(Minghui.org) La leyenda cuenta que las puertas de muchos paraísos se encuentran en China. Jin Keji, un coreano que vivió durante el siglo IX, viajó a China y obtuvo la primera calificación en el examen imperial. Sin embargo, en lugar de convertirse en un funcionario de alto rango de la corte, su verdadera vocación lo llevó a las montañas de Zhongnan, donde completó la cultivación taoísta y ascendió al cielo.
Eligiendo la propia vida: la cultivación en lugar de una carrera promisoria
Jin era de Silla, uno de los Tres Reinos Coreanos. Viajó a China como erudito invitado durante la Dinastía Tang. Apuesto y noble, siguió los principios taoístas y era muy disciplinado. Tuvo una vida sencilla y meditó con regularidad.
Era muy instruido y estaba muy bien informado. Su escritura era elegante y clara. A pesar que obtuvo el primer lugar en el examen imperial, renunció a la oportunidad de convertirse en funcionario de la corte y se trasladó a un pequeño refugio en el valle Ziwu de las Montañas Zhongnan.
Sembró muchas plantas desconocidas en el jardín donde meditó. Leyó Dao Te Ching, un texto fundamental tanto para los practicantes filósofos y taoístas religiosos; como también literatura que exponía los principios taoístas.
Como cultivador, era amable con todos y nunca rechazó a nadie que necesitara ayuda.
Después de tres años enfocado en la cultivación, sintió nostalgia y visitó su ciudad natal. Cuando regresó a China cambió de atuendo, vistió una túnica taoísta y regresó a las Montañas Zhongnan.
Alcanzando la perfección
Durante el reinado del emperador Xuanzong, Jin envió una carta al gobernante, en la que afirmó: "Recibí un edicto emitido por el Emperador de Jade de los Cielos. Me asignaron el rol de un funcionario en su corte real. Subiré a los cielos el 25 de febrero".
Esta carta despertó el interés del emperador. Por lo tanto, sus sirvientes le entregaron otra en la que le pedía a Jin que visite el palacio. Sin embargo, no aceptó la oferta. El emperador entonces le envió regalos: seis criados, cuatro mujeres y dos varones; incienso, especias, oro y seda.
Jin se mantuvo apartado de los sirvientes y se quedó la mayor parte del tiempo en su habitación. Sin embargo, todas las noches, estos oían invitados hablando y riendo en el cuarto. Cuando miraron a través de las ventanas, vieron doncellas celestiales y funcionarios de la corte real del Emperador de Jade cabalgando sobre dragones y aves fénix. También había muchos guardianes celestiales. Todos eran muy respetuosos. Los criados no se atrevieron a molestar.
El 25 de febrero fue un hermoso día de primavera con flores por doquier. Nubes de colores se reunieron en el cielo, con grullas, cisnes blancos y aves fénix dando vueltas a su alrededor. Acompañado por la música de los cielos, un carro voló a la morada del joven. Con muchos seres divinos y funcionarios celestiales mirando, Jin subió al carruaje y lentamente ascendió al cielo.