(Minghui.org) Mi madre de 90 años comenzó a practicar Falun Dafa en 1999. Ella decidió unirse a la práctica después de atestiguar cómo me recuperé de enfermedades graves en sólo un mes después de comenzar esta práctica de cultivación.
Solucionando una grave interferencia
Mi madre lo estaba haciendo bien a lo largo de sus años de práctica, hasta agosto de 2016, cuando se sintió un poco incómoda al hacer la meditación sentada. Su cuerpo parecía estar inclinando un poco, pero ella no le prestó mucha atención. Después, sintió dolor en el hueso de la cadera derecha, y su estado empeoró como a las 4:00 a.m. La situación era bastante peculiar, ya que no había caído y tampoco tenía alguna hinchazón. Como el dolor era severo y no se quitaba, mi madre se la pasaba llorando.
Cuando recordó que era una practicante, le pidió ayuda a Shifu.
"Shifu, por favor, ayúdeme. Yo soy una practicante de Falun Dafa y no reconozco ningún arreglo de las viejas fuerzas", dijo.
Temprano, en la mañana, llegó uno de mis hermanos y se la llevó a un consultorio médico.
Mientras salían por la puerta, mi madre recordó que Shifu había dicho:
“Pero si a los Dafa dizi les aparece interferencia tan seria durante la validación del Fa, entonces esto es definitivamente la persecución de las manos negras y fantasmas podridos. Envíen pensamientos rectos para eliminarlos”. (Exponiendo el Fa en la conferencia de estudiantes de la región Asia-Pacífico)
Por tanto, envió pensamientos rectos para negar los arreglos de las viejas fuerzas y le pidió ayuda a Shifu. También miró hacia adentro y se dio cuenta de que había aflojado en su cultivación y tenía los apegos al miedo, al egoísmo y a la búsqueda de comodidad. Así que decidió mejorar su estado de cultivación.
Después de llegar a la clínica, el médico le diagnosticó una fractura de hueso y le recomendó que ingresara a un hospital. En el hospital, un doctor encontró que ella estaba muy bien y que era más saludable que la mayoría de las personas. Así que mi madre volvió a casa sin ningún tratamiento o medicamento.
La vida vuelve a la normalidad
Como vivo a cientos de millas de distancia, no llegué con mi madre hasta que ya había regresado a su casa. Envié pensamientos rectos junto con mi hermana menor, que es también una practicante.
Le recordamos a mi madre lo que dijo Shifu: “Soy dizi de Li Hongzhi, no deseo otros arreglos ni los reconozco” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003) y le recordamos mantenerse lúcida.
Por la noche, el dolor se había reducido significativamente. Ella nos dijo que era una practicante y que no volvería al hospital.
Pasaron varios días y la vida de mi madre volvió a la normalidad. Sin embargo, estaba estreñida, lo que nos preocupó. Intentamos ayudarla y enviamos pensamientos rectos, pero nada funcionó. Más tarde, el problema se resolvió y toda la familia se sintió aliviada.
Cuando hablamos de la tribulación, nos dimos cuenta que necesitamos recordar que somos practicantes y, sin importar lo que pase, debemos buscar nuestros propios apegos.