(Minghui.org) Una mañana de febrero de 2014, desperté a las 3:00 a. m. Me di cuenta que no podía levantar las piernas ni voltearme. Generalmente, despierto a esta hora para hacer los ejercicios. En cambio, esta vez me quedé acostada, sufriendo.
Mientras estaba allí preguntándome qué había pasado, las palabras de Shifu destellaron en mi mente: “Eres un cultivador, así que definitivamente esto no es realmente una enfermedad”. (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles)
Me di cuenta que era una manifestación del yeli (karma) de enfermedad y una oportunidad para poder mejorar en mi cultivación.
Comencé a mirar hacia adentro. Sabía que tenía algunos apegos que no había eliminado, como el apego a la comodidad, miedo y lujuria. Mientras tenía brechas, podrían ser utilizadas para hundirme.
Al mirar por la ventana, vi que estaba amaneciendo y el cielo se volvía cada vez más brillante. De repente, escuché que alguien tocaba la puerta. Era la practicante que solía llegar para hacer los ejercicios y estudiar el Fa. Rodé de la cama al piso y, utilizando mis manos y brazos, me arrastré hasta la puerta.
Cuando la abrí, ella se sorprendió al verme así. Inmediatamente llamó a otra practicante que llegó en pocos minutos y nos llevó en su coche a un estudio del Fa en la casa de otra practicante.
Allá había otros tres practicantes. Les dije brevemente lo que había sucedido y decidieron buscar primero dentro de ellos mismos en lugar de enviar pensamientos rectos para mí.
Sentían que lo que me estaba pasando debía ser el reflejo de su cultivación personal, así como de todo nuestro grupo cómo un solo cuerpo. Examinándose detenidamente, ellos encontraron varias deficiencias claras y también apegos sutiles que habían pasado por alto.
Me sentí profundamente conmovida e inspirada por sus esfuerzos genuinos de mirar verdaderamente hacia su interior y cultivarse ellos mismos. En vez de que me pidieran buscar mis propios apegos, ellos buscaron los suyos.
¡Aprendí mucho de ellos ese día! También comencé a desenterrar algunos de mis apegos profundamente ocultos.
Por ejemplo, había estado persiguiendo comodidad con pensamientos de gente común y había desarrollado el apego al miedo. Por lo tanto, tendía a aflojar cuando se trataba de aclarar la verdad a la gente que me rodeaba. Tampoco estudiaba el Fa con todo el corazón. A veces, mis manos se caían cuando enviaba pensamientos rectos.
Con su ayuda, tuve un mejor entendimiento de lo que un verdadero discípulo de Dafa debe hacer en el período de la rectificación del Fa: debemos asumir la responsabilidad de un discípulo de Dafa y respetar a Shifu y al Fa aún cuando se trata de pequeños detalles, para asistir a Shifu en la rectificación del Fa y en la salvación de los seres conscientes.
Luego llegó el momento de enviar pensamientos rectos.
Tan pronto como terminamos, traté de levantarme. ¡Y lo hice! Sentí que fue un milagro. Todos me miraron con grandes sonrisas en sus rostros.
Al día siguiente, cuando los practicantes me llevaron a casa, inmediatamente comencé a estudiar el Fa y a hacer los ejercicios. El primer día tuve que apoyarme en una pared para hacer uno o dos ejercicios. Dos días más tarde fui capaz de hacerlos sin ningún apoyo. Después de una semana, logré hacer todos los cinco ejercicios en un paso, al igual que los demás practicantes.
Diez días más tarde volví a mi lugar de trabajo. También fui a hablar con la gente acerca de Dafa para que se salve, como solía hacerlo.
Shifu dijo:
“Con los dizi repletos de pensamientos rectos, el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo”. (Bondades entre el Shifu y los dizi, Hong Yin Vol. II)
También dijo:
“Lo importante para un cultivador son los pensamientos rectos. Cuando tienes fuertes pensamientos rectos, eres capaz de resistir cualquier cosa y hacer cualquier cosa. Eso es porque eres un cultivador: alguien que está en un camino divino y que no es controlado por los factores de la gente común o principios de bajo nivel”. (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles)
Bajo el cuidado compasivo de Shifu, pasé la prueba del yeli (karma) de enfermedad. Shifu me salvó del borde de la muerte. Lo único que puedo hacer para compensar la bondad de Shifu es cumplir con nuestra misión de asistirlo en el proceso de rectificar el Fa y salvar a los seres conscientes.
Por favor, corrijan cualquier cosa inapropiada.
¡Gracias, venerado Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!