(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Gong en 1996. Sigo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia en mi vida diaria, tanto en casa como en el trabajo.
Mi suegra está enferma y débil. Su esposo murió hace muchos años. Las personas cercanas sabían que ella tenía mal genio. Es madre de tres hijos; sin embargo solo quiso vivir conmigo y que la cuide.
Antes de practicar Falun Gong, a menudo teníamos conflictos por temas triviales. Después que comencé la práctica nuestra relación se tronó mucho mejor.
Una vez hicimos en casa bollos de masa. Como no conseguí el relleno de vegetales ya preparado, se enojó mucho, tiró la tabla de cortar y un cuchillo contra el piso. Me maldijo. Yo no dije una palabra, sin embargo, con calma recogí los utensilios. No estaba enojada.
Gradualmente se tranquilizó. Le hablé y la consolé: “Entiendo que pasaste momentos difíciles cuando eras joven. Tuviste que cuidar a tus tres hijos y a tu suegra. Fue difícil manejarlo para ti. Superaste muchas dificultades. Eres una madre comprensiva. Yo soy una practicante de Dafa y pienso primero en los demás. Por favor, dime lo que no estoy haciendo bien. No me enojaré, sino que me esforzaré por hacerlo bien".
Al escuchar esto, sonrió. Mi comprensión y tolerancia resolvieron el conflicto. Ahora tiene una vida feliz y desde entonces rara vez se ha enojado. A menudo recita: “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Sonreía cuando mis vecinos le decían que era muy afortunada de tener una nuera tan agradable.
Soy maestra. Haré lo que mi supervisor me pida. Trabajo duro y hago todo lo posible para terminar las tareas asignadas. En mi escuela, los docentes desean enseñar las materias principales, ya que se pueden obtener ingresos adicionales preparando las lecciones. La administración del establecimiento hace los ajustes pertinentes para el siguiente semestre de acuerdo a las necesidades de enseñanza. A nadie le gusta dejar las materias principales a cursos selectivos. El supervisor me pidió que asumiera la tarea. Rápidamente accedí. Se conmovió y dijo: "Como crees en Falun Gong sabía que estarías de acuerdo". Admiró mi creencia.
Trato a los estudiantes como a mis propios hijos. Como practicante de Falun Gong, nunca acepto sus regalos ni los de sus padres. Siempre estoy lista para ayudarlos y responder sus preguntas. No acepto dinero cuando algunos necesitan preparar las lecciones en mi casa. Algunos padres me enviaron regalos o tarjetas de compras en agradecimiento por mi trabajo adicional. Otros me dieron dinero, pero en seguida lo devolví. Si no es oportuno reintegrarlo personalmente, les escribo una carta y se lo regreso a los padres. Les explico: “Soy practicante de Falun Gong. Nuestro Maestro nos enseña a hacer buenas acciones, mejores personas, pensar primero en los demás y no buscar recompensa”. Ellos entienden y a través de estas acciones llegan a conocer la bondad de la práctica.