(Minghui.org) Cuando en 2015 fui arrestada y llevada a un centro de detención por demandar al exdictador comunista Jiang Zemin, me encontré con otra practicante. Ella era una maestra de escuela primaria que tendría más o menos mi edad, y había perdido su trabajo como consecuencia de la persecución que el partido comunista chino (PCCh) está llevando a cabo contra Falun Dafa.
Noté que su expresión era siempre pacífica y tranquila, sonreía donde quiera que la veía. Le pregunté por qué siempre tenía una sonrisa. Dijo que no lo sabía. También mencionó que una vez mientras estaba detenida un agente de policía le hizo la misma pregunta.
Pensé y reflexioné sobre lo que reflejaba mi rostro. Mi expresión facial le daba a la gente la impresión de que tenía frío o incluso a veces parecía hostil. No me di cuenta de esto hasta que observé la expresión de otra practicante. Ya habían pasado dos años desde entonces, y sin embargo seguía pareciendo fría y rígida. Necesitaba mirar hacia dentro para encontrar la razón.
¿Por qué la gente me percibía como infeliz? Me dije que necesitaba verme más pacífica y compasiva. Me miré en el espejo para practicar e intenté sonreír. Pero mi sonrisa era dura y falsa.
¿Qué me impedía sonreír de forma natural? Recordé que estaba muy feliz todos los días cuando empecé a practicar Falun Dafa. Me gustaba dormir hasta bien entrada la mañana. Pero después de comenzar a practicar Falun Dafa, podía levantarme muy temprano para hacer los ejercicios. Cuando hacía la meditación sentada, me dolían las piernas, pero estaba feliz y llena de alegría.
¿Por qué no estaba sonriendo después de cultivarme durante 20 años? Me pregunté en repetidas ocasiones después de mirar hacia adentro. Finalmente me di cuenta de que era el miedo a ser perseguida, mi resentimiento hacia los funcionarios del partido comunista chino (PCCh) y los agentes de policía que perseguían a los practicantes, además de mi mentalidad competitiva.
Cuando me detuvieron ilegalmente, tuvo un gran impacto en mi familia, especialmente en mi anciana madre. Después de eso, siempre me preocupé de que mi madre no volviera a ser lastimada nuevamente. Además, me preocupaba que mi hija fuera perseguida, especialmente cuando iba sola al campo por la noche para distribuir materiales de aclaración de la verdad. No dejé de lado mi sentimentalismo hacia mi madre o mi hija.
También encontré el temor a ser nuevamente perseguida, mi egoísmo, y especialmente mis nociones de no creer completamente en Shifu y en el Fa y olvidarme que era una practicante de Dafa. Con tantas nociones humanas, ¿cómo podría ser alegre y feliz?
Hace poco vi a muchos oficiales de policía por todas partes en el 19.º congreso nacional del PCCh y eso me molestó. No los odiaba, pero realmente sí odiaba a Jiang Zemin, el exlíder del PCCh que lanzó la persecución contra Falun Dafa. No fue hasta que empecé a escribir este artículo, que me di cuenta de que este resentimiento había estado profundamente escondido durante mucho tiempo y que sigue siendo muy intenso.
Cuando tengo resentimiento, éste nubla mi razón. A veces en casa, cuando no estaba de acuerdo con algunas de las cosas que hacía mi hija, a menudo sentía resentimiento hacia ella. Como practicante no debo tener ningún apego al resentimiento en absoluto.
Después de ser liberada del centro de detención, me sentí un poco avergonzada al ver a mis compañeros nuevamente. Esto era por el apego de perseguir la fama. Todavía veía la detención desde un punto de vista común, en lugar de usar el estándar de un practicante para medirme. Todavía no creía firmemente en Shifu y en el Fa y no me estaba cultivando de acuerdo con el estándar de Dafa.
En resumen, el sentimentalismo que tenía hacia mi madre y mi hija, la búsqueda de la fama, el resentimiento y la mentalidad competitiva, todos estos apegos estaban entrelazados protegiendo mi egoísmo.
El Maestro nos ha enseñado:
“Dejar emerger la compasión y benevolencia del corazón y presentar una expresión de bondad y serenidad en el rostro” (Vía de la Gran Perfección).
Constantemente me pregunté por qué no tenía esta compasión. Sin embargo simplemente me detuve ahí y nunca miré hacia adentro. Todavía guardaba mi egoísmo basado en los principios del viejo cosmos y no cultivaba la compasión.
Después de encontrar todos estos apegos, sentí que mi corazón era más ligero y que mi benevolencia se había expandido. Cuando envié pensamientos rectos, me sentí muy tranquila y sonreía sin sentirme rígida y fría. Aunque no podía ver mi cara, sabía que la expresión de mi rostro tenía un aspecto pacífico.
El Maestro dijo:
"…la apariencia surge de la mente" (Enseñando el Fa en la reunión de La Gran Época).
Quiero ser una verdadera practicante de Dafa y tener en mi rostro una expresión de paz y alegría para que otras personas puedan ver y sentir la grandeza de los practicantes de Falun Dafa.