me ayudaría a decidirme. Así fue como conocí Falun Dafa.
Me gustó lo que leí y no encontré nada malo. Al contrario, explicaba muchas cosas que no había oído antes. Comprendí que la cultivación es una especie de purificación del cuerpo y de la mente. Aprendí que los principios Verdad, Benevolencia y Tolerancia, eran la base de la práctica y que estos principios deberían regir mi comportamiento. También dijo que no hay coincidencias en la vida y que cualquier ganancia o pérdida resulta en una compensación. Desde entonces, he hecho regularmente los ejercicios y he leído los libros de Falun Dafa.
No pasó mucho tiempo antes de que me enfrentara a una prueba para ver si creía lo que había leído. Me dio un dolor de garganta insoportable, amígdalas hinchadas y fiebre alta. Perdí la voz, solo podía comunicarme por escrito y tuve que recostarme. Pero mi mente estaba despejada y estaba bien despierta. Comprendí que el Maestro estaba purificando mi cuerpo y removiendo las malas sustancias. No fue tan difícil soportar el dolor. Mi corazón se sentía ligero y me sentía segura.
Mi salud realmente mejoró. No he sufrido ninguna enfermedad grave desde entonces, solo molestias menores. Todas mis dolencias desaparecieron, comenzando con mis dolores menstruales mensuales, una migraña recurrente y mis resfriados invernales habituales. Todos estos problemas desaparecieron en poco tiempo. Me sentí renovada y comprendí que los libros de Falun Dafa enseñaban la verdad y que uno no puede cultivarse con un cuerpo enfermo. Todavía estoy saludable, tuve dos hijos más y ya no tengo ninguna de mis dolencias pasadas.
Cuando leí los primeros informes de China que detallaban los arrestos y torturas a practicantes de Falun Dafa, me quedé asombrada. Mi esposo y yo comenzamos a hacer lo que pudimos para protestar contra la persecución.
Cuando se publicó en Internet un informe sobre el campo de trabajo forzado de Wanja, en el que se relataba que 15 mujeres practicantes de Falun Dafa fueron violadas por los guardias del campamento, me puse en contacto con el periódico diario de nuestra ciudad y me invitaron a una entrevista. Esta entrevista fue publicada en la sección "Sobre las personas". Me presentaron como practicante de Falun Dafa. La gente de mi área reaccionó muy favorablemente.
Desde entonces, han pasado 20 años. Durante ese tiempo utilicé muchas maneras diferentes para contarle a la gente sobre la persecución en China y pedir su apoyo.
La cultivación en Falun Dafa significa cultivar nuestro propio corazón. Para lograr paz mental y un corazón tranquilo, tengo que mejorar mi moral y seguir los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Lograr esto es un proceso continuo de dejar ir los apegos y tener fe. Cuanto más sincera, bondadosa y tolerante soy, más fuerte, más imperturbable y más contenta estoy. Además, mi entorno también se está armonizando.
Cuando me enfrento a conflictos o situaciones difíciles, trato de mirar hacia adentro y descubrir dónde no he estado a la altura de los principios. Recuerdo algo que sucedió cuando empecé a practicar. Estaba esperando un autobús. Después de que la puerta se abrió, el conductor me gritó e insultó delante de todos los demás pasajeros. En el pasado me hubiera sentido tan avergonzada, pero me mantuve calmada y lo consideré como algo de pago de ye.
En el trabajo, también sigo los principios de Falun Dafa. Me titulé en trabajo social y trabajo en una escuela de idiomas. Trato de ser concienzuda y hacer bien mi trabajo. Mi supervisora está muy contenta con mi trabajo y entiende que puede confiar en mí. Tengo dos aprendices y a veces tengo que cuidarme. Cuando me niego a aceptar su opinión y no pienso en cómo les afecta, son muy poco cooperativos. Cuando quiero tener el control y no confío en mis colegas, ellos no cooperan.
Practicar Falun Dafa me ayuda a tener confianza. Gracias, Maestro Li Hongzhi, por aceptarme en este camino de cultivación.