(Minghui.org) He practicado Falun Gong al menos por 18 años y quiero contarle a las personas que me he beneficiado enormemente.
Hay diferentes formas de darle a conocer al público sobre la persecución, como antenas parabólicas, a través de las cuales la gente puede observar los programas de televisión de la Nueva Dinastía Tang (NTD). NTD es un medio de comunicación que lleva noticias sin censura a China continental.
Instalar las antenas parabólicas no era un trabajo tan fácil como pensé. Primero tenía que comprar todo lo necesario para hacerlo. Luego había que trasladar los materiales hasta el techo, era agotador y peligroso. Uno también tiene que soportar las condiciones externas.
Soy una pequeña mujer de 50 años, y nunca antes había hecho trabajos pesados. Creo que fue mi deber y honor por lo que participé en esta tarea.
Un día de invierno cubierto de nieve, estaba en la azotea instalando una antena satelital. El techo estaba cubierto de hielo y de repente perdí el equilibrio. Comencé a resbalar hacia el borde. Para mi horror, no había absolutamente nadie que me agarrara. Recordé gritar: “¡Maestro, ayúdame!”. ¡Inmediatamente, una gran mano me tomó y me puso suavemente de nuevo en el techo!
Un día, un compañero practicante y yo compramos materiales para nuestro trabajo, y conocimos a un hombre en la tienda. Se enteró que los estábamos adquiriendo para instalar antenas satelitales y se vio muy interesado. Hizo algunas preguntas referidas a cuántos canales podía recibir y sobre el costo de los materiales y de la instalación. Decidió adquirir el servicio y nos dejó la dirección de su casa.
Varios días después, fuimos a la vivienda. ¡Quedamos impactados, ya que resultó ser el complejo residencial para el personal de prisiones y sus familias! ¡La casa donde debíamos hacer el trabajo era la del alcaide de la prisión! Dije que no debíamos tener miedo y hacer solo nuestra tarea. Todo lo que pensé fue sobre cómo esto le daría a él y a su familia la posibilidad de conocer los hechos sobre Falun Gong.
Un mes más tarde, el alcaide vino a nuestra casa y nos trajo una lista con más de treinta nombres de sus familiares. Todos querían renunciar al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas.
El hombre estaba sumamente agradecido por los hechos que conoció viendo los programas de Falun Gong. También lamentó profundamente haber participado en perseguir a los practicantes. Prometió que nunca volvería a hacerlo.