(Minghui.org) Cuando era joven, me consentían mucho. Esto no mejoró hasta que llegué a la vejez. Siempre tenía lo que deseaba, y siempre tenía que ganar. Sufría incluso por cosas insignificantes, me sentía completamente miserable. A pesar de que siempre conseguía lo que deseaba, de igual modo pensaba que la vida era injusta y constantemente me quejaba.
Esto fue antes de conocer Falun Dafa.
Después de convertirme en practicante, aprendí a respetar y ser considerada con los demás. Cada vez que surgían conflictos buscaba mis fallas -solo entonces pude experimentar la belleza de una mente abierta y la sensación de poder estar conforme conmigo misma. Mis amigos incluso me comentaron que me he vuelto más alegre, tolerante y comprensiva.
Con la mejora en mi estado mental también llegaron las mejoras en la salud. ¡Me sentí la persona más afortunada en la tierra!
Hace dos años, me atropelló un camión de residuos mientras conducía. Todo el lado derecho y frente del automóvil se deformaron. El otro conductor estaba aterrado y me dijo que llamaría a alguien para que nos ayude.
En ese momento, sabía que si no hubiera sido una practicante de Falun Dafa me habría comportado de otra manera. Recuerdo que el Maestro siempre nos dijo que pongamos a los demás primero. Lo consolé y le dije que mi compañía de seguros lo arreglaría. Sin embargo, cuando llamé a mi agente, me dijo que sólo tenía cobertura de responsabilidad civil.
El conductor parecía un joven honesto que sólo estaba tratando de ganarse la vida. Nuestro accidente bloqueó el camino y algunos automóviles estuvieron esperando. Le dije que teníamos que mover los autos ya que estábamos bloqueando el tráfico. Me insistió para que permaneciéramos allí y esperaba que podamos resolver algo.
Una mujer de mediana edad se acercó y quiso averiguar qué había ocurrido y quién era el responsable. Uno de los conductores de los autos que bloqueamos era un amigo mío. Trató de explicarle que no era mi culpa.
Le dije a la señora: “Sé que el joven es un duro trabajador y no quiso que esto sucediera. Soy una practicante de Falun Dafa; por favor señora, no se preocupe, yo nunca me aprovecharía de él. Si es mucho dinero reparar el automóvil, podemos compartir parte de los costos, pero si no es mucho, yo me ocuparé de ello”.
La señora parecía conmovida.
Ella dijo: "Eres muy amable. El conductor es mi sobrino. Por favor, dígame cuánto gasta en su automóvil”.
Los espectadores también se conmovieron con mi generosidad. Les dije que era solo porque soy una practicante de Falun Dafa.
Llevé mi automóvil a un taller y el valor estimado fue de mil dólares. El dueño de la tienda se sorprendió al enterarse que dejé ir al otro conductor después de que casi destruyó mi auto.
Al dia siguiente, me llamó la tía del conductor. Me contó que su sobrino era huérfano (el conductor) y que ella lo crió, y le consiguió el trabajo de conducir camiones. Le dije que sentía mucha pena por su joven sobrino.
Le dije: “La cantidad que me podría pagar sería de mucha ayuda para mí, pero sería una carga para él. Yo me encargaré del gasto”.
Ella insistió en que pagaría por todo. Lo rechacé porque no hizo nada. Me dijo que había discutido esto con su marido y ambos se dieron cuenta que los practicantes de Falun Dafa eran realmente buenas personas, a pesar de lo que el PCCh diga para difamar la práctica.
Ella me dijo: “Respetamos a usted y a su creencia”.
La verdad era que no podía pagar por el arreglo del automóvil. Hace años mi esposo murió, y tuve que criar a mis dos hijos sola. El más joven todavía estaba en la escuela y apenas podía pagar todos los gastos. No le dije a ninguno de mis hijos sobre el accidente porque no quería que se preocuparan.
Mi hijo mayor estaba en el ejército y sólo venía unas cuantas veces al año. Me llamó para que vaya a recogerlo de la estación de trenes pero mi automóvil todavía estaba en el taller. Tuve que decirle lo que había ocurrido. Estaba muy preocupado y me hizo varias preguntas.
"Estoy bien. Pero el pobre joven estaba aterrorizado y no podía pedirle dinero”, le dije.
Mi hijo guardó silencio.
Más tarde vi que mi hijo había publicado un mensaje con mi foto en su perfil de WeChat. Había un mensaje que decía: "Una madre así es el orgullo de mi vida".
No pude evitar derramar lágrimas.
También vi que mi sobrina respondió al mensaje, diciendo: "¡Le daría 100 veces “me gusta” a este posteo!".
También me envió un mensaje que decía: "¡Tú eres nuestro modelo! ¡Todos queremos ser buenas personas como tú!”.
El automóvil terminó no costando tanto como se estimaba, alrededor de cuatroscientos dólares. Creo que el mecánico se conmovió por mi actitud y trató de ayudarme.