(Minghui.org) Los practicantes de Falun Gong (una disciplina espiritual también conocida como FalunDafa) captaron la atención de los comerciantes de la calle Meir de Antwerp con sus actividades pacíficas. Desplegaron pancartas y repartieron folletos con información que revela que esta ancestral práctica espiritual, que se basa en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, viene siendo reprimida brutalmente en China, desde hace más de dieciocho años por el régimen comunista.
Para atraer la atención de los transeúntes y dar a conocer la práctica, los practicantes, hicieron una demostración de los cinco ejercicios de Falun Gong, acompañados por una música armoniosa y relajante, el 9 de julio de 2017. Algunos de los practicantes entregaron diversos textos para contribuir a que los transeúntes comprendieran en profundidad tanto los principios de la práctica como los hechos de la persecución.
Muchos de los espectadores, después de conocer dichos hechos, firmaron con entusiasmo la petición que exige al régimen comunista chino que ponga fin inmediatamente a estos “crímenes contra la humanidad”. Los viandantes que querían obtener un estilo de vida saludable se mostraron ansiosos por conocer donde podían ir a aprender la práctica.
Los practicantes de Falun Gong hacen una demostración de los cinco ejercicios en la calle Meir de Antwerp. Con estas actividades dieron a conocer los beneficios para la salud que conlleva la práctica y generaron conciencia sobre la actual persecución que padece en China.
Los espectadores conocen Falun Gong y sus enseñanzas. Después de escuchar los hechos de la cruel persecución, muchos firmaron las peticiones exigiendo que se ponga fin a esta atrocidad.
Gisela y Kiam, son pareja y trabajan en el campo de la medicina. Habían escuchado que los órganos de los prisioneros de conciencia en China, especialmente los de los practicantes de Falun Gong, eran robados y vendidos con fines de lucro. Cuando supieron a que escala se está cometiendo este crimen, la amplia participación de los hospitales civiles y militares, y la rapidez con la que se puede conseguir un órgano para un trasplante, quedaron horrorizados. También firmaron la petición para que el régimen comunista detenga la persecución. Animaron a los practicantes, diciéndoles que hacían lo correcto. Dijeron: “Les deseamos que tengan éxito”.
Dos mujeres que se acercaron para conversar con los practicantes, estaban interesadas en saber más cosas sobre la persecución después de leer los paneles informativos y las pancartas. Después de saber que en China es el propio sistema de estado el que aprueba y regula este crimen, quedaron estupefactas. Afirmaron: “[Sustraer forzadamente órganos a personas vivas] es un crimen que atenta contra todos”.