(Minghui.org) Tenía una feliz y armoniosa vida familiar. Lo único que me preocupaba era la historia de depresiones mentales que tenía la familia de mi esposo. En 1997, mi hijo experimentó los síntomas y abandonó nuestro hogar sin dejar notificaciones a nadie. Toda mi vida cambió hasta que regresó un par de años después.
En las garras del sentimentalismo humano
Dos años antes de que mi hijo se fuera, dos parientes de mi marido se suicidaron en el mismo año. Ambos trabajaban para el gobierno, y eran reconocidos por ser buenas personas. Uno tenía un bebé y parecía que llevaba una vida familiar feliz.
Sin previo aviso, mi hijo se marchó en 1997. En ese tiempo, justo había comenzado a practicar Falun Dafa. Las acciones de mi hijo resultaron en grandes tribulaciones mentales, y tuve que guardarme las penas, porque mi esposo fue diagnosticado con embolia cerebral.
Estaba preocupada por la reputación de mi familia, y sobre cómo esto podía afectar la vida de mis hijos y nietos. Los apegos humanos me tenían en sus garras y sentía desesperación.
De inmediato incremente mi estudio del Fa, lo que me ayudó a entender que los practicantes deben dejar ir sus apegos. Comprendí que estaba atascada en el apego al sentimentalismo, y que tenía que soltarlo gradualmente. Esto logró calmarme.
Sin embargo, no renuncié a querer encontrar a mi hijo. Le decía en mi mente que estaría allí para él y que no tomara una decisión equivocada. El miedo por él siempre me acompañaba, y siempre que sonaba el teléfono mi corazón daba un salto, porque no sabía qué noticia iba a recibir.
Eliminando apegos
Mientras estudiaba el Fa intensamente, entendí que los apegos están formados por varias capas de sustancias. Después de quitar muchas de ellas, el núcleo aún me tenía agarrada.
Pasaba un tiempo emocionada, y luego me deprimía cuando escuchaba alguna información sobre él. Pero siempre recordaba que era una cultivadora y necesitaba trabajar sobre mis apegos.
En un sueño experimenté un dilema que me impidió seguir adelante. Una promesa me sacó de la inercia. Cuando desperté, reflexioné sobre el sueño y finalmente concluí que tenía que abandonar el apego por mi hijo. Con esto también entendí que mi hijo regresaría una vez que soltara.
Bendecido por Dafa
En efecto, mi hijo regresó a casa. Dijo que mientras veía un programa de televisión que calumniaba a Dafa, contó a otros que “Dafa es bueno, y el programa dice mentiras. Mi madre practica Dafa y ella se recuperó de todas sus enfermedades”.
Después de que escuché esto, supe que fue bendecido gracias a que había aclarado la verdad sobre Dafa.
Dijo que mientras fue indigente, siempre llevaba consigo dos frascos con pastillas para dormir. Cuando no podía soportar el dolor y trataba de tomar las pastillas, recordaba que cometer suicidio era un pecado.
“Mamá”, dijo: “Los tiempos difíciles ya terminaron. Mañana volveré al trabajo”.
Todos fueron testigos de su regreso y recuperación de la depresión. Mi hija y cuñado se volvieron practicantes, y mi cuñada reparte materiales de información de Dafa.