(Minghui.org) Ann Teurlings, de Bélgica, es la madre de seis hijos. Hace treinta años sufrió lesiones por un grave accidente automovilístico, que la dejó con dolor crónico durante décadas. Sin embargo, todo eso cambió después de que comenzó a practicar Falun Gong (también conocido como Falun Dafa), una práctica de cultivación tradicional china para la mente y el cuerpo. Hace unas semanas, compartió su historia en un campamento de verano de Minghui en Inglaterra.
Ann Teurlings y su obra de arte.
Treinta años de dolor crónico curado en cuatro meses
Aunque sobrevivió al terrible accidente automovilístico, el accidente la dejó con heridas duraderas. Estaba en constante dolor y apenas podía caminar. Necesitaba un bastón para moverse.
"No podía correr; era difícil mantenerme al ritmo de los niños. No podía jugar con ellos en el patio de recreo", recordó en el campamento de verano.
Una fotografía después del accidente automovilístico hace 30 años, que dejó a Ann con dolor crónico durante décadas.
Hace unos cuatro o cinco años, Elly, su hija de 8 años, conoció a una niña llamada Lucía en la escuela. Las dos jóvenes se hicieron mejores amigas. La madre de Lucía es practicante de Falun Gong. Oyó hablar de la historia de Ann por Elly, y la llamó. Quería contarle en persona sobre el increíble poder curativo de Falun Gong. Pero Ann no quería conocer a la mamá de Lucía.
"Después de experimentar tanto dolor, no creí que mi dolor pudiera ser curado por nada. Incluso había perdido mi confianza en la gente", relató Ann.
Durante un período de tres años, la madre de Lucía intentó varias veces presentarle Falun Gong a Ann, pero la rechazó cada vez.
Un día, Ann visitó la casa de Lucía. La madre finalmente tuvo la oportunidad de prestarle a Ann una copia de Zhuan Falun (el libro principal de Falun Gong).
“Comencé a leer el libro. Enseguida me di cuenta de que esto era exactamente lo que necesitaba. Sabía que tenía que terminarlo. Seguí leyendo y leyendo. Lo leí una y otra vez. Cuando la madre de Lucía me dijo que necesitaba leerlo más de una vez, ya lo había leído varias veces". Cuatro meses después, todo mi dolor había desaparecido.
Compartiendo Falun Gong con otros
Ann tomó enseguida esta increíble práctica de cultivación. Comenzó a compartir su historia con los que la rodeaban.
"El año pasado asistí a una marcha de Falun Gong en Berlín. Caminé todo el tiempo. ¡Me sorprendió cuando me di cuenta de que había caminado unos 10 Km ese día! Durante los últimos 30 años, nunca pude caminar tanto tiempo”.
"Entonces asistí a una marcha en Munich. Después de eso, ¡pude correr! Mi hija de 11 años, Elly, gritó: “¡Mi mamá puede correr! ¡Ella puede correr!”. Nunca me había visto correr”, sonrió Ann.
"En realidad, mi hija de 28 años tampoco me había visto correr. Estaba tan feliz y emocionada cuando le dije en Navidad que ahora podía correr. Me preguntó qué pasó. Le dije que era porque leía Zhuan Falun. Estaba tan sorprendida.
"Viendo los cambios en mí, muchos amigos míos también comenzaron a practicar Falun Gong, porque todos sabían lo que era antes”.
"Tengo mucha suerte de haber encontrado Falun Gong. Doy gracias al fundador de Falun Gong, el Maestro Li Hongzhi, por todo lo que me ha dado".
Lamenta que fuera tan terca cuando la mamá de Lucía trató de presentarle Falun Gong.
"Durante tres años, me negué a conocerla. Habría empezado a practicar y detenido el sufrimiento tres años antes, si no hubiera sido tan terca”, dijo Ann. "Conozco a algunas personas que son como el viejo yo, que no quieren aprender sobre Falun Gong debido a la terquedad. Pero creo que todos pueden beneficiarse de ello, si están dispuestos a aprender”.
La hija más joven se cultiva diligentemente
Elly comenzó a practicar Falun Gong poco después de que vio los cambios en su mamá.
Ann se sorprendió al ver que la su hija entendía muy bien Zhuan Falun. Trata de seguir los principios rectores de Falun Gong: Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
A menudo le dice a su mamá cuando estudian Zhuan Falun juntos: "Mamá, ahora entiendo por qué eres tan comprensiva con los demás. Mamá, ahora sé qué hacer [en ciertas situaciones], y sé lo que estás haciendo”.
Ann estaba feliz de que Elly se condujera en la escuela basándose en los principios de Falun Gong.
Elly dice: "En la escuela, si alguien es malo conmigo, solo sonrío, y digo en mi corazón, ‘Gracias por darme la virtud. No voy a ser mala contigo’”.
"Estoy muy feliz de que una niña de 11 años pueda comportarse así. Es Falun Gong el que le enseñó”, agregó Ann.
Elly hace los ejercicios en el campamento de verano de Minghui el 13 de agosto de 2017.
El verano pasado, tanto la mamá como la hija viajaron con Lucia desde Bélgica a Inglaterra para asistir al campamento de verano de Minghui, un campamento para jóvenes practicantes de Falun Gong.
Las chicas disfrutaron de la lengua china y cursos de cultura, baile y clases de arte. También disfrutaron leyendo Zhuan Falun y haciendo los ejercicios todos los días con otros jóvenes practicantes.
Madre e hija en el campamento de verano de Minghui.
Recordando las experiencias renovadoras de vida y viendo a su hija crecer con los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, Ann está llena de gratitud. Espera que más gente también se beneficie de esta maravillosa práctica de cultivación.