(Minghui.org) El partido comunista chino (PCCh), bajo la dirección personal de su ex jefe Jiang Zemin, inició una violenta campaña en contra de Falun Gong el 20 de julio de 1999. Desde entonces, los practicantes de Falun Gong han sido arrestados sistemáticamente, encarcelados, forzados a someterse a lavado de cerebro, torturados, e incluso asesinados por sus órganos.
Jiang estableció un departamento de seguridad conocida como la "oficina 610" para llevar a cabo sus órdenes en contra de Falun Gong. La unidad está fuera de toda restricción de la ley y tiene poder por sobre las acciones policiales y todo el sistema judicial para llevar a cabo las directivas de Jiang: “arruinar su reputación, cortar sus recursos financieros, y destruirlos físicamente”.
La oficina 610 y los agentes del gobierno del PCCh que trabajan bajo sus órdenes han usado medidas extremas para aniquilar a los practicantes de Falun Gong durante los últimos 17 años.
“Arruinar su reputación”
El PCCh creó todo tipo de mentiras para demonizar a Falun Gong y a los practicantes. Esto movilizó al régimen a controlar los medios de comunicación, más de 2.000 periódicos, 1.000 revistas, cientos de estaciones de TV y radio, así como innumerables sitios web para promover esta propaganda y contaminar las mentes de las personas. Los chinos que no saben nada sobre Falun Gong no tienen otro camino para aprender sobre Falun Gong excepto desde los medios de comunicación controlados por el régimen.
El PCCh fomentó asambleas y conferencias en todos los niveles del régimen y poder judicial a través de China. Todos los departamentos y organismos están incluidos. Instituciones, corporaciones, escuelas, los militares, asociaciones de vecinos, hasta pueblos pequeños muestran cómo derribar la práctica. En esta asamblea el PCCh criticó públicamente a Falun Gong y a los practicantes. Los practicantes de Falun Gong también son forzados a levantarse y criticar públicamente a otros practicantes como una manera de mostrar su lealtad al PCCh.
El PCCh ha creado un ambiente horrible en toda China. Soldados armados y la policía custodian las principales vías de conexión a Beijing. Guardias en vehículos blindados establecieron puestos de control en las estaciones de ferrocarril, puertos y aeropuertos. Obligan a los pasajeros a maldecir a Falun Gong y al fundador de Falun Gong después pueden pasar a través de los puestos de control. Algunos lugares incluso obligan a las personas a pisar el retrato del fundador de Falun Gong.
El PCCh extiende su programa fuera de China, también. Los consulados chinos alrededor del mundo controlan las organizaciones chinas en el extranjero para incitar el odio.
Los practicantes de Falun Gong que eran funcionarios de alto rango fueron degradados independientemente de su rendimiento en el trabajo.
Los familiares de los practicantes están afectados negativamente. No pueden asistir a la universidad, ser ascendidos en el trabajo o unirse a las fuerzas armadas incluso si se reúnen todos los requisitos y tener las credenciales.
‘Cortar sus recursos financieros’
Los practicantes de Falun Gong son despedidos de su trabajo si se niegan a renunciar a su fe. El régimen chino establece barreras que hacen que sea casi imposible para los empleadores oir a los practicantes de Falun Gong.
Todos los ciudadanos chinos deben llevar una identificación. Las identificaciones de los practicantes de Falun Gong son confiscadas y sin este documento, los practicantes no pueden encontrar trabajo o viajar fuera de sus pueblos para buscar trabajo.
La policía y otros agentes de la ley extorsionan dinero de los practicantes y sus familias. También reciben un beneficio cuando arrestan un practicante de Falun Gong.
En el campo, las granjas de los practicantes son confiscadas incluso aunque tienen un contrato legal de su propiedad con el municipio local.
En la ciudad, algunas casas de practicantes son saqueadas. Les retiran sus pensiones a los practicantes jubilados. Algunos no tienen otra opción más que vender comida casera en la calle para llegar a fin de mes.
Los permisos de los negocios son suspendidos si se niegan a renunciar a su fe en Falun Gong. Son forzados a cerrar sus negocios e ir a la quiebra.
‘Destruirlos físicamente’
Libertad personal restringida
Los practicantes son perseguidos donde quiera que van y sometidos a interrogatorios y detención ilegales.
Los practicantes son arrestados y sentenciados a prisión si se reúnen con otros practicantes en una casa o comparten sus materiales con otros. Los últimos cálculos son que más de un millón de practicantes han sido arrestados y enviados a centros de detención, prisión o a campos de trabajo forzado en los últimos 17 años.
Los gobiernos locales requieren de todos sus departamentos y asociaciones de vecinos para enviar a un cierto número de practicantes a centros de lavados de cerebro. Si los centros de lavado de cerebro fallan en forzar a bastantes practicantes a renunciar a su fe, los practicantes son trasladados a los campos de trabajo.
Castigos corporales y torturas
Los practicantes son brutalmente torturados si no dan a sus torturadores los nombres de otros practicantes. Los más brutales métodos de torturas que los agentes gubernamentales usan en los practicantes son descargas con picanas eléctricas, golpes y latigazos. Se estima que miles de practicantes han muerto a causa de la tortura.
En invierno los practicantes son forzados a estar descalzos en la nieve. Se les ordena llevar troncos hasta un punto y luego volver. Algunos son forzados a llevar un orinal en sus cabezas por largos periodos. Algunos pueden ser encerrados en celdas mohosas y sin ventanas. Las celdas no tienen baños y los practicantes son forzados a defecar en el suelo.
Si los practicantes se declaran en huelga de hambre para protestar por la persecución ilegal y brutal tortura, son sometidos a alimentación forzada. Muchos mueren de esta forma.
Los practicantes son forzados a realizar, sin paga, intenso labor por 14 a 15 horas diariamente. Algunos practicantes pierden sus uñas después de trabajar duro durante horas de persistente trabajo forzado, algunos brazos de los practicantes quedan paralizados y algunos han muerto en los campos de trabajo.
Salvajes ataques sexuales, inyecciones de veneno y encierros en los hospitales mentales
Los agentes del PCCh utilizan ataques sexuales contra los practicantes de Falun Gong en maneras increíbles. Los ataques sexuales más notorios tomaron parte en el campo de trabajo de Masanjia. Los guardias de los campos despojaron a 18 mujeres de su ropa y las pusieron en las celdas con los hombres, donde fueron violadas por bandas. Más de diez murieron por los ataques y muchas de las que sobrevivieron perdieron su cordura.
Los agentes del PCCh inyectan drogas venenosas a los practicantes para matarlos. Muchos mueren, algunos pierden sus memorias y los otros quedan mentalmente desorientados.
Sustrayendo órganos humanos de personas vivas
Una fuente importante de trasplantes de órganos realizados en los hospitales militares son practicantes de Falun Gong involuntarios. Se estima que decenas de miles de prisioneros de conciencia de Falun Gong han sido asesinados para suministrar el lucrativo comercio de China de órganos humanos.
De acuerdo con la Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong (WOIPFG por sus siglas en inglés) las órdenes de remover órganos de practicantes vivos vino directamente de Jiang Zemin, quien era el ex presidente del comité militar chino. Todos los niveles de los militares chinos -el hospital general de ejército chino, el personal del hospital general militar, los siete hospitales militares del PCCh, cuatro hospitales afiliados de la universidad de medicina militar, y la mayor parte de los hospitales de la policía armada- han participado en esta atrocidad.
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