(Minghui.org) Me gustaría compartir mi experiencia de cultivación, particularmente el proceso que atravesé este año, el cual me enseñó cómo mirar verdaderamente hacia dentro y librarme de mis apegos.
Mi hermano y su esposa, también practicantes, compraron un departamento a fines de 2015. Me pidieron que lo remodele para que lo pudieran usar para darles hospedaje a los practicantes que han sido forzados a dejar sus casas debido a la persecución.
Me llevó seis meses terminar la remodelación. Tengo una prima llamada Jing cuyas condiciones de vida y ambiente no eran buenos. Todos estuvimos de acuerdo en que ella necesitaba el lugar para cultivarse pacíficamente. Sin embargo, cuando todos mis esfuerzos recibieron críticas de mi prima, en vez de agradecimiento, fue una gran prueba y una oportunidad para mejorar verdaderamente.
Cultivándome al enfrentar la crítica
La primera vez que mi prima Jing vino a la casa, se quejó de todo: la cocina no estaba bien hecha, tenía que haber una isla entre la cocina y el living, y el piso tenía que ser blanco, hubiera sido mejor un ropero más grande…
Lo remodelé basada en mi preferencia: abierto, luminoso y simple. Le dije que ya estaba hecho y que no tenía que rehacerlo. Luego cuando la vi, se quejó de nuevo. No se daba por vencida, así que finalmente le contesté: “Entiendo lo que quieres decir, pero si realmente necesitas una isla, tengo que contratar a un carpintero”. Pareció darse cuenta que estaba fuera de lugar y dijo: “Oh, olvídalo entonces”.
Cuando mencionó de nuevo la remodelación, mis apegos surgieron con fuerza: “Esta no es tu casa, así que la remodelé sin consultarte. ¿Por qué eres tan quisquillosa? Todo el tiempo me dices cómo eran las cosas en tu casa. ¿Estás apegada a tu casa?”. Instantáneamente me sentí mal. “Lo siento, necesito mirar hacia dentro”.
A pesar de que dije que iba a mirar hacia dentro, cuando pensaba en todo el tiempo y trabajo que puse para arreglar la casa, mis apegos humanos se movían para todos lados. Para ahorrar dinero, trabajé muy duro por cuenta propia. ¡Ella no estaba agradecida por mi esfuerzo y solo se quejaba! Cuando ventilé mi frustración con otro practicante, me dijo que era tiempo de mirar hacia dentro.
Shifu dijo:
“Si el problema no tiene absolutamente nada que ver contigo o no involucra ningún apego que debes dejar, entonces este incidente te ocurrirá rara vez”. (Exponiendo el Fa en el Fahui de Europa)
Cuando me calmé, miré hacia dentro cuidadosamente. Verdaderamente tenía un apego a querer escuchar elogios. No me tomaba bien la crítica, tendía a quejarme, y todavía tengo una fuerte mentalidad de competencia. También pongo mis apegos personales en mi trabajo. Disfruté en tomar todas las decisiones y en elegir los colores y muebles según mis gustos. ¡Era yo quien tenía el apego a una casa cómoda!
En 1999 les di mi departamento a mis parientes. Desde entonces que alquilamos, y tuvimos que mudarnos muchas veces. En la persecución, sufrimos encarcelamiento, perdimos nuestros trabajos, redadas policiales… ¡Cuánto deseábamos un ambiente pacífico y seguro! El comportamiento de mi prima fue un buen recordatorio para librarme de este apego.
Eliminando el egoísmo
En el invierno de 2016, mi prima Jing fue a visitar a sus hijos fuera de la ciudad. Un día me llamó y preguntó si podía usar el departamento de nuevo, esta vez para la boda de su hijo. El departamento estaba a la venta. Mis pensamientos comenzaron a dar vueltas: ¿Cómo podría vender la casa si estaba ocupada? ¿Qué tal si la arruinaban? Cuanto más demorásemos en vender, más dinero perderíamos… de repente me di cuenta, todos estos pensamientos eran apegos a la ganancia personal. Necesito eliminarlos. Acepté prestarles el departamento.
A pesar de que acepté, en mi mente seguía luchando con ello. Un practicante mencionó de pasaba que su hijo usó la habitación de un hotel para su boda, lo cual me dio una idea. Le dije a mi prima que yo alquilaría la habitación de un hotel como regalo de boda.
No le gustó la idea como a mí y dijo que le preguntará a su hijo. Cuando me dijo esa misma noche que ellos habían rechazado la oferta, me di cuenta que todavía tenía el apego al egoísmo, porque yo mismo no estaba contento. Todavía tengo el apego a la ganancia personal, y no lograba ser considerado hacia otros. Sabía que este el momento para que yo eliminara mi egoísmo.
Varios días más tarde, mi madre me dijo que mi prima Jing pidió varias cosas, una cama, un colchón, colcha, y utensilios de cocina. Mis apegos humanos surgieron de nuevo: “¡Qué tan egoísta puede ser! No tengo camas ni colchones extra, ¿qué se supone que voy a usar si se los presto?”.
Me llevó un tiempo largo calmarme. De repente recordé una historia que leí: En el pasado, había un monje llamado Budai. Un grupo de niños traviesos lo rodeó. Le pidieron su tazón de mendigar, y él se lo dio; le pidieron su camisa, y él se las dio; cuando le demandaron sus pantalones, también se los dio. En el proceso de desvestirse, ¡alcanzó la consumación! Como cultivador, uno tiene que dejar ir todo. Me di cuenta de algo: Shifu, mi prima me está ayudando a mejorar. No me debería enojar. Todavía tengo este corazón egoísta que tengo que eliminar”.
Yo pensé que ya había eliminado todos estos apegos. Después que tuvieron la boda y limpiaron el lugar, mostré el departamento y había polvo y lugares sucios y el comprador lo notó. Estaba avergonzado. Tan pronto como vino la queja a mi mente, me paré y dije: No es gran cosa, lo limpiaré yo.
Luego compartí mi experiencia con los practicantes. Dije: “No sabía cómo mirar hacia dentro cuando estas cosas pasaban un año atrás. Ahora he aprendido a mirar hacia dentro tan pronto surge un conflicto”.
Finalmente, me gustaría compartir una enseñanza de Shifu:
“El xiulian se trata de cultivar el propio corazón, cultivarse uno mismo. Cuando tienes problemas, tienes conflictos, tienes dificultades y te tratan injustamente, aún eres capaz de buscar en ti mismo y mirarte internamente, y ese es el xiulian verdadero, ¡y solo entonces eres capaz de elevarte continuamente, eres capaz de caminar derecho el camino del xiulian y eres capaz de encaminarte a la Perfección!”. (Un mensaje de felicitación al Fahui de Taiwán)