(Minghui.org) Le hablé a un oficial de trafico en mi barrio sobre la persecución a Falun Gong y decidió renunciar al partido comunisa chino y sus organizaciones afiliadas. Después de entender los hechos, estaba muy agradecido a Falun Gong y me protegía abiertamente, muchas veces, mientras estaba en servicio.
Un día, encontré a una mujer esperando que la pasen a buscar. Comencé a hablar con ella y traté de hablarle sobre Falun Gong. Sin embargo, inmediatamente se molestó y me dijo algo malo, en un tono fuerte.
Permanecí en paz con ella. “No estoy tratando de persuadirla sobre nada”, dije. “Solo quiero que sepa sobre la propaganda contra Falun Gong. Como puede saber, Falun Gong cultiva Verdad-Benevolencia-Tolerancia. No es dañino en lo absoluto”.
Se rehusó a escucharme y siguió alzando su voz.
El oficial vino a nosotras y detuvo a la mujer de gritar. “¿Por qué estás peleando?”, preguntó. “¡No hay porque luchar!”.
Él me dijo: “Solo ignorala”.
La mujer se calló.
Otra vez, estaba entregando volantes de Falun Gong. Cuando le ofrecí uno a una mujer que pasaba caminando, lo rechazó y comenzó a gritarme. El mismo oficial estaba cerca de nuevo.
Le dijo a la mujer: “Depende de usted aceptar los materiales o no. Pero ¿por qué gritas a una jubilada así? No te obligó a tomarlo”.
La mujer se puso nerviosa y no dijo nada.