(Minghui.org) Dos jóvenes practicantes de mi equipo de clarificación de la verdad, las Sras. Zhao y Chen, comenzaron a hacer llamadas telefónicas en 2014 para contarle a la gente sobre la persecución. ¡Con este desempeño han tenido mucho éxito! Yo no tenía un teléfono móvil y siempre pensé que era solo para las generaciones jóvenes. Un día, la Sra. Zhao me entregó su teléfono y dijo que podría intentarlo. Estaba nerviosa y no supe qué decir, así que no lo hice bien. Me animó diciendo que simplemente tenía que hablar como si alguien estuviera de pie frente a mí.
Lo volví a intentar cuando la Sra. Zhao me entregó su teléfono mientras estábamos juntas bajo la lluvia. Pude ayudar a una persona a renunciar al partido comunista chino (PCCh). Me sentí más segura, ¡había hecho un progreso!
Decidí que podría aprender a usar un teléfono móvil para ayudar a la gente a renunciar al PCCh. La Sra. Chen me consiguió un teléfono y me enseñó cómo utilizarlo. Escribí los pasos, practiqué repetidamente y un día lo aprendí. La Sra. Chen me ayudó pacientemente cuando tuve alguna duda o complicación.
Este teléfono móvil se convirtió en mi herramienta del Fa. Lo llevaba a todas partes conmigo y así, en cada rato libre, pude hacer llamadas. Unos cuantos practicantes sexagenarios vieron la seguridad con la que utilizaba mi teléfono y también decidieron utilizar uno.
Cultivando Ren, tolerancia
Durante los años estudiando el Fa he aprendido que: “Difícil de soportar, se puede soportar” (Zhuan Falun).
Cuando comencé a hacer llamadas telefónicas me di cuenta de que no tenía un buen entendimiento de “tolerancia”.
Una vez, una persona a la que llamé comenzó a insultarme.
El Maestro dijo: “Hemos dicho que siendo una persona que refina gong, hay que llegar a no devolver el golpe ni los insultos, hay que exigirse con un estándar alto” (Zhuan Falun).
No pude soportarlo. Mi mentalidad de competición estalló y me enojé con la persona. Comprendí después que me había comportado como una persona común. Cuando volvió a pasar no peleé de nuevo.
El Maestro dijo: “Solo el aguantar completamente sin ningún odio ni queja alguna es el Ren de un cultivador” (Qué es Ren, Escrituras esenciales para mayor avance).
Pero en el fondo seguía sintiéndome molesta. Estaba aguantando con resentimiento. Después de algunos encuentros más, comprendí que ni estudiaba bien el Fa ni me cultivaba bien. Como practicante de Dafa, estoy asumiendo la responsabilidad de ayudar a salvar gente. Las personas a las que llego son aquellas que tienen relaciones predestinadas conmigo.
En la siguiente oportunidad, cuando un hombre joven comenzó a insultarme, pude permanecer en calma. Cuando finalmente se detuvo le conté que había llegado a él porque teníamos una relación predestinada.
Entonces le pregunté: “¿Eres un criminal? ¿Has robado o dañado a alguien?”.
“No, por supuesto que no. Eso iría en contra de mi conciencia”, dijo él.
"Entonces tú eres un buen hombre. ¿Sabías que Falun Dafa es bueno? ¿Qué Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno? Si renuncias al PCCh tendrás un buen futuro".
Se calmó y se disculpó por ser tan descortés. Finalmente se retiró del PCCh.
Superando el miedo
Después de que aprendí a usar mi teléfono móvil para clarificar los hechos descubrí que había algo más interfiriéndome. Era el miedo. Cuando era exitosa tenía el sentimiento de haber conseguido un gran logro y me emocionaba. Cuando me encontré con retos sentí miedo.
Una tarde de invierno hice una llamada que me aterrorizó. Alguien del otro lado dijo: “Esto es un departamento de policía. Voy a arrestarla”. Rápidamente apagué mi teléfono.
Escuché a otros practicantes compartir sobre cómo se enfrentaron a hablar con la policía. Me di cuenta de que estaba flaqueando. Cuando estudié el Fa, comprendí que quienes están siguiendo las órdenes del exjefe del PCCh Jiang Zemin para perseguir a los practicantes de Falun Gong, como la gente de la policía, la fiscalía o el sistema judicial, también son víctimas y merecen ser salvadas.
Después de llegar a ese entendimiento me sentí determinada. No volví a tener miedo cuando fui amenazada de nuevo. En otra ocasión un policía me amenazó diciéndome: “Espere ahí, estoy yendo a detenerla”.
Le dije tranquilamente: “Entiendo que usted trabaja duro, pero también necesita cuidar de su salud. Solamente si está bien puede cuidar de sus padres y de su familia. Estará bien si renuncia al PCCh. Recuerde: 'Falun Dafa es Bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno'”.
Obtuve su atención así que continué: "Es una persona inteligente, puede distinguir lo bueno de lo malo. Es una atrocidad que Jiang Zemin haya ordenado la persecución a Falun Gong e instigado la sustracción forzada de órganos a practicantes. Más de 200.000 personas lo han demandado usando sus verdaderos nombres".
“Sus cómplices, como Zhou Yongkang, Bo Xilai y Li Dongsheng, han sido llevados ante la justicia. Sus días están contados y él también será llevado ante la justicia. El gobierno actual responsabiliza a las personas por sus crímenes. Espero que trate a los practicantes con amabilidad”. Colgó su teléfono solo después de escuchar lo que tenía que decir.
Esa llamada cambió mi mentalidad. Sentí que esos policías habían cometido maldades solo porque fueron engañados.
Ahora puedo hablar tranquila y compasivamente cuando converso con policías que me han amenazado. Ellos normalmente cambian su actitud y escuchan todo lo que tengo que decir. Cuando termino, normalmente están de acuerdo con renunciar al PCCh.
Este esfuerzo se ha ido expandiendo. La Sra Zhao ha estado ocupándose de buscar los números de teléfono de los comités de asuntos legales y políticos, las oficinas 610, estaciones de policía, fiscalías, prisiones y centros de detención. Cuando hemos terminado de llamar a los números locales comenzamos a llamar a otras ciudades. Hemos estado avanzando en el camino para salvar tanta gente como sea posible.
Somos nueve en nuestro equipo de aclaración de la verdad y hemos estado trabajando bien e intercambiando todos juntos para ayudarnos a mejorar como un solo cuerpo. Nos recordamos la importancia de cultivarnos sólidamente para sellar nuestras brechas y ser dignos de la gracia salvadora del Maestro.
¡Gracias, Maestro!