(Minghui.org) Soy un practicante de Falun Dafa de la provincia de Liaoning. Durante los últimos años, los practicantes de nuestra región han formado un grupo muy unido, y muchos dieron un paso adelante para aclarar los hechos. Al entregar material informativo sobre Falun Dafa en la calle, nos hemos dado cuenta que casi todas las personas saben que tendrán un buen futuro si renuncian al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas.
A finales del 2015, algunos practicantes de nuestra región comenzaron a recorrer las zonas rurales periféricas, donde no había practicantes de Dafa, para decirle a la gente la verdad sobre Dafa y la persecución.
Caminamos de una aldea a otra, de puerta a puerta, hablando con la gente sobre Falun Dafa y encontramos que muchos estaban ansiosos por escuchar.
Hablamos con un hombre en una granja. Al principio, no nos creyó cuando le clarificamos los hechos sobre la persecución, pero pronto cambió de opinión, después de que hablamos por un rato.
Él dijo: "No es fácil para ustedes que vayan de puerta a puerta en un día caluroso. Por favor, tengan cuidado, ya que hay todo tipo de gente por aquí. ¿Qué harán si son reportados a las autoridades? Yo les aconsejo que escojan unas pocas casas, hablen sobre Dafa y luego que se vayan a sus casas".
"Gracias por su preocupación", le respondí, "pero tenemos que contarles los hechos a todos, para que puedan escapar de las futuras calamidades. Tenemos que ir de puerta a puerta para que los demás sepan que Falun Dafa es agraviado, y que el PCCh está dañando a las personas al impedirles saber que Dafa es bueno".
Él agradeció nuestros esfuerzos y se despidió, diciendo: "¡Que tengan buena suerte! Están trabajando muy duro".
Llegamos a otra casa y la gente con la que hablamos abarcaba tres generaciones. Parecían bastante divididos, ya que un grupo de personas estaba muy contento de escuchar información acerca de Dafa, mientras que cuatro personas estaban jugando mahjong y no querían escuchar. Una señora mayor, que era la dueña de la casa, nos pidió que nos fuéramos, diciendo que no querían escucharnos.
Mientras estábamos saliendo, le dije a otro practicante que no podíamos irnos y dejarlos creer las mentiras del PCCh. Así que volvimos y le dije a la dueña: "No nos podemos ir antes de contarles la verdad de los hechos. Por favor, escúchenos para que todos se puedan escapar de la calamidad que se está acercando".
La señora nos permitió hablar, de mala gana. Después de escucharnos por un tiempo, tres de ellos renunciaron al partido. Otro dijo que no se había unido al PCCh ni a otra de sus organizaciones. Le pedí que recuerde que "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!".
Una persona dijo: "Su organización es muy grande. Les ha de haber pagado mucho para hacer esto".
Le respondí: "Nosotros no tenemos ninguna organización y nadie nos ha pagado nada para hacer esto".
No podía creerlo y replicó: "¿No les dio alguien dinero para los gastos de viaje y para los materiales?".
Le dije: "He estado practicando Falun Dafa durante 18 años. En todo este tiempo, no he tomado ningún medicamento y no tuve la necesidad de ver a ningún médico. Esto me ha ahorrado mucho dinero. Hago esto por el deseo de ayudar a la gente a entender la verdad sobre Dafa y para que tenga un buen futuro".
Después de escuchar mi explicación, asintió con la cabeza en un gesto de comprensión.
Un día, llegamos a la casa de una pareja de ancianos. Estaban muy interesados en lo que les teníamos que decir. Les pedí que reciten sinceramente "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!" y ambos estuvieron de acuerdo.
Me di cuenta de que estaban escuchando música, así que me ofrecí regresar con canciones de Falun Dafa.
Al día siguiente estaba lloviendo, pero de todas formas fui a su casa y les di una cinta con una colección de canciones de Dafa.
Al verlos tan contentos, pensé en mi interior: "Mientras pueden ser salvados, vale la pena, sin importar cuánto tenemos que sacrificar".
Un día, hablamos con un hombre mayor, que parecía estar mal de salud. Le dije: "El PCCh ha matado a mucha gente en sus movimientos políticos, como la Revolución Cultural y la masacre de Tiananmen. Ahora está persiguiendo a los practicantes de Falun Dafa. Cuando Dios castigará al PCCh, sus miembros no se podrán salvar. Así que no queremos que la gente sea enterrada con él".
Otro practicante le sugirió que usara un alias para renunciar al partido.
Él asintió con lágrimas corriendo por sus mejillas: "¡Muchas gracias!”.
Muchos practicantes fueron acosados y detenidos durante ese tiempo, pero persistimos en ir al campo para salvar a la gente.
Una vez, llegamos a un pueblo y nos dividimos en dos grupos. Cuando llegó el momento de irnos, llamamos a dos practicantes del otro grupo, pero ninguno contestó el teléfono.
Después, contactamos a un practicante para que viniera a recogernos. Recorrimos el pueblo para buscar al otro grupo, pero no lo pudimos encontrar.
Cuando volvimos, fui directamente a las casas de los practicantes que faltaban. Resultó que habían sido detenidos ese día.
Informamos a otros practicantes de nuestra zona y les pedimos enviar pensamientos rectos. Algunos de nosotros fueron a la estación de policía para pedir que liberen a los practicantes. Llegamos a casa muy tarde.
Al día siguiente, intercambiamos sobre la situación. Miramos hacia adentro y buscamos nuestros apegos. Luego, nos preparamos para ir a la zona rural como de costumbre.
No mucho después, nos enteramos que dos de los seis practicantes detenidos ya habían sido liberados y que uno logró escapar. Otro fue liberado después de un examen médico, y los dos practicantes que quedaban fueron puestos en libertad dos días más tarde.
Al ayudar a salvar personas de las zonas rurales con nuestros esfuerzos de aclaración de la verdad, hemos eliminado muchos apegos, incluyendo el miedo, no tolerar la crítica y la competitividad. Muchos de nosotros también hemos encontrado que ahora tenemos más compasión que competitividad y más amabilidad que resentimiento.
Estamos tratando de aprovechar todas las oportunidades para salvar a la gente. En cualquier circunstancia, ponemos la salvación de la gente en primer lugar.