(Minghui.org) Soy una estudiante de secundaria. Mi padre es practicante de Falun Dafa. Cuando yo era joven, mi padre siempre me hablaba de la belleza y la bondad de Falun Dafa, así que entendí algunos principios sencillos de Falun Dafa y había desarrollado ciertos anhelos por Dafa.
La primavera pasada sentí algunos cambios anormales en mi cuerpo.
Mi dormitorio y aula están en el cuarto piso. Empecé a tener dificultades para subir las escaleras. Pensé que tal vez necesitaba comer más alimentos nutritivos y no le presté mucha importancia.
En mi escuela, tenemos que correr dos vueltas alrededor del patio de la escuela siempre que teníamos largos recesos. Normalmente, eso no era un problema, pero desde mayo, después de la carrera, mis piernas se sentirían débiles. Varias veces, casi me caí.
A medida que los días comenzaron a calentarse, la escuela redujo la carrera a una vuelta. Pero todavía no podía conseguir suficiente resistencia. Muchas veces, necesitaba ánimo e incluso ayuda de mis compañeros para terminar la vuelta.
Comencé a preocuparme un poco, pero todavía no demasiado.
Cuando comenzaron las vacaciones de verano, mi condición empeoró progresivamente. Mis dos piernas se sentían cansadas y pesadas. Si trataba de caminar más rápido, una de mis piernas sólo se doblaba debajo de mí. Eso duró varios días. Estaba llegando a un punto de ruptura.
Finalmente les dije a mis padres. Ellos sólo pensaron que era el calor que me hacía sentir débil y aletargada.
Pasó un mes. El miedo se apoderó de mí y aumentó en el día. Finalmente, mi padre me llevó al hospital, pero en cada prueba el resultado era normal.
Respiré aliviada. Tal vez era realmente mi mente jugándome trucos.
Al final de las vacaciones de verano, descubrí que tenía problemas para masticar, y a veces mis manos no podían levantar una cuchara o pelar una naranja.
En agosto, al final de mis vacaciones de verano regresé a la escuela y mis padres me ayudaron a regresar a mi dormitorio.
Mi padre llevaba unos artículos pesados y parecía volar por las escaleras; las manos de mi madre tampoco estaban vacías y maniobraron los cuatro tramos sin ningún problema aparente; mientras que yo sólo tenía mi bolsa de libros bastante pesada, pero necesitaba sujetarme del pasamanos y jalar mi cuerpo con dificultad paso a paso.
Si era difícil subir, más difícil era bajar. Caí dos veces ese día sin razón aparente.
Cuando bajé a desayunar al día siguiente, encontré mis piernas débiles y temblorosas. También caí varias veces antes de llegar al comedor.
Era lo mismo a la hora del almuerzo. Había muchos compañeros en camino a su comida del mediodía y todos daban testimonio de mis torpes caídas.
Me fui a casa dos días después.
Mis padres me llevaron a un hospital de buena reputación al día siguiente. Con suerte, encontramos a un médico con mucha experiencia. El diagnóstico inicial fue miastenia gravis, una enfermedad autoinmune.
Como una joven de 17 años sin antecedentes de enfermedades, esa noticia era un rayo que venía del campo izquierdo. Nunca hubiera imaginado que mi condición fuera tan seria.
Fui admitida en la sala de neurología al día siguiente. Me realizaron un EEG (electroencefalograma), pero el resultado fue normal. Al día siguiente me extrajeron sangre y recogieron muestras de orina y materia fecal. Entonces se hizo un EMG (examen de electromiografía).
El EMG fue un proceso extremadamente doloroso. El médico, queriendo estar perfectamente seguro, hizo el procedimiento más de una vez.
Además, llamó a otro médico para su confirmación y análisis posterior. Terminaron por darme una tomografía computarizada, la cual contenía el diagnóstico original de miastenia gravis.
Esa misma tarde, me dieron tres infusiones intravenosas.
Según la ciencia médica, las infusiones son bastante perjudiciales para el estómago y no deben administrarse por más de siete días. También tuve que tomar muchos otros medicamentos durante el día.
En el hospital, pasaba mis días comiendo y durmiendo. Mi apetito aumentó exponencialmente pero mi fuerza continuó bajando y sólo podía caminar una distancia muy corta. Entonces experimenté mareos severos.
En mi segundo día en el hospital, mi padre empezó diciendo que tal vez debería pensar en Falun Dafa. Descargó las conferencias del Maestro en mi teléfono celular y me dio una copia de Zhuan Falun.
Sin embargo, en ese momento, aunque estaba dispuesta, no estaba preparada, y el ambiente del hospital no era propicio para estudiar el Fa o para aprender los ejercicios.
Así, después de algunos intercambios con compañeros practicantes, mi padre decidió que tenía que abandonar el hospital tan pronto como pudiera.
Había estado en el hospital durante siete días y había recibido 21 inyecciones intravenosas, pero no había señales de mejoría.
Además de eso, durante siete días seguidos, tuve lapsos de vértigo, algo que nunca había ocurrido antes. Así que mi padre me llevó a casa con una gran cantidad de medicación.
Tan pronto como llegamos a casa, mi padre me dejó escuchar las conferencias del Maestro. Me obligué a terminar de ver las dos primeras conferencias, aunque apenas podía mantener los ojos abiertos.
Estuve en casa durante tres días y no tomé ningún medicamento excepto por algunas tabletas de calcio.
Mi madre estaba molesta porque pensaba que mi padre no me dejaba tomar el medicamento, aunque él nunca me prohibió tomarlos.
De hecho, mi padre me había instado a tomar las tabletas de bromuro de piridostigmina porque éstas no son dañinas para el cuerpo.
Pero yo me había negado. Pensé: "No tomas medicinas cuando estás enferma porque los cultivadores no tienen enfermedad, sino que simplemente están superando las tribulaciones o eliminando el karma. Ahora soy una cultivadora, entonces, ¿por qué tomaría algún medicamento?".
Mi fuerza aún no regresaba. Cuando me senté en una silla y quería levantarme, tenía que usar ambas manos para apoyarme contra los apoyabrazos antes de poder levantarme con mucho esfuerzo.
Mi boca se puso rígida de repente. Ya ni siquiera podía sonreír. Si trataba de sonreír, mi cara se veía fea y distorsionada.
Sin embargo, yo veía dos conferencias de video de maestro cada día, por lo que al quinto día en casa, había terminado las nueve conferencias.
Mi padre estaba impaciente. Él dijo: "Normalmente, en la cuarta conferencia, el cuerpo tendría reacciones".
Le dije: "No tengo reacción y no siento nada. Todavía estoy débil y no tengo energía".
Pero no me sorprendió. Me dije: "¿Cómo puede haber algún cambio cuando mi corazón no estaba en las conferencias? ¿Cómo puede el Maestro hacer algo por mí?".
Después de las cintas de video, tomé el libro Zhuan Falun. Al principio hubo mucha interferencia. Con la ayuda de mi padre, terminé las dos primeras conferencias. Cuando empecé la tercera conferencia, la interferencia fue menor.
Me senté en la posición de loto doble dos días más tarde, tomé Zhuan Falun, y comencé a leer la cuarta conferencia.
En el pasado, había copiado a mi padre y aprendido a sentarme en el doble loto. En ese momento, podía sentarme durante 45 minutos y sólo sentía un poco de dolor.
Ese día, el dolor comenzó temprano y persistió. También era un tipo extraño de dolor. Podía sentir que se concentraba en ciertas áreas. Fue una sensación quemante.
Poco a poco empeoró. Sentí como si me apuñalaran agujas. El dolor llegó, sin parar, ola tras ola. Era casi insoportable.
Mis lágrimas cayeron involuntariamente. Lloré, pero me aferré al libro de Dafa y continué leyendo en voz alta.
Yo estaba en un gran dolor, pero estaba feliz porque mi padre me dijo que era una buena señal. Mostraba que el Maestro estaba comenzando a purificar mi cuerpo.
A partir de ese día, cada vez que hacía los ejercicios, sudaba profusamente.
El primero y el cuarto ejercicio me dieron poco problema, pero el segundo y tercer ejercicio sólo los podía hacer con mucho esfuerzo. Y así, día tras día, continué estudiando Falun Dafa y haciendo los ejercicios.
Después de un tiempo pude hacer todos los ejercicios con facilidad. Y con eso, ¡mi salud fue completamente restaurada!
Mis padres lloraron con emoción y gratitud. ¡Qué milagro increíblemente asombroso!
Cuando regresé a la escuela al día siguiente, yo era una nueva persona. Todo volvió a la normalidad. No tengo más problemas para subir y bajar esos múltiples tramos de escaleras.
Acabo de comenzar la práctica de cultivación y mi entendimiento de Dafa sigue siendo muy superficial, pero en mi corazón sé que soy una persona afortunada que tiene la gran suerte de convertirse en practicante de Falun Dafa.
¡Espero que más y más personas con una relación predestinada puedan entrar a Dafa y abrazar las tremendas bendiciones de esta gran práctica!