(Minghui.org) El pasado mes de octubre, intenté acceder por 'Internet' a la Caja Postal de Ahorros, pero me fallaba la conexión. Así que me apersoné en la oficina. Resultó que mientras le explicaba mi problema a la directora de la entidad bancaria, advertí que había carteles difamanndo a Falun Dafa -también llamado Falun Gong- expuestos en el tablón de anuncios.
Sabía que había sido nombrada recientemente directora de esta oficina y como me parecía una persona amable, le empecé a hablar sobre Falun Gong. Le conté que esta disciplina espiritual se puede practicar con total libertad en cualquier lugar del planeta excepto en China. También le expliqué, que los practicantes transmiten y comparten lo maravillosa que es esta práctica además de revelar los verdaderos hechos de la persecución en ciudades de todo el mundo. Solo en China, los practicantes estaban siendo arrestados arbitrariamente y condenados a prisión, por poner al descubierto esta brutal e injusta persecución, que ya duraba 18 años.
Quiso conocer toda la verdad. Me confió que antes de 1999, su madre también había practicado Falun Gong y que incluso ella misma había leído Zhuan Falun. Le pregunté si iba a permitir que aquellos carteles siguieran exhibiéndose en su oficina. Declaró que ni siquiera los había visto hasta que se los mencioné. Le pedí que retirara los carteles y después los quemara, y aceptó.
Además la ayudé a renunciar al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas. Le expliqué que su banco sería bendecido porque había defendido el buen nombre de Falun Gong. Me lo agradeció.
Un día que nevaba, salí a aclarar la verdad sobre Falun Gong a la gente, junto con otra practicante. Nos encontramos con una joven, con la cual entablamos una conversación cordial.
Nos contó que tenía 13 años, y que acababa de salir de su clase de fin de semana.
Hablamos tranquilamente un rato, hasta que le indiqué que, hoy en día, en el mundo estaban ocurriendo muchas calamidades. Le sugerí que podría evitarlas si renunciaba a los 'jóvenes pioneros', una de las organizaciones del PCCh, para niños. También hablamos sobre la falsa auto-inmolación en la plaza de Tiananmen, y de como había sido todo planeado minuciosamente para que la gente se volviera en contra de Falun Gong.
Se quedó fuertemente impactada, pero se alegró de conocer la verdad. Sus ojos reflejaban una pureza virginal, y escuchó atentamente cada una de mis palabras cuando le hablé sobre los principios de Falun Gong: Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Le expliqué que lo mejor sería comportarse siempre como una persona amable, honesta y paciente, y que no debía competir con los demás.
Aceptó renunciar a los 'jóvenes pioneros' antes de continuar su camino. ¡Me alegré tanto por ella!