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Fahui de China | Rechazando la persecución al estar detenido y enfrentar una sentencia a prisión

Nov. 19, 2017 |   Por un practicante en China

(Minghui.org) Tengo casi 80 años. Me gustaría compartir mi experiencia de rechazar firmemente la persecución desde que fui enviado a un centro de lavado de cerebro por mi fe en Falun Dafa en abril del año 2014.

Aclarando mi mente

La situación en el centro de lavado de cerebro era muy cruel y mi mente no estaba clara. Intenté recitar las enseñanzas de Falun Dafa que había memorizado, pero no podía recordar ninguna. Luego, recordé los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. “Bueno, al menos puedo recitar Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”, pensé. Así que me senté en meditación y comencé a repetir esas palabras.

Fue más fácil decirlo que hacerlo, ya que todo tipo de pensamientos entraron en mi mente, y me distraje fácilmente. Luego recordé las palabras de Shifu en Zhuan Falun: “No importa qué fo, qué dao, qué deidad o qué demonio sea, que ninguno piense que podrá mover mi corazón”. Así que me decidí a seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y nada más.

Gradualmente, mi cuerpo se volvió cálido y cómodo, como si fuera la única persona en este mundo. Ya no me sentía incómodo donde estaba, porque todavía llevaba conmigo los principios que atesoro.

Mientras mi mente se fue aclarando, decidí recitar el Fa. En Escrituras esenciales para mayor avance (II), Shifu dijo “El Fa puede revelar todos los apegos, el Fa puede erradicar todas las perversidades, el Fa puede exponer y eliminar todas las mentiras y el Fa puede fortalecer los pensamientos rectos”. Así que comencé a repetir cualquier oración que pudiera recordar, desde Hong Yin y Escrituras esenciales para mayor avance, hasta Zhuan Falun. Pasé la mayor parte del tiempo recitando el Fa en aquel momento.

Mirando hacia adentro

Luego de recordar los principios del Fa, comencé a pensar sobre los apegos y las brechas que habían llevado a mi detención.

La primera era falta de cultivación sólida. De alguna forma había aplicado mi entendimiento humano sobre responsabilidad, calidez, lealtad, y otras cosas, a la cultivación. “Falun Dafa es tan recto, y Shifu es grandioso. ¿Cómo puedo no permanecer leal?”, pensé. Así que pasaba la mayor parte de mi tiempo en proyectos de Dafa. Pero pasaba poco tiempo considerando cómo comportarme de acuerdo a los principios del Fa para mejorar mi mente y corazón.

La segunda era el ego. Siempre que alguien, incluyendo a otros practicantes, me alababa, me sentía feliz. El apego a la exultación también inflaba mi ego. Solía tomar decisiones y no aceptar críticas.

La tercera era el apego a la comodidad y al qing. Una practicante que tenía casi 50 años me contactó en el año 2013, y la ayudé a encontrar un trabajo y un lugar para quedarse. Luego, mi esposa tuvo síntomas de enfermedad. Esta practicante solía venir después del trabajo, enviaba pensamientos rectos, y regresaba a su casa. Mi esposa y yo pensamos que era demasiado complicado para ella y la invitamos a que se quedara en nuestra casa.

Esta practicante tenía buen entendimiento del Fa y buen temperamento. Cocinaba muy bien y mantenía la casa limpia tanto dentro como por fuera. También tenía buen nivel de educación, así que era muy buena produciendo materiales de Dafa. Nos gustaba tenerla cerca, y nos dimos cuenta que no podíamos vivir sin ella. Ya que no teníamos una hija, la tratábamos a ella como si fuera nuestra hija. Luego, renunció a su trabajo y se mudó a nuestra casa a trabajar a tiempo completo para nosotros encargándose de la casa y de las comidas.

Allí fue cuando las cosas se desencaminaron. Con el pasar del tiempo, comenzó a surgir el asunto del qing y la lujuria. Mi esposa y yo nos dimos cuenta de esto, así que intensificamos el estudio del Fa y leímos artículos de Minghui para ayudarme a purificar mis pensamientos. En la superficie, nuestra vida, cultivación, y hacer las tres cosas continuaba como de costumbre. Pero mientras esa practicante vivía con nosotros, el demonio de la lujuria se alojaba en mi mente. Al final llevó a mi arresto.

Al mirar atrás, me di cuenta de que lo que estaba haciendo era como sumergirme en una cloaca y pensar que podría librarme del mal olor. ¿Cómo puede ser esto posible?

Enviando pensamientos rectos

Al identificar estas tres brechas, me decidí a enviar pensamientos rectos para eliminarlas. Desde ese momento, comencé a enviar pensamientos rectos además de recitar el Fa.

En  Alcanzando la perfección y completando el gong, Hong Yin, Shifu dijo:

"Eliminar mediante la cultivación fama, interés material y qing,
ascender al firmamento después de la perfección,
mirando al mundo con compasión,
recién despierta de la ilusión".

Un día después de recitar este poema, de repente descubrí que mi dimensión era muy maravillosa. También tenía compasión y misericordia hacia los oficiales en el centro de lavado de cerebro, porque estaban haciéndose daño con esas malas acciones. Traté a todos con benevolencia, incluyendo a los guardias, presos, y miembros del personal de limpieza. A ellos les gustaba hablar conmigo. A veces, algunas moscas venían a acosarme y las mataba con un matamoscas. Me sentía mal y le decía a las moscas en mi mente: “Hay suficiente espacio en esta celda. Pueden jugar por ahí, pero por favor no me acosen”. Desde ese entonces, curiosamente, ninguna mosca me volvió a molestar.

Acercándome al procurador de mi caso

Dos meses después tuve síntomas de enfermedad y me liberaron para tratamiento médico. Con dos meses de recitar el Fa y enviar pensamientos rectos, mi mente se limpió. Sé que fue la benevolencia de Shifu que disolvió mis pensamientos negativos, ego y apego a la lujuria.

Mi caso fue enviado a la procuraduría de la ciudad y mi esposa y yo decidimos ir a contarles la verdad sobre Falun Dafa. El fiscal era una señora joven. Luego que nos saludamos, le conté que la práctica me dio una buena salud física y mejoró mi carácter moral. “Estamos aquí hoy para ayudarle a entender lo que es Falun Dafa y responder cualquier pregunta que usted pueda tener”, le dije.

Comenzamos a charlar y me contó que había procesado muchos casos, entre ellos de matones, ladrones, engaño, prostitución y sobornos. Le agradecí por mantener el orden en la sociedad y le pregunté: “¿Ha manejado casos relacionados a practicantes de Falun Dafa?”.

Sacudió la cabeza diciendo que esta era su primera vez. Le pregunté por qué intentaría hacer un juicio en mi contra si no le he causado daño alguno a la sociedad. “Me baso en el artículo 300 de la ley penal”, dijo con seguridad. “Serás acusado por enviar esos mensajes de texto a la gente”.

Entonces le expliqué cómo el exlíder comunista Jiang Zemin había abusado del sistema legal para reprimir a Falun Dafa. “Muchos practicantes y yo nos hemos beneficiado de Falun Dafa. El mensaje que envié: 'Falun Dafa es bueno', es verdadero y no hace daño a la sociedad de ninguna manera. Además, apoyar a los inocentes trae bendiciones: es algo atesorado en la cultura tradicional china. No hay nada de malo en ello”, le dije. Ella escuchó en silencio sin decir nada.

Le conté que ayudar al partido comunista a lastimar a practicantes inocentes no le haría bien a nadie. “Además, el artículo 300 de la ley penal es muy vago y no especifica detalles. Si nos encontramos en la corte, le preguntaría cómo exactamente yo violé la ley y cómo eso dañó la sociedad”, le dije. “Además, el nuevo sistema requiere que los oficiales del gobierno sean responsables por los casos que procesan en su vida. Muchas personas han participado en la persecución y han recibido las consecuencias que eso conlleva. ¿Quieres tú ser uno de ellos?”, le pregunté. Pensó silenciosamente sobre mis palabras.

Le conté de casos recientes reportados en Minghui sobre cómo algunos oficiales podían usar su autoridad para ayudar a practicantes. Al ver esperanza y alivio en sus ojos, le conté sobre cómo los practicantes fueron dañados por la propaganda de odio y severamente torturados y abusados. “¿Sabía usted que los guardias le quitaban la ropa a las practicantes femeninas y las electrocutaban en todo el cuerpo? Además, los oficiales en el campo de trabajo forzado de Masanjia ponían a las practicantes en las mismas celdas donde alojaban criminales. ¿Puede imaginar lo terrible que fue para ellas?”, le dije con lágrimas en los ojos.

Me ofreció un pañuelo. No dijo nada por largo tiempo. Cuando me fui, me ayudó a pararme y me dijo: “Por favor cuidese. Ahora lo entiendo”.

Poco después, el caso fue asignado a otra persona.

Rechazando el veredicto

Al mirar adentro sobre por qué el problema no se había resuelto completamente, me di cuenta de que necesitaba oponerme completamente a esta persecución. Además, esta era también una oportunidad para mejorar y salvar seres conscientes. Así que mi esposa y yo visitamos el departamento de policía, el buró de justicia, la corte, y el comité de asuntos políticos y legales. También escribimos muchas cartas y enviamos materiales informativos a estas agencias.

Hubo cuatro juicios en mi caso. La oficina 610 despachó a un gran número de policías y bloqueó el tráfico durante las sesiones. En vez de sentirme intimidado, consideré estas pruebas como oportunidades para contar a la gente sobre los hechos de Falun Dafa. Le expliqué a los jueces y otros oficiales que no violé ley alguna y que el artículo 300 de la ley penal no aplica. “Es Jiang Zemin y sus seguidores quienes han cometido acciones ilegales y persiguen a gente inocente”, dije.

El veredicto inicial decía que sería sentenciado a cinco años en prisión. Cuando un oficial me pidió que lo firmara, escribí: “El veredicto es inválido” y firmé el documento. En mi mente, sé que mi camino es arreglado por Shifu y por nadie más.

Continué contactando a varias agencias del gobierno para contarles que Falun Dafa es bueno y que la persecución está mal. Seis meses después el segundo veredicto llegó y se mantuvo la sentencia inicial. Llamé al juez encargado y le dije que el veredicto no tenía bases y que no lo podía aceptar.

Luego de quedarme en casa de un practicante por unos cuantos días, salí nuevamente a contarle a la gente sobre los beneficios que Falun Dafa me ha traído a mí y a la sociedad. He estado haciéndolo desde ese entonces.