(Minghui.org) En menos de un mes de practicar Falun Dafa en 1998, mis numerosas enfermedades se fueron, incluidas traqueitis, dolor de espalda, jaquecas y problemas cardíacos. Mi cuerpo se sentía ligero y podía hacer todo tipo de trabajos sin cansarme. Tomé todo ligeramente y me concentré en cultivarme -estudiar los libros de Dafa, hacer los ejercicios, ser una buena persona y mejorar mi carácter.
Fui reclutado ese invierno para trabajar como cocinero en un hogar de ancianos. Había seis residentes de edad avanzada y unos pocos integrantes del equipo. La mayoría del personal se iba después de las comidas y no trabajaba por las noches. Viendo a residentes que no podían cuidarse solos sentía dolor en mi corazón. Decidí vivir en el hogar para así poder cuidar de ellos en la noche.
Dos de los residentes estaban postrados en cama. Cuando traía la cena, los veía sentados en la cama sucia. Los limpiaba y los alimentaba. Cuando regresaba a mi habitación, me sentía disgustado. El olor a heces y orina estaba pegado a mis manos sin importar cuántas veces las lavara. Después de algunos días dejé de notar el olor.
Una mujer se caía frecuentemente cuando salía de su cama. Puse un colchón en el suelo al lado de su cama y me levantaba dos veces en la noche para ver cómo estaba. Algunas veces ella no llegaba al baño y evacuaba en el suelo. Limpiaba y la ponía de nuevo en la cama. Después de que murió, su hija me dio las gracias por ser tan bueno con su madre.
No quería que esas personas pasaran frío en invierno así que les compré pantalones de lana. El director me quiso reembolsar el dinero pero yo me negué.
Cambié de trabajo en 1999 y comencé a trabajar en una empresa de manufactura de toallas. Mientras otros luchaban por otros deberes más deseables, yo aceptaba el trabajo que nadie más quería. Otros me menospreciaron porque era viejo y lento.
Sin importar cómo me trataban, me conducía bajo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia enseñados por Falun Dafa.
Durante mis descansos de la comida iba a contarle a la gente sobre la persecución a Falun Dafa. Si no dejaban comida para mi, simplemente traía algo para comer de casa.
También afilaba tijeras y desatascaba baños durante mis descansos. No acepté más dinero de mi jefe porque era practicante de Falun Dafa y pensaba en las necesidades de otros antes que en las mías. Poco a poco gané el respeto de todo el mundo, incluso el de mi jefe.