(Minghui.org) Ya han transcurrido 18 años desde que el partido comunista chino (PCCh) lanzó la brutal persecución a Falun Gong. Sin embargo, los practicantes no han abandonado su fe, a pesar del riesgo a ser perseguidos. Ante su pacífico comportamiento y habiendo conocido los hechos sobre esta práctica de cultivación, más y más personas los apoyan y protegen.
Cuando estaba en un taller mecánico para que reparen mi motocicleta, conocí a un joven hombre. Comencé a hablarle sobre Falun Gong y la persecución.
La esposa del dueño del lugar observó preocupada y dijo: “¡Te animas a hablarle a todos sobre Falun Gong! ¿Sabes que él es oficial de policía?”.
Le respondí con una sonrisa: “Los policías están en peligro siendo responsables de las tareas asignadas por los funcionarios del PCCh mientras persigan a los practicantes. Sus futuros están en juego”.
Y continué: “Joven compañero, no persigas a los practicantes de Falun Gong. Falun Gong es Fo Fa, y enseña a la gente a ser buena. Siguen los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Solo son perseguidos en China”.
El joven respondió: “Muchos practican Falun Gong en nuestro país. Sé que todos son buenas personas”.
Cuando le pregunté si había renunciado al PCCh, manifestó: “Falun Gong es bueno y todos los saben, pero el PCCh paga mi salario”.
Quise estar seguro que había entendido la verdadera situación en China, y le dije: “En todo el mundo, los contribuyentes observan de cerca las acciones que realizan los funcionarios de sus gobiernos, solo el partido asegura que cuida de sus ciudadanos. El PCCh no trabaja la tierra, ¿cómo puede cuidar de ti? El dinero que toma es nuestro dinero. Le pertenece a la gente”.
Luego le pedí que renuncie al partido, y estuvo de acuerdo.
Algunos practicantes fueron reportados por gente de distintas aldeas cuando aclaraban la verdad sobre Falun Gong. Por esto, la policía local llamó al guardia de seguridad de nuestra localidad.
Este negó que esos practicantes fueran de nuestra ciudad, y la policía dejó de acosarlos.
El guardia le manifestó a uno de los practicantes: “Dile a tus compañeros que tengan cuidado cuando salen. Esta vez logré que la policía no venga a molestarlos”.
Antes del 19.° congreso nacional de este año, los funcionarios de la división de seguridad nacional local vinieron a nuestra aldea y quisieron hablar con los practicantes.
Este guardia los detuvo, y los invitó a una comida. La pagó de su bolsillo para evitar que los acosaran.
Un día el guardia de seguridad me contó: “Sabes por qué no me uno al partido comunista. Porque sé que es corrupto. La razón por la que tomé este trabajo de seguridad es porque quiero que tu aldea esté a salvo. Me aseguro que nadie arreste a los practicantes, porque sé que todos ustedes son buena gente. Llevo haciendo este trabajo por más de diez años. Nunca he arrestado o amenazado a ninguno”.
“Estás haciendo un gran trabajo”, le expresé. “Serás recompensado por esto, estoy seguro que tendrás un futuro brillante”.