(Minghui.org) Chuai Fulin de 18 años, tomó unos días de descanso de la escuela y se dirigió en tren a Shijiazhuang, capital de la provincia china de Hebei. Allí se encontró con el padre, y los dos fueron a la prisión de mujeres de Hebei a visitar a su madre.
La señora Chai Junxia, su mamá, está cumpliendo cuatro años de sentencia por presentar una denuncia criminal contra el exlíder del partido comunista chino Jiang Zemin, quien ordenó la persecución a Falun Gong en 1999 a nivel nacional. Esta era la segunda vez que fue sentenciada a cuatro años por su creencia en Falun Gong.
Desde el 16 de enero de 2017 que fue encarcelada, le negaron recibir visitas, y a su familia le ocultaron esta situación.
Recordando qué tan gravemente había sido torturada la primera vez que estuvo en prisión, Fulin y su padre estaban muy preocupados por ella.
Desde enero, el padre, el señor Chuai Zhigang, repetidamente había solicitado visitar a su esposa, y los guardias finalmente estuvieron de acuerdo en permitirles encontrarse el 11 de mayo de 2017.
El padre dio la vuelta, el hijo ve solo a la madre
El pequeño Fulin y su madre, la señora Chai Junxia.
El 11 de mayo Fulin y su padre arribaron temprano a la prisión. Aunque el esposo había llamado a los guardias confirmando su visita antes de ir, cuando llegó al lugar, los custodios cambiaron de opinión.
Solo al joven de 18 años, Fulin, le permitieron ver a su madre. Habló brevemente con ella, antes que los guardias dieran por terminado el encuentro y le dijeran que se fuera.
El señor Chuai fue a protestar ante el director de la prisión, quien ese día había dado comienzo a la jornada a puertas abiertas. El alcaide lo remitió al oficial Gao, diciéndole que era la persona que se encargaría del asunto.
Chuai habló con Gao. El guardia insistió que había ciertas reglas que hacían imposible que visitara a su esposa, y se negó a mostrar las pruebas de tales regulaciones.
Hace ocho años: con 10 años de edad no le permitieron visitar a su madre
La primera vez que Fulin fue a la prisión a visitar a su madre, fue en el invierno de hace ocho años. Hacía más de un año que la había visto y él realmente la extrañaba.
Antes del Año Nuevo Chino de 2009, la madre estaba encarcelada y no podía ir al hogar a celebrar con ellos, por lo que Fulin quiso llevarle algunos alimentos.
En la tarde del 12 de enero de 2009, él y su padre subieron a un autobús rumbo a Shijiazhuang.
Esa tarde, el micro chocó con un auto, y Fulin fue arrojado bajo los asientos. Ambos vehículos quedaron atrapados en el fuego. Su padre rompió la ventana y escapó con Fulin. Esperaron en la oscuridad, descalzos, durante más de dos horas, antes que llegara el personal de emergencia y los llevaran a un hotel.
A pesar del accidente, padre e hijo llegaron a la prisión de mujeres de Hebei a la mañana siguiente, sólo para enterarse que la señora Chai estaba recluida en aislamiento por no renunciar a Falun Gong, y no se le permitía recibir visitas. Los guardias se negaron a decir cuánto tiempo permanecería en ese lugar
El señor Chuai le contó al guardia sobre el accidente y que Fulin verdaderamente extrañaba a su madre. De hecho, Fulin estaba tan preocupado que lloraba. Luego el padre le preguntó al guardia si le permitían al niño verla. No importó lo que dijo, el guardia se negó a autorizar la visita.
En ese tiempo, ellos no tenían idea que la señora Chai estaba siendo brutalmente torturada por negarse a renunciar a su fe.
Una infancia triste
Desde que era un pequeño, la policía a menudo acosaba a la madre de Fulin y registraba su hogar. No podía recordar cuántas veces ella tuvo que dejar la casa para evitar ser arrestada. Constantemente vivió con miedo a perderla.
Algunas veces, mientras jugaba afuera con otros niños, corría hacia el interior cuando escuchaba las sirenas de la policía y se aferraba a su madre tan fuerte como podía, por miedo a que la policía se la llevara.
Informes previos:
Hebei Woman Serving Second Four-Year Term for Her Faith, Denied Family Visits
Ms. Chai Junxia Arrested for Filing a Criminal Complaint Against Jiang Zemin
Hebei Woman Denied Proper Medical Attention Despite Worrisome Symptoms