(Minghui.org) Soy practicante de Falun Gong, y lo que relato a continuación me lo contó un amigo, que se acaba de jubilar, que presenció un incidente en el que estaba implicado un fiscal.
Tuvo lugar durante el momento álgido de la persecución que el partido comunista chino inició contra la disciplina espiritual Falun Gong (también conocida como Falun Dafa), la cual se basa en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
En agosto de 1999, un fiscal de una ciudad de China fue convocado a una reunión en la que se imputarían cargos contra Falun Gong. En una pancarta que colgaba del estrado se leía: “Falun Gong es ilegal”. No era algo habitual ver a personas tomando fotos, vídeos y notas de las declaraciones en este tipo de reuniones.
El secretario del partido dio comienzo a la reunión leyendo un documento de las instancias superiores en el cual se declaraba proscrito a Falun Gong. Después reafirmó su compromiso de lealtad al partido y pidió a los demás que declararan su posición. Uno por uno, los fiscales, lanzaron sus acusaciones contra Falun Gong. Todo el mundo trató de mostrar su “espíritu partidario” y su “firmeza revolucionaria”.
Los discursos serios y tensos de los fiscales duraron más de una hora. Cuando le llegó el turno al último de los fiscales, este no hizo ninguna declaración. Parecía adormilado. El secretario lo despertó. Entonces, abrió lentamente los ojos, miró a la audiencia y preguntó si ya había hablado todo el mundo, y dijo lentamente: “No he estado siguiendo los noticiarios últimamente, así que no estoy preparado para presentar una declaración. Una persona que nunca ha comido uvas no puede conocer a qué saben las uvas. No entiendo muy bien qué es Falun Gong, así que no estoy preparado para hacer comentarios impropios sobre Falun Gong”, y luego cerró los ojos tranquilamente.
Todos se quedaron estupefactos después de esta intervención y entendieron que su alegato era una crítica a aquellos que habían estado calumniando a Falun Gong. En pocas palabras, había mostrado su insatisfacción por esta persecución política.
En particular, este fiscal se había visto sometido a una operación quirúrgica porque sufría de cáncer en estado avanzado, y se encontraba en casa reponiéndose. A pesar de eso, le dijeron que debía asistir a esta reunión porque era importante, así que fue de mala gana. El secretario no lo presionó.
Este fiscal se recuperó completamente poco tiempo después. Un año después, solicitó la jubilación anticipada. Sus colegas comprendieron que no deseaba participar en la persecución a Falun Gong.
Dieciocho años han pasado y este fiscal se mantiene vivo y saludable. Reconoce que proteger a Falun Dafa le ha traído bendiciones.