(Minghui.org) He practicado Falun Dafa por 20 años y experimenté la inmensidad y profundidad de Falun Dafa. He obtenido una nueva vida.
Sufrimiento aparentemente interminable
Nací en 1996 y mi madre falleció cuando yo tenía 3 años de edad. Mi abuela luego se hizo cargo de mí y de mi hermano. Ella favorecía mi hermano, a menudo salía con ella, dejándome sola en casa. Me encerraba en la casa con nuestro perro por horas. Estaba muy asustada.
Mi padre se volvió a casar cuando yo tenía 6 años. Él y su nueva esposa no se llevaban bien y peleaban casi todos los días. Me quedé fuera del camino y desarrollé una personalidad tímida.
Crecí y me gradué en la universidad. Llegué a ser profesora, me casé y por fin fui feliz. Sin embargo, la alegría no duró mucho. Mi padre y mi madrastra, tuvieron una gran discusión y se fue de casa. Estaba a punto de dar a luz y contaba con ella para ayudarme. No tenía nadie para cuidarme o cuidar mi bebé. Mi bebé lloraba mucho y no podía dormir lo suficiente. Me diagnosticaron enfermedades de piel y ginecológicas, con una tremenda picazón. Luego tuve artritis reumatoide y fue muy incómodo. Caí en la depresión.
Intenté varios tratamientos, incluido el qigong. Nada me ayudó.
Descubriendo la verdadera alegría
Uno de mis colegas había estaba leyendo Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa a comienzos de 1996. Me prestó el libro, y luego de leer algunas páginas, me sentí feliz. Ella me dijo que los practicantes locales estaban mirando las lecciones de video de Falun Dafa cada noche. Me invitó a unirme y me dijo que debía enseñarme los ejercicios.
Comencé a practicar Falun Dafa el 28 de abril de 1996. Todas mis enfermedades desaparecieron. Mi piel siguió con picazón por algún tiempo, pero sabía que estaba siendo purificada y mejoré rápidamente. Estaba tan feliz.
Mi estándar moral también mejoró. Solía aceptar dinero y regalos de los padres o estudiantes, y alardeaba un poco con mis colegas. Incluso me sentía molesta cuando sentía que no me dieron suficiente.
Desde que estudio Falun Dafa, aprendí los principios de pérdida y ganancia. Si aceptaba alguna cosa que no me pertenecía, perdería de. Comencé a rechazar el dinero y los regalos. Inicialmente, los padres no entendían por qué había cambiado y estaban preocupados por cómo trataría a sus hijos. Les expliqué que Falun Dafa requiere que sea considerada y desinteresada. A menudo dictaba clases gratis los fines de semana. Los padres estaban agradecidos.
Intenté hacer lo mejor posible mi trabajo y ayudar a mis colegas. Ayudé a los miembros del equipo con cualquier cosa que ellos necesitaban que los asista. Se sintieron agradecidos y les gustaba trabajar conmigo.
En casa, cuidé bien a mis suegros, y me dijeron que era como su propia hija.
Le enseñé a mi hijo los principios de Falun Dafa y comenzó a leer Zhuan Falun cuando estaba en la escuela secundaria. En las vacaciones leía una lección de Zhuan Falun antes de comenzar a hacer su tarea. Memorizó dos poemas de Hong Yin antes de ir a dormir cada noche.
Él sigue los principios de Falun Dafa en la escuela y en casa. Ayuda a sus compañeros de clase con sus estudios. Fue uno de los mejores estudiantes en su escuela primaria y fue admitido en una de las mejores escuelas en nuestra provincia.