(Minghui.org) Hace algunos años, mientras leía libros de Falun Dafa mi puerta se sacudió. Pensé que era mi hijo y lo ignoré. Se detuvo y luego tembló nuevamente. Al preguntar que sucedía, mi esposo me dijo que personal de la oficina de apelaciones estaba afuera.
Cuando abrí la puerta, vi al secretario del partido del pueblo y le pregunté qué pasaba. Entonces, dos personas más de esa oficina aparecieron y también les consulté qué necesitaban.
Uno de ellos parecía tener dolor de estómago y me pidió pasar al baño. Cuando salió, trató de tomar una fotografía y le dije que se detuviera; que había sido una mala idea venir a mi casa. De repente, nuevamente, se sintió con ganas de vomitar.
Entonces le manifesté: “El que se sienta mal es una advertencia. Algo malo le podría suceder, a menos que se disculpe ante el Fundador de Falun Dafa por participar en la persecución y declare su renuncia al partido comunista chino. Confíe en mí, se lo digo por su bien”.
Me pidió que lo ayudara a retirarse del PCCh, y le comenté que tenía que escribir una declaración. Después que el secretario del partido le dio lápiz y papel, redactó su renuncia. Además dejó asentado: “Todo lo malo que dije sobre Falun Dafa es nulo y sin valor. Creo que Falun Dafa es bueno”, y firmó con su nombre verdadero.
Después del escrito, su estómago ya estaba bien. Y expresó: “Soy muy afortunado de estar hoy aquí. ¡Falun Dafa es bueno!”.
Luego, el otro funcionario también renunció al partido. Pidió un amuleto y contó: “Me lo colocaré en el cuello”. Le dije que me había quedado sin amuletos, pero que le daría materiales de Dafa. Me solicitó billetes escritos con aclaración de la verdad sobre Dafa. Como no tenía, manifestó que regresaría por algunos.
Les expresé entonces que ya no acosaran a los practicantes, de otro modo las declaraciones que hicieron no tendrían valor. Asintió con la cabeza y dijo: “Entendí”. Según algunos practicantes, ya no ha acosado a ninguno más.