(Minghui.org) Una vez escribí un artículo y le pedí a otra practicante que me ayude a editarlo. Ella me dijo que lo escrito estaba mal porque reflejaba la cultura del partido.
Me sugirió que leyera los libros titulados 9 Comentarios sobre el Partico Comunista y Desintegrando al Comunismo.
Le respondí gritando: “¿Que hay con que las dos miremos primero hacia adentro?”. Ella se detuvo en el momento.
Cuando estuve en casa y me calmé, pensé que debía tomar la sugerencia y leer los libros. Resultó que lo que había escrito, en realidad, sí tenía bastante de la cultura del partido.
Descubrí que tenía una mentalidad de competencia y disfrutaba de ser astuto y mentir. Realmente aprecié la recomendación de la practicante, pero ¿por qué le respondí de forma tan brusca?
Comprendí que siempre que alguien me señalaba algún problema, no lo reconocía en absoluto, y en su lugar rechazaba las sugerencias.
Aunque no me molestaba ni trataba de encontrar una excusa para justificarme, le devolvía la pregunta a la persona. Esto provenía del profundo apego de no querer ser criticado.
Me pregunté: “¿Por qué no quiero ser criticado por otros?”. La razón por la que los otros practicantes me hacían sugerencias era para ayudarme a mejorar. Así es como también nos cultivamos.
Si ni siquiera puedo ver los problemas, ¿cómo puedo cultivarme? Si no me cultivo sólidamente y no quiero enfrentar los problemas, ¿no significa que me niego a mejorar, a elevarme y a regresar a casa con el Maestro?
Si no miro hacia adentro y suelto los apegos, mi nivel no se elevará y estaré retenido por mis nociones.
Además, ¿De dónde se origina el apego a no querer ser criticado? La naturaleza de uno es ser tolerante y compasivo. En la cultivación, necesitamos retornar a nuestro ser original, a nuestro ser verdadero y desplegar por completo su naturaleza.
Por lo tanto, un cultivador necesita tomar las críticas. Necesitamos eliminar esas nociones posnatales como ser sensibles, no querer ser criticados, ser obstinados y mirar hacia afuera.
La cultivación en Dafa apunta directamente al corazón. Cuando otros señalan mis problemas en un intercambio, bien puede tratarse que esa iluminación provenga del Maestro. Si no quiero aceptarlo, ¿qué más podría pasar? O si no quiero escuchar al Maestro ni eliminar mis problemas, ¿cómo podría llegar feliz al final?
Las viejas fuerzas podrían utilizar esto como una oportunidad para hacerme alejar del Fa más y más. Las viejas fuerzas solo quieren cambiar a otros, no a sí mismas. Y si yo tampoco quiero cambiarme, ¿cuál es mi diferencia con las viejas fuerzas?
El Maestro dijo:
“¡Asegúrense de prestar atención! A partir de ahora, quien no pueda aceptar una crítica no está siendo diligente, quien no pueda aceptar críticas no está mostrando el estado de un cultivador, al menos en este asunto. (Aplausos) Si alguien aún no puede pasar esta prueba, les digo que está en una situación muy peligrosa, porque para un cultivador ésta es la cosa más fundamental, es lo primero en la lista de cosas para eliminar, y tiene que ser eliminado. Si no te deshaces de eso, no alcanzarás la perfección. No permitan que se convierta en gente común haciendo el trabajo de Dafa dizi. Tú quieres alcanzar la perfección, no buena fortuna”.
“Algunas personas se han vuelto como fósforos –un toque y se encienden. Ellos son como minas terrestres –un paso y detonan. “Tú no puedes criticarme. No puedo aceptar ninguna crítica”. Ellos ya no escuchan ninguna expresión de desaprobación o desacuerdo, sea que se hizo con buena o mala voluntad, intencional o sin intención; ellos rechazan todo terminantemente, y mucho menos se examinan a sí mismos. Se ha vuelto muy grave. No los estoy culpando, pero desde ahora todos deben prestar atención a esto. Deben llegar al punto en el que son capaces de aceptar las críticas, sin importar de quién vengan. Si es verdad, te corriges, y si no, prestas atención. Si puedes permanecer sereno cuando te critican o regañan, estás mejorando”. (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles)
El apego de no querer ser criticado se puede manifestar de múltiples formas, por ejemplo: enojarse fácilmente, desafiar a otros diciendo “mejor mírate a tí mismo”, encontrar excusas e ignorar las sugerencias de otros.
En nuestra cultivación, necesitamos eliminar el hábito de enojaros y en su lugar mirar hacia adentro en más profundidad.
A veces, unas simples palabras inocentes pueden exponer nuestros apegos ocultos y escurridizas nociones. Debemos mirar hacia dentro de forma seria e incondicional, escarbar en la causa y solucionar los problemas desde la raíz; solo eliminándolos de forma seria, podrán ser removidos por completo.