(Minghui.org) Durante mi último estudio del Fa, noté que mi Zhuan Falun pesaba más de lo habitual cuando lo tomaba en mis manos o lo depositaba en mi regazo (porque no estaba estudiando concentrado, no estaba mostrando el debido respeto al Fa). A veces no le doy a las cosas la importancia que se merecen, y aun cuando sé que algo no funciona bien, no me tomo el tiempo necesario para buscar las causas.
Todos los días cumplía con mis obligaciones y hacia las tres cosas cuidadosamente. Pero empecé a sentir algunas molestias en el brazo izquierdo, que después se extendieron también al brazo derecho. Aunque lo encontré sumamente extraño, le resté importancia. No comprendí que se trataba de algo serio hasta que pasó algún tiempo.
Entonces tuve un sueño. Pude ver cómo el Maestro prendió en mi ropa un distintivo que se caía a pedazos. Al colocarlo, las palabras: “Dafa dizi” se desprendieron. En ese momento, me desperté sobresaltado y comprendí que mi problema era grave. Así me lo estaba indicando el Maestro. Comencé a enviar pensamientos rectos para eliminar la interferencia de mis brazos, pero mi estado no mejoró en nada, sentía que la situación empeoraba. Dos semanas después dicha situación incluso empezó a afectar a mi práctica, y me sentía incapaz de cargar ningún peso.
Empecé a estudiar el Fa con un corazón sincero.
El Maestro enseñó:
“El xiulian genuino requiere cultivarse hacia dentro del corazón, cultivarse hacia el interior, buscar hacia el interior; no hay búsqueda externa” (Zhuan Falun).
Miré hacia dentro con la esperanza de descubrir si había cometido algún error en los últimos meses pero no encontré nada. Pensaba que me había estado cultivando diligentemente. Con los suministros que compraba, hacía materiales de aclaración de la verdad por las noches para repartirlos durante el día. Hablaba con las personas, cara a cara, para persuadirlas y que renunciaran al partido comunista chino (PCCh). También suministraba materiales a otros practicantes. Mis acciones eran acordes al Fa. Incluso consideraba que lo había hecho mejor que algunos otros practicantes.
Pero eran precisamente este tipo de pensamientos los que me estaban generando problemas. De hecho, me llevó algún tiempo reconocerlo.
Durante los días siguientes, además de hacer las tres cosas, intenté tranquilizarme al estudiar el Fa, y dejar de pensar en que tenía problemas. A pesar de que enviaba pensamientos rectos para limpiarme, me resultaba difícil concentrarme y acababa adormeciéndome. Comprendí la magnitud de mi problema y decidí superarlo.
El Maestro dijo:
“El Fa puede revelar todos los apegos, el Fa puede erradicar todas las perversidades, el Fa puede exponer y eliminar todas las mentiras y el Fa puede fortalecer los pensamientos rectos” (Eliminen la interferencia, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).
Sabía que solo el Fa podía ayudarme a abandonar mis apegos.
Así que me senté en la posición de loto y, sosteniendo el libro en mis manos, leí el Fa en voz alta, palabra por palabra. El sonido de mi voz me sorprendió. No me gustaba nada como sonaba aquella voz. Supe que era el resultado de mis apegos, pero dejé de prestarle atención y seguí leyendo, leyendo y leyendo. Cuando leía la Segunda Lección mi voz se volvió ronca y me entró sed. Mis corazones humanos estaban interfiriéndome. Me pedían que me detuviera un momento, que descansara y tomara un poco de agua. Pero no me consideré una persona común, sino que pensé en que era un Dafa dizi y que el Maestro había purificado mi cuerpo. Cuando empezaba la Tercera Lección, de repente, pude escuchar mi voz con claridad, se había vuelto cordial y suave. Continué leyendo hasta finalizar la Cuarta Lección.
El Fa abrió mi sabiduría y pude observar capas y capas de principios del Fa.
Finalmente, conseguí encontrar el motivo de mis molestias físicas. Una practicante advirtió una protuberancia en mi cuello hace algunos meses. Le comenté que solía padecer una enfermedad conocida como “cuello ancho” antes de empezar a practicar Falun Dafa. No sé por qué le conté esto, porque realmente no la había vuelto a padecer desde entonces, pero en cuanto lo dije, la protuberancia tomó protagonismo y se quedó en mi cuello para siempre.
Para empeorar la situación, no se me ocurrió otra cosa que leer un artículo que explicaba cómo las manzanas cocidas pueden sanar la dolencia del llamado “cuello ancho”. Así que lo afronté como si se tratara de una enfermedad y me mediqué con manzanas. Según mi entendimiento, lo que me causaba las molestias en los brazos, era que mis pensamientos no eran rectos.
El Maestro nos explicó:
“Un día él conectó el detector de mentiras a una planta y luego pensó: «¿Qué experimento hago? Voy a quemar sus hojas con fuego y ver qué reacción tiene». Con solo este pensamiento y aun antes de quemar, esa aguja electrónica dibujó velozmente un tipo de curva, una que solo puede dibujar cuando una persona grita pidiendo auxilio por su vida. Este tipo de gongneng suprasensorial que en el pasado se llamaba telepatía mental es una capacidad potencial e innata del hombre” (Zhuan Falun).
Una planta reacciona al percibir los pensamientos de una persona. Los pensamientos de un practicante pueden sentirlos las plantas y otras entidades. Cuando considero al ye o a las interferencias como enfermedades, ¿no las estoy convirtiendo en enfermedades? Pero en realidad, no eran enfermedades sino una oportunidad para mejorarme. Estaba desperdiciando los arreglos del Maestro. Mis pensamientos generaban la enfermedad. Cuando comprendí esto, mi mente se aclaró y mis ojos brillaron con luz propia. Noté que mi cuerpo estaba siendo purificado.
A través del estudio del Fa encontré otros apegos como la ostentación, un “ego” inflado, la complacencia, la autovalidación… También descubrí mi afición a irme a los extremos o el apego a hacer cosas. Había considerado estudiar el Fa y hacer los ejercicios como si fueran un trabajo. A pesar de que completaba mi trabajo cada día, mi mente no estaba en el Fa. No alcanzaba a percibir los significados internos del Fa. Por eso mi xinxing había caído hasta el nivel de una persona común, y por supuesto las personas comunes tienen que enfermarse. Por lo tanto tenía que soportar ese malestar físico.
El Maestro enunció:
“Una vez que tu corazón se mueve, puedes ser interferido y tu gong puede resultar desarreglado; con frecuencia ocurre así” (Zhuan Falun).
Si quiero permanecer inmovible ante los sentimientos humanos, necesito estudiar más el Fa, estudiarlo de corazón, y abandonar mis apegos durante la cultivación.
Ahora, cuando estudio el Fa, me gusta sentarme en la posición del loto y sostener el libro en mis manos. Ya no lo siento pesado. Mis brazos han recuperado su estado normal. Los libros de Dafa encierran significados profundos e inmensos, y guían nuestra cultivación. Seguiré al Maestro y regresaré a mi verdadero hogar. ¡Gracias Maestro!
Por favor, señalen cualquier cosa inapropiada.