(Minghui.org) Cerca de mi casa hay un vendedor callejero. Él grita con una fuerte pero amable voz para llamar la atención de la gente. A pesar de que a veces comenté con otros que su voz es como la de un tenor, nunca hablamos.
Un día, me acerqué a él cuando estaba oscureciendo. Me di cuenta de que no le quedaba mucho, así que le dije que le compraría todo, así podría irse temprano. Le pregunté de dónde venía, y me contestó que era de la ciudad de Changchun.
Le dije que era afortunado, porque esa era la ciudad natal de una gran persona. Me preguntó y le dije que era la del fundador de Falun Dafa.
“Sé de quien estás hablando” me dijo: “Su nombre es Sr. Li Hongzhi. Él ahora vive en los Estados Unidos”.
“En realidad sí. Él es el orgullo de Changchun y el orgullo de China”, le dije.
Le dije que Falun Dafa salvó mi vida. He estado practicando Falun Dafa por más de 20 años. Tengo buena salud y no tomo ninguna medicación. Le conté acerca de las bondades de Dafa y que era practicado alrededor de todo el mundo, pero era perseguido por el partido comunista chino (PCCh).
“Falun Gong es bueno. Jiang Zemin es una mala persona”, dijo.
Me dijo que había leído volantes acerca de la persecución que otros practicantes distribuían. Le pregunté si había renunciado al partido. Me dijo no. Así que lo ayudé a renunciar con un sobrenombre.
Me lo encontré de nuevo en mi camino a casa en diciembre de 2016. Le ofrecí un amuleto de Dafa y él me lo aceptó agradecido.
Señalé los caracteres y dije: “dice: ´Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno´ recuerda esas palabras”.
Gritaba fuerte “¡Falun Dafa es bueno! ¡Falun Dafa es maravilloso!”.
Su voz captaba la atención de otros. Un vendedor de copos de maíz se acercó y me preguntó si podía tener uno también. Le di uno, y brevemente le conté acerca de los hechos de Falun Dafa. Él también renunció al PCCh. Levantó el amuleto y dijo que lo colgaría en su auto.
Los dos hombres seguían gritando “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad- Benevolencia- Tolerancia es bueno!”.
La gente de ambos lados de la calle nos miraban. Le di un amuleto a un vendedor de nabos. El vendedor de Changchun le preguntó al vendedor de nabos: “¿Ha usado la bufanda roja? ¿Se ha unido a la alianza juvenil? ¿Ha renunciado al PCCh?”.
“Muchas gracias”, le dije. “Estas ayudando exhortando a otros a renunciar al PCCh”. Todos reímos.
Una clienta del estand de nabos preguntó si podía tener un amuleto. Le dije que ya se me habían acabado. Estaba desilusionada.
Le pregunté al vendedor de nabos si podía dar el suyo a la clienta y lo reemplazaría la próxima vez que tuviera un poco más. Pero ella no quería renunciar.
Le dije a la clienta que me gustaría ir a su casa y darle un calendario de Dafa en su lugar, si ella quería esperar. Estaba oscureciendo, pero insistió en esperarme a que regresara con su calendario.